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Trabajo con la Familia “Evaluación Corporal Básica. Alimentación Saludable”


Enviado por   •  15 de Abril de 2018  •  Tareas  •  2.492 Palabras (10 Páginas)  •  148 Visitas

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Trabajo con la Familia

“Evaluación Corporal Básica.

Alimentación Saludable”

                                                                                         

Abril 2017

Marco teórico:

Temática a trabajar: Alimentación Saludable.

La evaluación corporal básica es realizada a cada curso 3 veces al año por el profesor de educación física.

Los resultados del curso 6B pertenecientes al mes de marzo, nos indican que 2 alumnos presentan obesidad severa, 2 se encuentran en riesgo de obesidad, un alumno tiene obesidad y solo 3 alumnos se encuentran en su peso normal.

Las valoraciones están basadas en el documento “Norma para la evaluación nutricional de niños, niñas y adolescentes de 5 a 19 años de edad”. Cabe mencionar que los resultados son individuales y tienen relación con la edad de cada estudiante.

A partir de los resultados expuestos anteriormente se hace indispensable hacer partícipe a la familia, primero dándoles a conocer la situación en la que se encuentra cada estudiante, además de dar a entender los riesgos que esto supone para su salud.

Es por esto que el taller se centra en la alimentación saludable, la entrega de tips para introducir nuevos alimentos y en crear conciencia de que la buena alimentación parte siempre en casa.  

Justificación de la temática:

Un artículo publicado en la página web “Autismo Diario” titulado “La obesidad es una pesada carga para los niños con autismo” entrega datos relevantes sobre la realidad en la que se encuentra la alimentación de los niños y jóvenes con autismo.

“Sarabhet Broder-Fingert se dio cuenta de que muchos niños con autismo tenían sobrepeso u obesidad, ella comenzó a observar esta tendencia. Pero no fue hasta que conoció a un paciente en particular que se dio cuenta de que la obesidad no es solo un aspecto de salud de los niños con autismo, si no que puede terminar siendo el centro de sus vidas.

En 2014, Broder-Fingert y sus colegas informaron de los resultados del primer estudio riguroso y a gran escala para investigar la obesidad en el autismo. Estudiaron a casi 6.700 niños, y encontraron que las personas con autismo son dos veces más propensas a tener sobrepeso, y casi cinco veces más probabilidades de ser obesos, en comparación a niños neurotípicos.

Dos estudios publicados en junio fortalecen el vínculo entre el autismo y la obesidad.

Uno, en el Journal of Developmental and Behavioral Pediatrics, encontró que aproximadamente el 40 por ciento de los niños con autismo entre las edades de 10 y 17 años tienen sobrepeso o son obesos, en comparación con el 30 por ciento de los controles (Niños neurotípicos) en el mismo rango de edad. El otro estudio, publicado en PeerJ, encontró que los niños con autismo tienen más probabilidades de ser muy pesado o muy delgado en comparación con sus pares.

Ambos estudios ponen de manifiesto los factores de riesgo para la obesidad generalizables en el autismo, y los retos de la prevención y/o tratamiento de la misma.

Hay varias razones por las que un niño con autismo puede llegar a ser obeso. Los niños con autismo a menudo son muy restrictivos con la alimentación, rechazando las verduras o insisten en comer sólo ciertos alimentos, como fideos. También pueden ser menos propensos a participar en actividades grupales que promueven el ejercicio físico. Y ciertos medicamentos prescritos para estos niños, como la risperidona y otros antipsicóticos, pueden causar un aumento de peso”.

Por su parte la Asociación “Autism Speaks” crea una guía dirigida a padres sobre las conductas alimentarias en el autismo, la cual busca explicar los problemas que se presentan a la hora de comer y entrega tips para ayudar a “combatirlos”.

        “Créalo o no, el acto de alimentarse es una conducta humana complicada. La habilidad de alimentarse de una persona depende de su estado de desarrollo. Los problemas médicos, de maduración, y de biomecánica se relacionan con habilidades motoras orales. El gusto, el olor, la textura (cómo se siente) y nuestras experiencias con los alimentos también afectan nuestra manera de alimentarnos. Cuando todas estas áreas funcionan bien, la alimentación se realiza bien. Si hay problemas en una de estas áreas, esto puede afectar la conducta alimentaria.

La alimentación involucra cada uno de los sistemas sensoriales (tacto, vista, gusto, olfato y audición). Muchos niños con TEA tienen problemas con el procesamiento sensorial, y esto puede hacer que el comer ciertos alimentos sea un desafío para ellos. Los niños con autismo pueden además desarrollar problemas de conducta a la hora de comer. Por ejemplo, los niños pueden darse cuenta de que pueden irse de la mesa a jugar después de rechazar un alimento que no les gusta. Los investigadores han encontrado que el 69% de los niños con TEA no están dispuestos a probar nuevos alimentos, y el 46% tienen rituales en sus hábitos alimentarios.

Los problemas alimentarios en cualquier niño pueden ser estresantes tanto para el niño como para los padres. Los niños necesitan las calorías y nutrientes adecuados para mantener buena salud y patrones de crecimiento apropiados”.

¿Qué podemos hacer en casa para ayudar con los problemas alimentarios?

- Establezca un horario y una rutina de alimentación.

Que su hijo coma en el mismo lugar y siga el mismo horario y rutina a la hora de comer. El mantener el mismo lugar, hora y rutina, ayudará a su hijo a saber qué pasará durante la hora de la comida y lo que usted quiere que haga durante las comidas.

- Evite que coma durante todo el día.

No le permita comer un tentempié, bocadillo o colación ni tenga comida/bebidas disponibles todo el día. Esto disminuye el apetito, las ganas de probar nuevos alimentos, y el número total de calorías consumidas al día. Programe cinco o seis comidas al día y limite cuánto su hijo come a otras horas del día.

- Siéntelo en una silla cómoda y firme.

Siente a su hijo en una silla alta, un asiento que lo eleve, o en una mesa de tamaño infantil, de manera que se pueda sentar derecho sin doblarse hacia adelante, colgar o balancear sus pies. Esta estabilidad física fomenta buenas conductas alimentarias y reduce las conductas distractoras al permitirle sentirse “anclado” y seguro.

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