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Resumen De Thoreau


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2013  •  7.898 Palabras (32 Páginas)  •  243 Visitas

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ESTUDIO PRELIMINAR

¡Pobre Henry Thoreau: hacerle, a estas alturas del siglo XX, una introducción «convencional»! Henry Thoreau, el más anticonvencional -junto con Whitman- de todos los escritores norteamericanos del siglo pasado, sometido al convencionalismo... Escribir una introducción convencional para este entrañable personaje puede parecer ejercicio intelectual «intrínsecamente perverso». Es posible que lo fuera si uno se contentara con semejante futilidad. Pero ya sabemos que las exigencias editoriales van por sus caminos consabidos, y las preferencias personales, con frecuencia, por sus antípodas. La contradicción -hasta la felonía- queda superada, al menos hasta cierto punto, si se tiene en cuenta el hecho de que estas páginas, efectivamente, «convencionales» y más que limitadas, no constituyen sino un brevísimo resumen de un trabajo mucho más amplio, de publicación íntegra uno espera que en ocasión próxima, más personal y más libre, sin limitaciones ni cortapisas extrínsecas, que quien esto escribe tiene ya confeccionado en su integridad.

Decía un novelista de cierta notoriedad hace ya bastantes años que «es más fácil hacer algo que rehacerlo; como fue más fácil engendrar a Lázaro que resucitarlo». La- metáfora viene al caso en más de una ocasión. El tijeretazo inevitable de más de sesenta páginas que por exigencias editoriales aquí ha sido «necesario» constituye una operación limpia: nada de suavizar nada, ni de «sintetizar», ni mucho menos censurar. Se elimina, en bloque, lo sustancial de un trabajo determinado, se acomodan ligeramente algunos elementos más que secundarios y se conserva en su integridad el espíritu, ya que no la letra, de lo anterior.

El lector de estas páginas, por ejemplo, puede comprobar una desproporción evidente entre la bibliografía mencionada y la que aparentemente se utiliza. Bien, es cierto que esta desproporción existe en apariencia: pero se comprende cuando se tiene en cuenta el hecho recién mencionado. Y al César lo que es del César, y al autor lo que le corresponde.

En uno de los ensayos aquí agrupados, Henry Thoreau dice expresamente algo que muchos años más tarde iba casi a repetir Dürrenmat: Resulta extraño que haya que formular verdades tan simples.» Una introducción convencional para un anticonvencional: vivir para ver.

Henry Thoreau nació en el pueblecillo de Concord, en el Estado de Massachusetts, el 12 de julio de 1817. Su infancia y adolescencia transcurre en el mismo marco, el de su pueblo natal, en el que habría de discurrir hasta el final de sus días su vida entera. El propio Henry Thoreau resumía con humor su «experiencia viajera», diciendo sencillamente: «He viajado mucho en Concord.»

En 1833, a los dieciséis años, ingresa en Harvard. Y allí se graduó, sin pena ni gloria, cuatro años más tarde. De su estancia en Harvard, de la constancia en sus Diarios, comenzados justamente a su salida de la docta Institución. Lo mejor que Harvard tuvo que ofrecerle fue su Biblioteca, y en verdad que hizo buen uso de ella. Luego, ya graduado, siguió visitando esta Biblioteca, y contra todas las normas entonces establecidas, y después de una pequeña batalla burocrático-administrativa por conseguirlo, obtuvo el permiso oficial para poder seguir sacando libros. Por cierto que su desapego por su alma mater -como algunos dicen- fue tal que hasta se negó a pagar un dólar por el Diploma oficial que le acreditaba como tal. Bástale a cada oveja su propia piel», consignó en su Diario al comentar este pequeño desprecio por un cartón medio. ridículo al que ni él mismo le concedía apenas importancia alguna.

Para cuando Thoreau se graduó en Harvard, ya se había trasladado a vivir a Concord la familia Emerson. La amistad de Ralph Waldo Emerson y Henry Thoreau constituye uno de los hitos más significativos en la vida de ambos. En un comienzo, Thoreau encuentra en Emerson a un mentor y guía comprensivo, un poco paternal, pero para el joven Henry, catorce años más joven que «el maestro», aquello tuvo importancia.

En este contexto hay que tener en cuenta un dato significativo. En la ceremonia de graduación en Harvard, de la que se conservan «programas de mano», nos encontramos, en cuarto lugar, con la intervención al alimón de Charles Wyatt Rice, de Brookfield; de Henry Vose, de Dorchester, y de Henry Thoreau, de Concord. El título de la conferencia compartida fue el de «El espíritu comercial de los tiempos modernos, desde la perspectiva de su influencia en el carácter político, moral y literario de una nación». Los tres conceptos enunciados los desarrollaron, por ese orden los tres personajes mencionados. Los espectadores y oyentes se debieron quedar algo estupefactos cuando Henry Thoreau, al hacer uso de la palabra, propugnó sin ambages el axioma de que todos sus conciudadanos deberían, por lo pronto, invertir el precepto divino, «trabajando tan sólo un día a la semana y descansando los otros seis».

En este sentido, al graduarse e iniciar su vida «activa», Henry Thoreau se inclina más bien por la «pasiva». Ante su falta de interés en los negocios, y el «espíritu emprendedor esperables de todo joven de pro, dadas las circunstancias, Ralph Waldo Emerson le ofrece a Thoreau un arreglo de más o menos mecenazgo: a cambio de ocuparse de su casa, de pequeñas chapuzas en el jardín y el mantenimiento de los desperfectos, tendría allí vivienda y manutención. Henry Thoreau aceptó encantado la oferta, no sólo por venir de su admirado Emerson, sino porque, con semejante trato, el joven y ávido lector tenía acceso a la biblioteca del propio Emerson, una de las más extensas en aquellos momentos en los Estados Unidos. Allí vivió durante dos años, a partir de 1841.

Y el día 4 de julio de 1845, memorable fecha ya en los anales oficiales de la Historia oficial norteamericana, Henry Thoreau se recluye en una cabaña, construida por él mismo desde la primavera anterior, en Walden Pond. En un extremo alejado de una propiedad, también de Emerson, Thoreau inicia una experiencia de vida relativamente solitaria: y se dice que «relativamente» porque también para Thoreau, como para ese entrañable personaje camusiano de «Jonás o el artista en el trabajo», Asomarlo» es sinónimo de «solidario». Allí permanecerá Thoreau, ojo avizor siempre, durante dos años, dos meses y dos días, y concluye con su experimento cuando cree haber conseguido los objetivos que se había autopropuesto al iniciar esta especie de aventura, proyectada al interior, que intenta desde el comienzo.

Al salir de Harvard, Thoreau había comenzado la redacción de su Diario. Y en esta época lo continúa, al mismo tiempo que redacta las dos únicas obras que habría de ver publicadas en vida: Una semana en los ríos Concord, Merrimack, consecuencia

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