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Filosofia Latinoamericana


Enviado por   •  23 de Mayo de 2013  •  2.065 Palabras (9 Páginas)  •  360 Visitas

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ENTORNO AL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO.

La filosofía latinoamericana, como la ciencia, no es regionalista, y uno de los rasgos que distinguen al auténtico filósofo del simple moralista, hacedor de máximas o pensador reflexivo, es precisamente su ubicación en el marco filosófico que le toca vivir. Debe asimilar las doctrinas prevalecientes en su época y reaccionar ante estas tendencias, pero sin desatenderse de la herencia filosófica que le corresponde recibir. Entablar un diálogo con el pasado plenamente consciente de los problemas inherentes a su realidad presente.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS FILOSÓFICAS EN AMÉRICA LATINA

En Iberoamérica la filosofía ha adquirido un carácter social impuesto por el desarrollo histórico, cultural, económico y político de nuestro continente, cuyo advenimiento a la civilización occidental es relativamente reciente. Así, cuando en América se inicia la actividad filosófica, la filosofía tiene ya en Europa una historia que comprende más de veinte siglos.

A finales del siglo XVI se inició una etapa de controversia doctrinal. Hay lucha ideológica entre las órdenes religiosas y como una débil proyección del Renacimiento hacen su aparición el platonismo y el neoplatonismo. La filosofía del siglo XVII es ajena a los avances logrados en Europa. La política de España tiene aisladas a sus colonias de América y es sólo en las últimas décadas de ese siglo cuando se advierten algunos indicios del pensamiento moderno.

Para la segunda mitad del siglo XVIII, los jesuitas, originalmente enemigos de Descartes, rectifican su opinión y propician el cambio intelectual a favor del modernismo.

Al terminar la primera mitad del siglo XIX los países de América habían logrado su independencia política, sin embargo, persisten las ataduras que subordinan el pensamiento de los latinoamericanos a su pasado colonial. En búsqueda de la emancipación intelectual, es el venezolano Andrés Bello, el primero en declarar una segunda independencia: la ideológica.

El idealismo y el positivismo aparecen en América Latina con cierto retraso.

La filosofía latinoamericana ha existido durante la colonia y en el siglo XIX, pero debemos aclarar que esta filosofía no se realizó de manera exclusiva por los pensadores de aquellos tiempos. Hubo intelectuales que reflexionaron filosóficamente, aunque su actividad principal no era filosofar. Su labor filosófica estuvo siempre supeditada a intereses religiosos o políticos.

Actualmente el ejercicio de la actividad filosófica en los países Iberoamericanos exige una formación más profesional y técnica.

Durante las últimas décadas, las tendencias de mayor influencia en Latinoamérica han sido:

1. La filosofía Cristiana-Tomista

2. El Marxismo

3. El existencialismo

4. La filosofía analítica

5. El movimiento americanista.

EL PROBLEMA DE ORIGINALIDAD.

Pocas limitadamente pocas, han sido las culturas que han tenido una especial preocupación por su originalidad como la cultura latinoamericana. Una preocupación que vemos surgir en los grupos culturales que, en estos últimos años, originan a las nuevas naciones que han aparecido en Asia y África. Preocupación, podemos anticipar, que ha nacido de la especial situación que en el pasado ha guardado Latinoamérica, y en el presente el mundo afroasiático con la cultura llamada Occidental. Pues ha sido el impacto de ésta, como producto de la expansión de los hombres que la hicieron posible, la que ha originado la preocupación por la originalidad a que me refiero. Porque eso es, originalidad, originalidad en relación o frente a algo y este algo lo es la cultura occidental. Es natural que esta preocupación surgiese con una gran fuerza, como surgió, en Latinoamérica conquistada y colonizada por una expresión de la cultura europea, la representada por el mundo ibérico; y sometida a presión por la expansión de otro aspecto de esa misma cultura, la que hemos llamado occidental, impulsada por las grandes naciones de la Europa occidental: Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania y llevada a su máxima realización en los Estados Unidos de Norteamérica. A las mismas dominaciones y presiones se encontraron sometidos los pueblos afro asía-ticos; sin embargo, la resistencia de sus respectivas culturas, desarrolladas o primitivas, fue superior a la que pudieron ofrecer las culturas precolombinas que fueron aplastadas y asimiladas por la cultura de sus conquistadores ibéricos. Fueron estos mismos conquistadores, los que fracasaron en el mundo afroasiático para ser substituidos, a partir del siglo XVII por franceses, ingleses y alemanes que se contentaron con el dominio político y económico de esas regiones haciendo caso omiso del dominio cultural de las mismas. Será posteriormente, y como resultado natural de ese dominio, que los pueblos afroasiáticos, se incorporen culturalmente a la cultura occidental, planteándose dentro de ellos en estos días, como desde hace cerca de dos siglos en Latinoamérica, el problema de la originalidad de sus respectivas culturas, en función, precisamente, con la cultura occidental por ellos asimilada. Ahora bien, más que un problema respecto a la originalidad de la cultura latinoamericana es un problema respecto a la situación que guarda la cultura latinoamericana en relación con la cultura de la que se sabe hija o apéndice, la cultura europea u occidental. A los latinoamericanos, como posteriormente a los afroasiáticos, no les importará ser tanto diversos, distintos, originales, como saber qué son dentro de una cultura que resulta ser el principal instrumento de su existencia como pueblos o, más ampliamente, naciones. Y no podía ser de otra forma, ante una cultura que como la europea se ha presentado siempre como la Cultura por excelencia y a sus hacedores, sus hombres, como la expresión del Hombre; independiente de reacciones tanto latinoamericanas como afroasiáticas que hablan de volver a los orígenes culturales con abandono absoluto de toda expresión europea u occidental; reacción que no es sino la violenta expresión de una sola y única preocupación, saber qué sitio se guarda dentro de la cultura frente a la que se reacciona por no estar de acuerdo con el lugar que parece se le concede. Frente a tal cultura no quedaban sino dos caminos, su rechazo absoluto o su aceptación pero haciendo de ellas una cultura universal, esto es, de una amplitud tal que dentro de la misma cupiesen todos los hombres y culturas

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