Funerales De La Mama Grande

Introducción.

En este libro titulado “Los Funerales de la Mamá Grande” publicado en 1962, el autor Gabriel García Márquez relata la historia de ocho cuentos, de los cuales, el ultimo lleva el nombre del mismo libro, abordando diversos temas en Macondo, como el modo de sociedad, los distintos niveles sociales, los abusos de poder, el robo, la necesidad de salir de la pobreza y superarse, la valorización del trabajo, la generosidad de dar algo sin esperar nada a cambio, la soledad, el rechazo hacia una persona, las iglesias, la falta de interés por una creencia, la discapacidad, la libertad de un pueblo, de las personas, el creer que se puede ser libre del mandato de alguien.

Los personajes son:

o La mujer y la niña.

o El padre del pueblo.

o Don Aurelio Escovar

o El alcalde

o Damaso y su mujer

o Don Roque

o Baltazar

o Don Chepe Montiel

o José Montiel y su viuda

o La señora Rebeca

o El padre Antonio Isabel del Santísimo Sacramento del Altar

o Mina y su abuela ciega

o La Mamá Grande.

La siesta del martes

Este primer cuento comienza con la escena de una mujer viajando en un tren junto con su hija, en un vagón de tercera clase. Al arribar a su destino, (un apagado pueblo antiguo) se dirigen a la casa cural, donde la mujer pide hablar con el padre, después de esperar unos instantes de espera, el padre apareció, la mujer que aguardaba su llegada le pidió las llaves del cementerio; antes de entregarlas, el padre pide los datos de quien visitan, la señora responde; Carlos Centeno, el ladrón a quien mataron la semana pasada (entre tanto se relata la muerte de Carlos; de un balazo proporcionado por una abuela), siguieron conversando por un momento y acto seguido el padre le entrega las llaves a la señora quien sale del lugar junto con su hija.

Aquí podemos ver como el amor de una madre es incondicional, ya que ella quería a su hijo sin importar lo que había hecho, y de cómo es que era conocido en aquel pueblo; “como un ladrón”, sin importarle esto, ella viajo junto con su hija, solo a visitar a aquel hijo que ya no se encuentra en nuestro plano terrenal, eso, eso en verdad es amor puro.

Un día de estos.

En este relato se narra la historia de un dentista sin título, que un día cualquiera, común, recibe la visita del alcalde, quien se quejaba de un muy fuerte dolor de muela. Su hijo le avisa al padre (el dentista) la presencia del alcalde y la situación en que se encontraba pero él se niega, el alcalde se dio cuenta que estaba, le dijo que si no lo atendía le iba a dar un tiro. Sin apuro alguno y mucho menos asombro Aurelio Escobar (el dentista) accedió a atenderlo, acto seguido al terminar lo que hacía, hizo pasar al alcalde, este último se sentó y Aurelio tomó sus instrumentos los que previamente había puesto a hervir en una cacerola.

Aurelio le comenta al alcalde que la extracción tendrá que ser sin anestesia, y el alcalde sin haber opción alguna, resignado acepto, el doctor saco la muela con normalidad, el alcalde se paró después del procedimiento y muestra un saludo militar, pide la cuenta y el dentista le pregunta si dicha cuenta la mandara al municipio o directamente a él, a lo cual el alcalde sin voltear a verlo respondió: a cualquiera que es la misma vaina, ósea la misma cosa.

Claramente se observa la injusticia que se vive por parte de las autoridades municipales, ya que como siempre las cosas son pagadas con el dinero del pueblo lo más lamentable es que este tipo de cosas suceden en cualquier país y así mismo en cualquier lugar nadie se atreve a hacer nada.

En este pueblo no hay ladrones.

Esta historia gira en torno al robo de unas bolas de billar de la única mesa de billar que existía en el pueblo, el autor de dicho robo fue un sujeto llamado Dámaso, que vivía junto a si esposa que era un poco mayor que él, estaban esperando un hijo.

A motivo del asalto el pueblo se conmociono, aunque a nosotros nos parezca algo insignificante, dicho billar era la única manera de entretenimiento para un grupo importantes de hombres en el aburrido pueblo, entre tanto culparon a un negro del robo, quien después de ser golpeado brutalmente por unos “agentes” de la policía, se lo llevaron amarrado en un barco rumbo a quien sabe dónde.

Era tanta la desesperación de Dámaso por las olas que un día llego a casa ebrio y las tomo, estaban todas revueltas y las llevo al boliche para devolverás a su lugar, su mujer lo intento detener, ya que lo podrían descubrir, pero no logro detenerle ni un paso. Al entrar al local forzando la puerta Dámaso intento dejarlas en su caja de origen, pero, entre sombras apareció el dueño del local y conocido del desafortunado ladrón, éste sorprendido y sin importarle de que las hubiera ido a dejar, lo entrega a manos de la justicia, pidiéndole a Dámaso $200 pesos que según el delincuente nunca vio…. En realidad no lo entrego por ratero, sino por tonto.

Este relato a mi parecer siento que habla de un desorden mental conocido como cleptomanía, pues el objeto robado en realidad no le podía proporcionar ningún beneficio al ladrón pues no las podía vender, ya que si lo hacía (al menos en el pueblo mismo) se darían cuenta de que él fue el ladrón, y tampoco podía usarlas, así que: ¿Por qué las robo?

La prodigiosa tarde de Baltasar

Esta historio parte con la terminación

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