Síntesis Filosófica Basada En La Existencia Del Hombre Según Sartre.

Síntesis filosófica basada en la existencia del hombre según Sartre.

“En un café”

El reloj marcó la hora cero y todo comenzó, las horas pasaron y con el tiempo el reloj volvió a marcar la hora cero y todo terminó. Inició como una niña ignorante, pero el tiempo le enseñaría muchas cosas. Sentada en una silla tomándose una taza de café, consciente de que nunca fue, ni es, ni será eterna, cierto día se dijo:

He venido de la nada, hoy estoy en este mundo donde sé que hay algo, en el futuro terminaré en la nada y desapareceré para siempre. No me di cuenta cuando comencé, ni me daré cuenta cuándo terminaré, pero sé que antes de haber comenzado estuve en la nada y después de haber terminado estaré en la nada.

Sartre tiene mucho que decir sobre quién soy, aceptaré cualquier concepto que él exprese sobre mí. Según él “la existencia precede a la esencia” ; se está refiriendo a mí, yo soy la Existencia que está en todo ser humano. Todo hombre comienza en mí, es decir, por existir ya que fuera de mí, estaría en la nada. Además, quiero decir que no estoy sola en el hombre, también está la Esencia, somos amigas y juntas realizamos el hombre que Sartre afirma.

Hace algún tiempo le pregunté a Esencia ¿Sientes envidia porque Sartre dijo que yo soy anterior a ti? Ella me dijo; no, despreocúpate amiga Existencia, ten presente que Sartre no es el único que se refirió a nosotras. También, hay otros grandes filósofos que lo hicieron y dijeron lo contrario de Sartre. ¿Recuerdas que ellos afirmaban que la esencia precedía a la existencia? Yo le respondí; sí lo recuerdo, ellos decían que tú eras primero que yo. Sabes Esencia ¿te das cuenta de que los filósofos se contradicen? Y me respondió; sí es verdad y todo lo definen según sea su forma de pensar.

Quiero decirte Esencia que me gusta dialogar contigo, siento que el tiempo se va rápido porque cada tema que discutimos es de interés para las dos. Pero no olvides que en está ocasión lo más importante es discutir sobre lo que Sartre dijo de nosotras.

Esencia tomó la palabra y me dijo: tienes razón amiga Existencia, para empezar me gustaría que dijeras ¿Cuál es tu papel en la vida del hombre? Yo gustosamente le dije: claro que sí, no hay ningún problema. Pues verás Esencia, mi función es hacer que el hombre tenga presencia visible y ocupe un lugar y un espacio en este mundo. Además retomo lo que Sartre dijo: “todo hombre comienza por existir” yo soy el principio de todo hombre. Por eso, pienso que él comienza en una hora cero, el reloj del tiempo marca muchas horas y al final vuelve a marcar nuevamente la hora cero. Me refiero a que el hombre comienza por existir cuando nace, posteriormente en el recorrido de la vida adquiere la inteligencia que lo hace ser diferente a las cosas y animales que lo rodean. En esta etapa por medio de los actos que realiza, tiene la misión de construirse a sí mismo para llegar a ser un verdadero hombre. Al final llega la muerte de la cual no puede escapar, entonces, el hombre desaparece para siempre y todo lo que hizo en su vida ya no le sirve a él, sino a los que aún siguen viviendo. Por tanto, esencia tristemente te digo que soy temporal y no eterna.

Esencia quedaba asombrada y pensaba en lo que yo le decía, luégo intervino y me dijo: realmente eres sorprendente y te felicito porque siempre estás presente en el hombre. Te contaré cuál es mi función en la vida del hombre; según Sartre: “yo soy el resultado de lo que el hombre va siendo por medio los actos que realiza a cada instante”.3 El hombre en cada momento se está construyendo a sí mismo y, en ese momento, es cuando mi participación se vuelve dinámica.

En realidad podemos decir que todo hombre llega a ser algo porque nos posee en todo momento, por nosotras está en el mundo. Pero, ¿Crees Existencia que somos las únicas en el hombre según Sartre? Pues no creo, dijo Existencia: si profundizamos sobre qué o quién es el hombre en Sartre, conoceremos a otros amigos que forman parte de su vida.

Con aquel diálogo de Existencia y Esencia pasaron las primeras horas de ese día joven y radiante. Existencia comenzaba a dejar la infancia y la adolescencia le llegaba, el tiempo se iba y venía a cada instante. Ella era consciente de que según el pensamiento de Sartre solo iba a estar una vez en este mundo, por eso, se interesó en conocer a otros personajes que cumplían una función en la vida del hombre. Entre tantos comentarios que hizo junto a Esencia, se dio cuenta de que no eran las únicas que estaban en el hombre de quien Sartre trataba.

Existencia tomando la palabra dijo a Esencia: como ya nos hemos dado cuenta de que no somos las únicas en la vida del hombre, qué te parece si invitamos a los demás personajes para que profundicemos acerca del mismo. Esencia respondió: bien, creo que es una buena idea y el lugar apropiado para la reunión es el que café que esta situado en la ciudad. Hay que tener en cuanta que el “Padre Troisfontaines llama a Sartre el hombre del café porque la mayoría de sus obras las escribe en la atmósfera del humo del cigarrillo y el olor a café. Además porque siempre visitaba a diario el café parisiense y es allí donde se encuentra a sus amigos y discípulos para discutir temas sobre la existencia del hombre” . Por eso te digo Existencia, el lugar más apropiado es el café para que hagamos honor a Sartre. Pero hay que invitarlos lo más pronto posible porque recuerda que el tiempo perdido nadie lo recupera.

Fue así como las inseparables amigas invitaron a todos aquellos personajes que muy gustosamente aceptaron dicha invitación. Comenzaron a llegar uno por uno; cada cual tenía sus características propias que los diferenciaban de los demás. Todos reflejaban un rostro juvenil el cual daba la expectativa de que la reunión iba a ser muy interesante. Llegado el momento comenzaron y Existencia dijo:

Los hemos invitado a esta reunión a discutir, qué es el hombre y cuál es el papel que realizamos dentro de su interior.

De pronto una voz femenina dijo: ustedes han escogido un tema muy importante la existencia del hombre. Todos se preguntaron: ¿Quién habla? Unos decían: ¡es una niña! Otros afirmaban: ¡es una joven! Y los demás dijeron: ¡es una señora o una anciana! La voz femenina les era desconocida pero a la vez familiar.

Ella dijo: “hace unos dos mil quinientos años en Grecia, los filósofos de la época, Sócrates, Platón y Aristóteles se preguntaron: ¿Qué es el hombre? Llegaron

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