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Remesas socio-culturas


Enviado por   •  2 de Febrero de 2015  •  1.266 Palabras (6 Páginas)  •  473 Visitas

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Remesas socio-culturas

Dentro del transcurso en el ir y venir del proceso migratorio de tipo transnacional el integrante de estas comunidades transnacionales se va construyendo un imaginario colectivo y al mismo tiempo de manera subjetiva crea él un “habitus migratorio”.

Considerando este imaginario colectivo, el migrante se ha de encontrar en una identidad binacional, es decir, un encuentro cultural dentro de sí mismo a partir de la relación interrelacional de las familias entre ambas comunidades transnacionales. Actualmente el uso de las Nuevas Tecnologías de Información y comunicación hay sido parte fundamental para generar este tipo de puente entre las dos naciones.

En parte, como ya hemos venido diciendo, este estudio sobre las familias transnacionales entre una comunidad emisora y otra receptora no debe dejar de lado la parte del intercambio sociocultural a mantienen las familias de los migrantes. Esto les ha ayudado a generarse propiamente una concepción de los dos lugares, como los que radican allá como los que se encuentran viviendo acá. El fluyo de la transmisión de elementos sociales y culturales reconstruye al mismo tiempo los lazos afectivos entre los miembros de las familias y parentales generando un cambio en su organización y principalmente cambios en el proyecto de vida de sus miembros.

Dentro de este cambio de elementos de una nación a otra hace que el “tejido de las familias se dinamice a través de la circularidad bidireccional de lo emocional, lo económico, lo familiar, lo social, lo cultural y lo político en intensidades y ritmos diferentes, dependiendo de cada particularidad familiar y social”. (Eduardo Andrés Sandoval Forero, “La construcción del imaginario”, Familia y Migración, 2013).

Por lo tanto, el intercambio subjetivo de elementos de tipo social, cultural, simbólico, política, económico, etc., hace que las nuevas generaciones dentro de las familias transnacionales obtengan una nueva visión sobre el trayecto de sus vidas; como hemos dicho se genera en ellos este Habitus migratorio el cual ha transformando toda idea para alcanzar sus sueños, metas, para su vida, trabajo y educación. Los niños y jóvenes solo esperar el momento justo para migrar.

En ocasiones no solo es la necesitad económica la que los impulsa a migrar sino en ocasiones es el afán de expandir su criterio sobre lo que los demás lo cuentan, sobre el conocer y aprender más en aquellas comunidades donde la cultura se vuelve mixta.

El ir y venir de estas nuevas generaciones ha creado diversas relaciones entre los lugares de origen y receptor. Un claro ejemplo es sobre aquellas personas que radican en la nación receptora buscan la forma de no perder ese vínculo con sus fiestas de pueblo, quieren ser partícipes de dichas festividades, de una u otra forma se adhieren a las celebridades religiosas, ferias de pueblo, etc.

“Las remesas culturales entre Estados Unidos y México…dan pauta para explicar que existe una interacción cultural entre la sociedad expulsora con la sociedad receptora, y en esto es de gran importancia el rol que desempeñan los hijos de los [migrantes] nacidos en Estados Unidos. La pluralidad de redes solidarias en este complejo migratorio se hace evidente por medio de redes familiares, sociales, culturales, de paso de migrantes, de recepción en el país de arribo, económicas, de participación en las fiestas patronales y clubes de migrantes”. (ibíd.)

Los pobladores de San Francisco Tetlanohcan han retroalimentado este vínculo de pertenencia comunitaria enviando una gran diversidad de alimentos típicos de la región, artesanías, dulces típicos, fotografías de festividades patronales y familiares, mediante organizaciones de mensajerías como “envíos y paquetería y mueblería TRI-ESTATAL (tienda San Miguel)” la cual ha sido útil para generar este binomio cultural entre las comunidades transnacionales.

Este enriquecimiento que va más allá de las remesas monetarias, los elementos culturales que se intercambian fortalecen las relaciones interculturales entre los mexicanos y los norteamericanos.

