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SHAKESPEARIANO


Enviado por   •  14 de Mayo de 2018  •  Reseñas  •  4.873 Palabras (20 Páginas)  •  160 Visitas

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SHAKESPEARIANO

Todo inicio una mañana con un sol majestuoso, cuya luz pintaba el aula. Por el pasillo se oían unos tacones, se acercaban cada vez más a clase. Era la maestra de Historia de Literatura Universal. Comenzamos la clase y conversamos sobre un escritor de gran renombre. “WILLIAM SHAKESPEARE – decía la profesora en voz alta- dramaturgo, poeta y actor inglés, en ocasiones llamado el Bardo de Avon, o simplemente el Bardo, es considerado el escritor más importante en lengua inglesa, y uno de los más célebres de la literatura universal. Escribió obras muy interesantes y Romántica, La más grandes a mi parecer es Romeo y Julieta, una historia llena de pasión, donde se habla principalmente sobre lo más hermoso que hay bajo el cielo es decir, el amor”. De repente, revesa alzó su mano muy firmemente y dijo en voz alta y Clara, “En este mundo no existe el verdadero amor como demuestra William Shakespeare con esa obra”. Todos nos quedamos en silencio, escuchando la Opinión de Rebeca.

Rebeca es una compañera del colegio que conozco desde hace mucho tiempo, desde los 8 años. Ella siempre dice lo que piensa, y tiene una frase que usa a menudo “Los pensamientos existen para algo, no solo para quedarse en la mente de las personas”. Algo muy cierto, creo. Me sorprendió que rebeca hubiera dicho eso. Quizá en algún momento sufrió su corazón por amor, o desamor. Aunque nunca había escuchado que ella se hubiera enamorado.
Creo que todo pensamiento tiene una razón. No sabía que pasaba en su corazón- en su mente, mejor dicho- pero quizá en sus ojos si mostraba todo su sentimiento, y no era necesario que lo dijera. La profesora nos mandó a investigar sobre el personaje del dia, en este caso, William Shakespeare. Era la última hora de clases. Sonó la campana de salida, la maestra cogía rápidamente sus cosas, las guardo y se despidió.

Thiaga y Rebeca me estaban esperando en el aparcamiento. Tenemos la costumbre de regresar las tres juntas a casa, caminando y conversando sobre el tema de Historia del día o de cualquier tema que se nos ocurra. Salemos ir a la feria del pueblo, o, a veces, al lago. Nos sentamos en la orilla, charlamos y nos reímos como tres locas.

Thiaga menciono algo sobre Rebeca: hablo sobre su antiguo enamorado. Dijo que había jugado con sus sentimientos. Rebeca no decía nada. Quizá ese sea el motivo por el que Rebecca diera esa opinión sobre el amor.

Yo nunca había tenido enamorado, y no sabía que era el amor, ese amor, el que se da entre un chico y una chica. Jamás “He tenido mariposas en el estómago, como se suele decir’’ Las tres seguimos caminando. Al acércanos a mi casa, tome a Rebecca de la mano y le dije: “Puedes contar conmigo, no estás sola’’

A la mañana siguiente, de camino al colegio, me di cuenta que ya estaban terminando de arreglar la nueva biblioteca. Al entrar en la biblioteca, me acorde de inmediato de Wiliam Shakerpeare. ¡La investigación! Debía conocer la biblioteca para hacer mi tarea de Romeo y Julieta cuando llegue donde estaba el libro empecé a sentir algo que no había sentido nunca antes: las mariposas en el estómago, pero poco a poco empezaba a sentir todo un Zoológico.

Era una mirada con estrabismo, muy tierna. Mi corazón latía cada vez más rápido, la sangre viajaba por cada una de mis venas, haciéndome sentir lo que jamás había sentido en mi vida. Ahí estaba el. Mientras arreglaba y desempolvaba los libros, me miro. ¡Dios Mío! ¡Mi corazón quería saltar, no podía más! Me pregunto mi nombre mi nombre, no sabía que decir, me quede en silencio durante unos cuantos minutos, media hora quizá. <>, respondí. “¿Te puedo ayudar en algo?”, otra vez me quede media hora paralizada.

¿Me podrías decir, por favor, donde esta Romeo y Julieta, de William Shakespeare?>>. “¡Que hermosa obra!- me respondió-.Es unas de mis favoritas, aunque aún no he terminado de leerla”. << Te puedo ayudar con la obra>>, me dijo, y fuimos juntos a una de las mesas de la biblioteca, una mesa redonda como el sol, barnizada por la luz que entraba por los altos ventanales. Sentados, conversamos del libro, que le no había leído por completo, y del amor, algo que yo estaba experimentando por vez primera. ¿Cuántos años tienes? Tengo diecisiete años – le respondí-. ¿Y usted cuantos años tiene? “Veintisiete-me respondió-, y mi nombre es Liam Conflort”. No lo podría creer, me superaba con diez años. Mis ilusiones se hicieron añicos. ¿Cómo no me di cuenta antes? Quizá sus ojitos saltarines, que se movían, pa’ un lao y palotro, me confundieron.

¡Cómo me podía ilusionar de alguien tan rápido! ¡Y encima de alguien tan mayor! ¡Que tonta! La señora Claires ya se había ido. Ya es muy tarde- me recordó Liam, mirándome con sus ojitos saltarines -. ¿Me permitirías acompañarte a casa? No sabía que decir. Liam me rogaba encaradamente que reaccionara porque ya debía cerrar la biblioteca.

Cerró la biblioteca y nos fuimos. Bajo la luz de la luna, de camino a mi casa, conversábamos sobre los dos. Liam saco una cámara de su mochila y me dijo: ¿Me regalas una foto?

Cuantas preguntas rondaban mi cabeza: ¿Por qué querría una foto conmigo?, ¿le gusto?, ¿Se habrá enamorado de mí?, ¿estaré bien peinada?, ¿tengo los dientes limpios?, ¿esta arrugado mi uniforme? Solo sonreí. Me encanta tomar fotos siempre llevo mi cámara encima. Me fascina la idea de saber que puedo guardar grandes momentos en un papel. Lo mire, Liam estaba temblando. De repente, un miedo incomprensible lo había invadido.

No obstante, sonreí para la foto. “Sales hermosa”, me dijo, un poco tembloroso. Que linda tarde llena de sonrisa, pero era demasiado mayor para mí. ¿Cómo se iba a fijar en una chica tan inmadura como yo! Al entrar en casa, todo cambio. Problemas y más problemas, mi madre piensa que nunca conseguiré nada bueno en la vida; mi hermana vive en su mundo, sin ningún interés; y mi padre, ningún comentario sobre él. Por primera vez dormí sonriendo

Al día siguiente me desperté con una sonrisa, con la misma de la noche anterior, los dientes sucios y los ojos somnolientos. Me di un baño, salude a mi madre, que no me pregunto absolutamente nada de como había llegado anoche. Comí rápido y Salí de casa con una sonrisa. Llegue al colegio, salude a mis compañeras Thiaga y Rebecca, que preguntaron: ¿Dónde estuviera ayer? te llamamos por teléfono. “Estuve bastante ocupada investigando sobre Romeo y Julieta”, les dije, cuando la realidad era diferente.

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