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Rieb Producto 27


Enviado por   •  17 de Febrero de 2012  •  1.717 Palabras (7 Páginas)  •  633 Visitas

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México, la UNESCO y la mala educación

¿Simple coincidencia o represalia? El día de ayer, los principales diarios de circulación nacional daban cuenta de los terribles rezagos educativos que enfrenta México agravados, hay que decirlo, por la crisis económica. El Universal, en primera plana, señalaba, a partir de la información proporcionada por el Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA), que en 2009, 700 mil niños y adolescentes abandonaron las primarias y las secundarias en todo el país ante la difícil situación económica. Esta deserción, señalaba la nota periodística, genera una especie de “indigentes de la educación”, situación delicada dado que el país requiere recursos humanos cada vez más calificados para satisfacer sus necesidades y poder prosperar en el mundo del siglo XXI.

 

Excélsior, por su parte, refería que las cuotas anuales en beneficio del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) superan el presupuesto de tres importantes proyectos educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Por si fuera poco, el 17 de enero, La Jornada revelaba que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) escamoteaba recursos ya aprobados por el Congreso mexicano a favor de la educación, por un monto de mil 706 millones de pesos -que equivale al presupuesto mensual con el que opera la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

Independientemente de las explicaciones que las autoridades educativas del país deben dar ante esta ola de malas noticias, es harto conocido que México tiene serias deficiencias en esta esfera, mismas que son señaladas con frecuencia por instituciones como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

 

La UNESCO, por cierto, da a conocer el día de hoy su Informe de seguimiento de la educación para todos 2010, poniendo el acento en la manera en que la crisis económica puede retrasar los progresos en materia educativa en el planeta, pensando, en especial, en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) cuyos resultados están pactados para el 2015 –es decir, dentro de cinco años.

 

Para la UNESCO, se ha creado una especie de cortina de humo por parte de los países desarrollados en torno a los dineros que asignan a favor de la educación en el mundo, porque sus esfuerzos se han centrado más bien en apoyar a sus propias economías, destinando magros recursos a las naciones en desarrollo. Un dato más preocupante que se menciona de manera insistente en el informe, es que si bien las disparidades educativas entre países ricos y pobres son enormes, se acentúan todavía más dentro de los propios países pobres y la UNESCO pone como ejemplo, justamente a México, donde el 25% de los adultos jóvenes en el estado de Chiapas recibe menos de cuatro años de educación, en tanto la cifra para el Distrito Federal afecta solamente al 3% de ese grupo de la población –y conste que Chiapas es el único estado de la República Mexicana en cuya Constitución están inscritos los objetivos de desarrollo del milenio.

 

Un problema no menos importante es que, aunque se considera que América Latina, en general, muestra un panorama menos grave en torno a la educación que otros países y regiones en desarrollo, es, desafortunadamente, el área donde los presupuestos gubernamentales asignan menos recursos al sector educativo. Así, mientras que, en promedio, el presupuesto destinado a la educación en América Latina y el Caribe es del 14.3% del gasto gubernamental, para los países árabes la cifra es de 20.5%, en tanto el África subsahariana gasta el 17.5%.

 

México, es verdad, destinaba antes de la crisis (2008) el 23.4% del gasto público a la educación. Sin embargo, la OCDE ha hecho notar que gran parte de esos recursos se utilizan para pagar salarios de los docentes. En primaria, sólo 2.3% del gasto se destina a inversión de capital, cuando el promedio de la OCDE es de 8.9%. En secundaria es de 2.7%, cuando la media ocdeana es de 7.8%, mientras que en el sector universitario sólo alcanza un 4.5%, comparado con 9.5% en la mayoría de los países miembro de la organización, lo que revela que hay poco margen para hacer mejoras en la infraestructura escolar.

 

En cuanto al gasto corriente, exceptuando lo que se invierte en el pago de salarios de los maestros, en educación primaria se destina 6.4% de su gasto total, frente a un promedio en países de la OCDE de 19.5%. En secundaria la diferencia es de 10.1% contra 20.1%. Pero son unas por otras. La institución reconoce que el número de alumnos por grupo se ha incrementado y representa el doble de la media para las naciones de la OCDE, lo que supone que los docentes mexicanos tienen que esforzarse considerablemente para dar atención a más alumnos. Adicionalmente, las cargas docentes para los profesores mexicanos son las más altas –por ejemplo, en el nivel de educación secundaria- respecto a los demás socios de la institución, con 843 horas de enseñanza por año en México, frente a 664, que es la media en la OCDE.

 

México destina el 5.3%de su producto interno

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