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Aristoteles Toda actividad humana tiene un fin.-


Enviado por   •  10 de Febrero de 2018  •  Síntesis  •  2.033 Palabras (9 Páginas)  •  294 Visitas

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Aristóteles: Ética a Nicómaco

Aristóteles: finalismo en la actividad humana; unidad de la ética y la política; la felicidad y las virtudes. La comunidad natural en Política: el hombre como animal político y animal con lógos. Estructura natural de la ciudad: hombre feliz y ciudad feliz. Población, territorio y proximidad del mar en la ciudad ideal. Partes y funciones de la ciudad. Organización de la comida, régimen de tierras, funciones públicas. Importancia de la educación: las virtudes.

Toda actividad humana tiene un fin.-

Aristóteles entiende que todas las cosas que realizamos los hombres están orientadas hacia un fin -télos- que le es propio (artes, investigaciones, actividades, elecciones). Sin embargo, todos los fines no son iguales, hay fines que son prioritarios sobre otros: es preferible estar sano que comer, o es más general tener por fin “recibirse” que “rendir una materia”. Por ello, estas actividades se estructuran según la prioridad de sus fines. Además, a lo largo de la existencia humana, hay fines mucho más generales y, por ello, superiores y más preferibles que los subordinados, en todas ellas los fines de las principales son preferibles a la de las subordinadas. De este modo, la prosecución de los fines más generales subordina a los fines inferiores y entre los fines más generales se encuentra la felicidad que es, por sí misma, el fin último al que los hombres aspiran. Así, la felicidad -eudaimonía- es el fin que subordina a todos los demás fines “intermedios”.

La ética forma parte de la política.-

Los fines particulares se subordinan a los fines superiores, que son buenos y mejores. Además, el conocimiento que tengamos de estos fines actuará sobre nuestra vida.

La política es la que regula que ciencias son necesarias en las ciudades y cuales ha de aprender cada uno y hasta qué extremo. La política se sirve de las demás ciencias y determina qué se debe hacer y que se debe evitar, el fin de ella incluirá los fines de las demás ciencias, de modo que constituirá el bien del hombre. Pues aunque sea el mismo el bien del individuo y el de la ciudad, es evidente que es mucho más grande y más perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad; porque procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y para ciudades. Es preferible perseguir el fin superior y, en este caso, el de la política es superior. De este modo, la ética se encuentra subordinada a la política: el bien de la ética está subordinado al bien de la política, pero no como algo contrapuesto.

El bien del hombre es un fin en sí mismo, perfecto y suficiente.-

Pero la investigación vuelve al mismo lugar: ¿cuál es el fin que buscamos? Si hay un fin perfecto (teleión), ése será el que buscamos (y lo elegimos por sí mismo) y si hay varios el más perfecto de ellos. La felicidad parece ser tal fin. ¿Pero cuál es la felicidad? Hay un acuerdo en el hombre, no en el contenido y por ello debemos indagar sobre la cuestión de la función (érgon) que puede ser propia del hombre. No es el vivir, en efecto parece común con las plantas, ni la sensación que también esta es común con los animales, sino una actividad propia del ente que tiene razón (lógos). Pero no es sólo tener el lógos sino ejercerlo, y no sólo ejercerlo sin o ejercerlo bien (como ser músico o ser buen músico). Por ello, el bien del hombre es una actividad del alma de acuerdo con la virtud (areté).

“Y si las virtudes son varias, de acuerdo con la mejor y más perfecta, y además una vida entera. Porque una golondrina no hace verano...”

Se necesita que las virtudes sean varias o constantes para que la vida sea entera. Por eso una golondrina no hace verano… una sola no hace el hecho.

La felicidad es una actividad de acuerdo con la virtud.-

Pero llegan a ser felices los que actúan (no se trata sólo de poseer las virtudes sino de ejercitarlas) y los que así obran además viven una vida placentera. Realizar acciones virtuosas implica al placer por sí mismo. “Si esto es así, las acciones de acuerdo con la virtud serán por sí mismas agradables. Y también serán buenas y hermosas, y ambas en grado sumo, si el hombre virtuoso juzga rectamente acerca de todo esto, y juzga como hemos dicho”. La felicidad, por consiguiente, es lo mejor, lo más hermoso y lo más agradable.

Pero también necesitamos y la felicidad necesita de los bienes exteriores, la riqueza, la salud, la prosperidad, algo de buena suerte, etc. De esta forma algunos identifican la felicidad con la buena suerte, mientras que otros la identifican con la virtud.

Aristóteles: Política

La ciudad (pólis) es una comunidad (koinonía) que posee un bien propio que es superior y que incluye los bienes intermedios e inferiores. La ciudad se origina por naturaleza: se reúnen naturalmente hombres y mujeres así como los que mandan y los que obedecen. La primera comunidad que nace naturalmente es la casa (familia en un sentido amplio que incluye los esclavos) y la segunda comunidad es la aldea, como reunión de casas. Y la reunión de aldeas da origen, en tercer lugar, a la ciudad. Por ello la ciudad es una reunión natural (katá phýsin) y el fin de la aldea y la casa: “la ciudad es el fin de aquéllas, y la naturaleza es fin”.

Además, el hombre es por naturaleza social (politikón zôion) y esto ocurre porque es el único que posee palabra (lógos) y gracias a la palabra el hombre puede expresar lo bueno, lo justo y todos los valores propios de la ciudad.

La ciudad es anterior a la casa, como el todo a la parte. Y las cosas se definen por su función (érgon) y sus facultades (dýnamis) que, cuando están ausentes, ya no son tales cosas, sino cosas del mismo nombre. El hombre perfecto es el mejor de los animales, así también, apartado de la ley y de la justicia, es el peor de todos. El hombre, para ser parte de una ciudad, debe poseer virtudes. En la casa existen tres (y una más) relaciones fundamentales: la heril (perteneciente o relativo al amo), la conyugal y la procreadora. También existe la administración doméstica o crematística (oikonomiké).

La esclavitud natural: “.... ya desde el nacimiento algunos están destinados a obedecer y otros a mandar...” Donde quiera que uno mando y otro obedece hay una obra en común.

Todos los seres que diferencian de los demás tanto en el alma del cuerpo y como del hombre del animal

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