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Filosofía


Enviado por   •  1 de Octubre de 2013  •  1.982 Palabras (8 Páginas)  •  166 Visitas

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Valesska Cazanga

Filosofía del conocimiento

Desde el incio de los tiempos en dónde el hombre se ha reconocido como tal, se ha estudiando sus formas, sus capacidades lo que lo rodea, estudiando qué es lo que lo diferencia de las demás especies ya sean animales o vegetales, por eso ha existido una busqueda permanente del conocmiento. Cómo el entendimeinto humano lleva consigo distintas cuestiones de la vida pública, social, privada o íntima, su constante relación con los otros, sus cuestionamientos que parten desde el propio cuerpo para envolverse en los otros, en el qué, en el cómo, en los porqué etc., siguiendo como punto inicial nuestras experiencias, descubriendonos desde nuestros sentidos para explorar lo que se da más allá de nosotros mismos.

Esta interrogante viene desde hace muchos años atrás, en dónde el conocimiento y la busqueda de este queda expuesto en palabras de grandes pensadores. Desde mi experiencia, tratar el problema de cómo conoce el hombre hoy en día nació a raíz del anterior curso de filosfía que tomé. Y esto supone que al explicar el tema del conocimiento “El árbol del conocimiento”, es necesario que nos remontemos a los pensadores de la filosofía griega. En este marco, la discusión sobre el conocer se centró siempre en una reflexión sobre el individuo. Al respecto, Platón uno de los primeros que establece que en el hombre existe una dimensión física (el cuerpo) y una espiritual (el alma). Pero al parecer esta dualidad epistemologíca no representó un problema, ya que está claro que el cuerpo y alma eran dos cosas de dos mundos. Sin emabrgo por el siglo XVII, se inician los profundos debates de las relaciones entre mente- cuerpo (Descartes), es decir objetividad.-subjetividad . Desde esta perspectiva, el conocimiento no resulta tan objetivamente, si no que también se involucra un ejercicio de contemplación que deriva en proporciones abstractas, donde el conocimiento puede llegar mediante le cuerpo- alma y también mediante lo empirico, que deriva de nuestras interacciones con el mundo que pueden ser de tipo sensorial, o experiencial.

Ahora bien, a pesar de que el problema de la relación mente-cuerpo ha sido uno punto central al tratar el tema del conocimiento a lo largo de la historia, se argumenta que este dualismo en el hombre se quizás se agota ante la imposibilidad del ser humano de comprender cómo el cuerpo y la mente están unidos. Tal vez, el verdadero problema al tratar de explicar esta dualidad o rechazarla es que no tomamos conciencia de que estamos tratando de explicar lo que somos. Es decir, nos hemos acostumbrado a ser observadores de los fenómenos y a creer que nuestras observaciones son objetivas. En ese sentido, si queremos entender cómo conocemos tenemos que tomar conciencia de que vamos a observarnos a nosotros mismo y que ningún acto de observación puede ser objetivo porque está mediado por nuestras percepciones. Ante la carencia de una rígida objetividad al explicarnos a nosotros mismos, en el marco de las ciencias cognitivas, identificamos un paradigma, donde entran indiscutiblemente “El árbol del conocimiento” que posiblemente toma la dualidad cuerpo-mente y apuesta por una toma de conciencia al conocer, ya que supone que la cognición se basa en factores situacionales, culturales y corpóreos; es decir, la corporeidad incluye el cuerpo y con él la experiencia como elemento central de la cognición.

Lo anterior representa una de las tesis fundamentales del texto “El árbol del conocimiento” donde los autores plantean un viaje a través de la organización del conocimiento, desde la unidad de vida mínima, al cual la denominaron unidad “autopoiética “hasta llegar a la conciencia humana y su influencia está enmarcada en una base biológica, que ha sido notable en campos como la teoría del conocimiento, la biología teórica y más recientemente la vida o la inteligencia artificial (explicado en clases). El texto se refieren a diversos elementos que hacen reflexionar acerca cómo conoce el ser humano, el acto del conocer y la acción del conocedor. Por ello, estos autores señalan que la teoría del conocimiento debería expresar la manera de ver al fenómeno del conocer generando interrogantes acerca del conocer. Para mí fue un tanto compleja comprender esta premisa, porque mientras que el conocer no tenga conciencia acerca de lo que verdaderamente debe conocer, jamás logrará conocer lo que quiere conocer. Es decir, hay que tomar en cuenta el papel como observador, pues es a través de esta experiencia que el ser va formando su propio campo de saberes y conocimientos adquiridos, por supuesto aunado a ello la cosmovisión que cada uno posea, su propia culturas y creencias y hasta la manera como aprehende lo que debe aprender.

Otro aspecto que me llamo mucho la atención en el capitulo I del texto, es que se habla también que el conocer humano pertenece a ciertas tradiciones culturales y que al intentar conocer, es acercarse al propio ser, de manera inagotable. Así, el conocimiento obliga a tomar actitudes contra la tentación de la certeza y a reconocer que las certidumbres no son pruebas verdaderas, sino que obliga a visualizar la idea de que al saber que se sabe, no se puede negar lo que se sabe. Me queda claro que nosotros pensamos siempre en tener claro una cosa, la razón indiscutible desde el punto de vista de nuestras convicciones que nos prueban que las cosas son de una manera y no hay otra alternativa, es nuestro día a día, nuestra condición cultural, nuestro modo de ser, etc... Nuestro saber está siempre conectado a una estructura de forma indiscutible, no vemos el “espacio” del mundo, vivimos nuestro campo visual, no vemos los “colores” del mundo en que vivimos. Todo es meramente una representación que creamos nosotros según nuestro conocimiento de eso. La certidumbre de la que hablan estos autores según

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