ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Historia


Enviado por   •  11 de Octubre de 2015  •  Apuntes  •  4.013 Palabras (17 Páginas)  •  139 Visitas

Página 1 de 17

PROLOGO

-Nadie sabe como iniciar, nadie sabe cómo proseguir, lo único de lo que se debe estar  seguro  es qué al final se ha de morir, de una u otra manera, siendo un héroe o muriendo abandonado a su suerte en algún rincón.-

Así  habló Carbankell, el capitán de la guardia real de Minathir -aquella que protege a los suyos, tan celosamente como lobos a sus cachorros-. Los reunidos junto a él, quedaron asombrados con las palabras dichas; y era de más, el capitán siempre estaba sereno, su mirada fría y un poco apagada, pues así era su personalidad, su cabello negro y espeso como si la misma noche cayera sobre su frente, escasamente pronunciaba palabra, pues bastaba con su mirada para entender su orden; su armadura, hecha de placas de acero, nunca le gustó lo ostentoso, nunca quiso llamar la atención, sólo le importaba servir al rey. A sus espaldas, una mandoble antiguo, no se sabe muy bien donde la obtuvo; -en una apuesta- decían, -como mercenario- decían, nadie sabría responder esa pregunta con certeza. Su mandoble siempre a su espalda, esperando ser empuñado, tan negro como su mismo cabello, era una maravillosa pieza de herrería antigua.

Era esa fecha donde los reyes de los cinco grandes reinos se reúnen, humanos, si, pero no tienen nada que envidiarle a la gloria antigua y extinta de Elfos o enanos, pues se han forjado con los años una reputación tan implacable  que se les respeta inmensamente y se les conoce hasta en los limites del norte, donde sólo habitan los forasteros salvajes.

Esta reunión duraba tres días, el primer día era de fiesta, el segundo día es donde los cinco reyes hablaban sobre temas que sólo ellos conocían (dicha reunión era conocida como “la reunión de los pilares”) y el tercer día se hacía la despedida de cada rey.  El reino anfitrión tenía la obligación de preparar una ceremonia y una celebración antes de que los reyes trataran sus temas de interés; este año le había sido concedida la bendición a Minathir. Pasó el tiempo de la celebración y llegó el tiempo donde los cinco reyes debían entrar al salón de los reyes.

Se reunían cada año el rey Esben” el oso pardo” de Vastanorth, el rey Roderick  ”León carmesí” de Winterhard, el rey Pelarios ”noble Rey bufón” de Crociuss. Eran el principal tridente de los cinco pilares, seguidos por el rey Melack “ojos de plata” de Ravendell y por último el rey Balgreeff “corazón de bestia” de Minathir.

En cada uno de estos reinos había un salón preparado para la ocasión, con cinco tronos estratificados según la riqueza y poder de cada rey. Cada uno se posaba sobre el trono que le correspondía, según la nobleza de su reino.  

-Que inicie la reunión; cada cuál pose su noble trasero- con estás palabras habló el rey Pelarios, conocido como el “El noble Rey Bufón” por su bromista carácter.

-¿Nunca escapa algo bueno de su boca, majestad?- respondió el Rey Roderick.

Fue entonces donde impuso su autoridad  -Callaos de una vez malditos reyes- dijo prepotentemente el rey supremo Esben “el oso pardo”.

Cada uno se sentó como le correspondía. El rey Esben se sentó en el trono de oro puro, seguido por el rey Roderick en el trono de plata, el rey pelarios en un trono de bronce, dejando al rey Melack en un trono de acero y siendo “el más débil” de la alianza el rey Balgreeff sentado en un trono de hierro.

Como era de costumbre era el rey anfitrión anteponía los asuntos de los cinco reinos.

—Altezas, como indica el protocolo, debería iniciar hablando sobre las ganancias de cada reino. Pero hay algo que perturba mi alma desde el momento que mis soldados en la atalaya norte me lo hicieron saber. Señores, estamos ante un mito que podría ser realidad, se han avistado en los últimos meses, criaturas aladas más allá de las tierras del norte, semejantes a dragones. Sea o no una realidad, hay que estar alerta en cuanto a ello, pues si es realidad la desolación causadas en las historias antiguas por los dragones, pues, no podríamos hacer mucho por defender las ciudades. —

-¡¡¡bah!!!... al parecer nuestra bestia anfitriona ha querido llamar la atención con semejante bromilla- interrumpió el rey Pelarios.

-broma  o no,  es algo irreal lo que su majestad está manifestando,  no debería creer totalmente en historias antiguas- respondió el rey Melack.

A estas palabras dichas por ambos reyes, el rey Balgreeff se mostró indignado y confesó  -yo tampoco lo creí e incluso tuve en mente, mandar a ejecutar a los exploradores del norte por tal mentira, pero, me mostraron algo que perturbó mi ser- el rey sacó una pieza inusual, parecía una escama, pero no una común, era blanca cómo el marfil y pesada como un lingote de acero.

El rey Roderick  puso especial cuidado sobre la pieza, mientras que el rey Esben en tono indiferente dijo  –no es más que una pieza de alfarería de algún pueblo antiguo.-

El rey Balgreeff, gastó inútilmente su tiempo tratando de advertir y convencer al rey supremo de gestionar mas guarnición. El tiempo finalizó y el rey Supremo ya harto de tanta “palabrería” dijo burlonamente –Balgreeff, si tu prefieres creer en historias para niños, es tu decisión, pero, en futuras reuniones, os aconsejo no malgastar nuestro tiempo con tus parloteos ridículos.-

Indignado el rey anfitrión contestó al rey supremo – su altivez será su destrucción, mi querido rey, cuídese de ella, o no quedará ni rastro de sus grandes proezas y  su nombre será olvidado- seguidamente dijo –si vuestra negligencia continúa, no esperéis que vuestros reinos sean recordados… se levanta la reunión, podéis iros ya.-

-¿Qué muestra de rebeldía es esta?- respondió Esben - si quieres mantener la paz con tus aliados te sería mejor cerrar tu maldito hocico, pues eres una bestia nada más.-  

- ¡¡Oh!! Gran Oso Pardo,  tu tampoco estás muy lejos de ser una bestia, pues las bestias no escuchan, son ignorantes de lo que a su alrededor sucede- respondió serenamente el rey Balgreeff; seguidamente, abandonó el salón de los reyes.

-¡Hermosa reunión la de hoy!- mencionó burlonamente el rey Pelarios –el corazón de una bestia oculta desafió la autoridad del gran Oso Pardo… ¡Maravilloso!, hagamos estas reuniones más a menudo, quizá de aquí en adelante cada cuál traiga sus sorpresas.-  Dicho esto, salió de la habitación.

Mientras qué, indignado, el rey Melack confesó –quien se cree Balgreeff, que puede contestar al rey supremo de tal forma. Será mejor salir cuanto antes- salió, quizá más indignado que el propio rey.

Sentado en el trono de oro, dijo en voz cabizbaja el humillado rey supremo.

 -¿Cuidarme de la altivez? Quizá debiste cuidarte tu mismo de ella; tal muestra de rebeldía amerita el castigo del “oso pardo”, pagarás esta ofensa, maldito Balgreeff, nadie osa hablar así al rey supremo.- y airado, salió.

 El rey Roderick se limito a escuchar, se puso de pie y dijo con tono indiferente al aire – los hombres, siempre sómos tan idiotas, que nos dejamos llevar por la posición social en la que estamos- dicho esto abandonó la sala, siendo el último.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (23.6 Kb)   pdf (87.1 Kb)   docx (19.8 Kb)  
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com