Joven Científico Desamparadeño Revoluciona Con Su Proyecto

Christopher Portocarrero, estudiante del Colegio Vocacional Monseñor Sanabria, obtuvo un reconocimiento económico por parte de la empresa Intel durante la feria internacional Science and Engineering Fair, realizada el 17 de mayo de este año en Arizona, Estados Unidos. Su propuesta tendrá una gran valía para las personas sordo-ciegas, pues se trata de un guante vibratorio que permitirá la comunicación entre ellas y el mundo exterior.

Según cuenta Portocarrero, la inquietud por desarrollar ese invento surgió debido a que, desde hace algún tiempo, había deseado crear un sistema para que un no-vidente pudiera comunicarse con un no-oyente a través de un proceso tecnológico sencillo. Después de analizar su trabajo, vio que el verdadero reto sería lograr que las personas que tienen simultáneamente un impedimento auditivo y visual pudieran comunicarse con el entorno.

“Mi mamá siempre me llama cuando yo estoy ocupado. Pero un día, mi teléfono comenzó a vibrar y era ella que me necesitaba para una diligencia. Fue ahí cuando me di cuenta de la importancia de las vibraciones para alcanzar un lenguaje. Desde entonces, las llamadas de mi madre ya no son inoportunas”, expresó este joven, al cual se le ocurrió mezclar este pequeño descubrimiento con el abecedario, el lenguaje vinario y la numeración convencional.

La batalla por obtener este merito resulto muy dura, ya que su familia y amigos llegaron hasta a desestimar el éxito que pudiera alcanzar. Incluso, instituciones tales como La Junta de Protección Social y el INS le han cerrado las puertas sin entrar en muchas explicaciones. No obstante, uno de los principales apoyos que ha percibido, como él mismo lo dice, ha sido del propio Colegio Monseñor Sanabria, el cual a nivel administrativo no lo ha abandonado.

Según prosiguió a relatarnos este precoz científico, quien para prepararse mejor para la feria tuvo hasta que vender su motocicleta con el fin de costearse un curso de ingles intensivo, su verdadero interés es ver a su prototipo convertido en un producto real en beneficio de la población que lo necesita. Mientras su invento sale a la luz, trabaja en la etapa de perfeccionamiento, descartando posibles riesgos como pequeñas averías o cortos circuitos que el guante pudiera ocasionar.

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