El tipo de vida de la comunidad receptora ha influido bastante en los pobladores de San Francisco Tetlanohcan el cual podemos ver en las formas de edificaciones de sus propias casas, la ropa que envían y traen, la música y hasta los mismos negocios que llegan a generar dentro de su comunidad de origen; tal y como lo dice Levit “este tipo de remesas sociales poseen beneficios intangibles que transfieren conocimientos y habilidades mediante actividades comunicativas o interactivas cara a cara” (Levit,1988, citado en Familia y Migración por Eduardo Sandoval, 2013).

Toda mercancía enviada de Estados Unidos a los pobladores de San Francisco Tetlanohcan (documentos, electrodomésticos, juguetes, etc.,) son un modo de vínculo familiar y social donde relación y comunicación entre nación y nación, sin importar la distancia, se han de fortalecer.

Actualmente la misma apropiación del internet como medio de comunicación ha servido como medio para crear este tipo de puentes socio-culturales, el generar una comunicación de manera instantánea, lo que antes no se podía hacer con las cartas o telégrafos, ha ayudado a fortalecer los vínculos familiares al igual que el envío de fotografías, símbolos, iconos, etc.

Por lo tanto, todo estos elementos que conforman las remesas culturales y sociales conforman el imaginario colectivo, familiar y social que influyen en la manera de actuar y organizar de los miembros de los núcleos familiares transnacionales; ya lo dice Castoriadis (19993) “lo simbólico se constituye como redes simbólicas que ligan representaciones y significaciones que son de utilidad para la sociedad, en las cuales las representaciones sociales pueden ser conscientes o no por parte de los individuos, pero que conforman ese imaginario social con sentido propio de forma compatible o no. Imaginario que es colectivo y a la vez individual, los que se encuentran indisolublemente unidos, pues no se puede comprender al hombre separado de su vida social”. (Castoriadis, 19990, citado en Familia y Migración por Eduardo Sandoval, 2013).

Al mismo tiempo se debe de tener claro que con el manejo del “imaginario colectivo” hago referencia con el actuar de las familias transnacionales y su forma de pensar, actuar percepción de la formación de su vida, y diferentes dinámicas que han formulado las familias en donde algunos de sus miembros se ha incluido en la cultura de la migración.

Como lo hemos venido contextualizado, el imaginario colectivo influye en los miembros de las familias transnacionales en sus diferentes motivaciones para poder migrar. Se genera un encuentro de ideas, emociones, fantasías, Etc., referentes al desarrollo de un futuro asegurado en sus vidas como es el caso de la educación, sostén económico y adquisición de bienes materiales, por mencionar algunas.

Las primeras generaciones que emprendieron el proceso de migrar son las han formulado el imaginario colectivo dentro de las familias; pasando de una generación a otra generación. Se formula una nueva identidad a partir de las propias experiencias culturales, sociales, políticas que se encuentran en el camino dentro de su proceso de migrar. Ha pasado a ser una práctica cultural dentro de las familias, es decir, un Habitus migratorio.

La conceptualización de Estados Unidos, en los miembros más jóvenes, como un lugar en donde podrán alcanzar ese futuro que tanto anhelan es parte de las propias experiencias sociales producidas a partir de la vivencia de sus antecesores. Por lo tanto, es aquí, en donde a partir de esa “tradición cultural” dentro del núcleo de las familias de San Francisco Tetlanohcan se ha masificado al grado de ver a la migración como el método efectivo para obtener una vida placentera y asegurada; con el cual podrán cumplir cualquier sueño que tengan.

Gastón Bachelard dentro de su obra intitulada “La poética de la ensoñación” nos dice que “la fuerza de la imaginación radica en su capacidad de proyectar realidades posibles, crear posibilidades que nos liberan del sometimiento a la realidad”. (Bachelard, 1997, citado en Familia y Migración por Eduardo Sandoval, 2013).

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