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La crítica al idealismo hegeliano y el materialismo feuerbachiano respecto a la concepción de la Historia y el hombre.


Enviado por   •  12 de Abril de 2018  •  Ensayos  •  1.346 Palabras (6 Páginas)  •  237 Visitas

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Escuela Nacional de Antropología e Historia

LICENCIATURA EN HISTORIA

Ejercicio VI

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La crítica al idealismo hegeliano y el materialismo feuerbachiano respecto a la concepción de la Historia y el hombre.

Hegel sostenía una idea de la historia donde todos los fenómenos históricos, las artes, la política, la filosofía, la economía eran manifestaciones de un desarrollo histórico único, o sea, el del Espíritu universal en su totalidad. Este Espíritu se trata de algo que ya estaba determinado por la historia, es por eso que el Espíritu de un pueblo era equivalente al de un individuo en el curso de la historia universal. Con esto, la concepción hegeliana entiende que los Espíritus de los diferentes pueblos a lo largo de la historia son sólo grados en la historia universal, en los cuales se ven reflejados, se realizan, en el Espíritu Universal. Este Espíritu se muestra según las épocas históricas de un pueblo o en un individuo, lo cual representa la conciencia del mismo pueblo y de la época. Su dialéctica tenía por objeto “pensar” la vida, es decir, probar que el mundo es enteramente obra del Espíritu.

Marx, por el contrario, dice que no se trata de “pensar” sino de transformar, partiendo de las bases materiales de la vida humana, esto es el trabajo, que constituye los principios fundamentales de la vida del hombre. Marx sustituye el Espíritu de Hegel por el trabajo; es en el trabajo donde los seres humanos encuentran el hilo conductor de la historia, que se desarrolla dependiendo las relaciones y las formas en cómo se trabaja. No es lo que se produce en una época determinada lo que marcan las etapas históricas de la humanidad, sino cómo se hace. No es lo que se piensa en una sociedad lo que refleja la época histórica sino por qué se piensa de determinada forma, partiendo de las bases materiales y económicas, fundamentales en el pensamiento materialista histórico.

Por otro lado está Feuerbach, que entendía al hombre y a la historia en términos aún idealistas y metafísicos, esto debido a que llevó una formación teológica. Aunque materialista, su idea era esencialmente idealista y religiosa, lo cual no le permitió hallar las bases reales materiales de su pensamiento filosófico. Esto lo llevó a la creencia de que la historia encuentra su avance al mismo tiempo que los humanos cambian sus formas de pensar, sus ideas, y de manera puntual, Feuerbach se refiere a la historia religiosa de la humanidad, donde distintas ideas de dios se sustituyen la una a la otra y se crea un motor de cambio.

Aquí la crítica se enfoca en que Feuerbach pasa por alto, ignora, la base material que plantea Marx, donde dice que es el mismo hombre quien, usando el trabajo—reflejado en distintos medios de producción—logró llevar el curso de la historia en sí mismo. Marx sostiene que la humanidad, con la producción material sobre su entorno, crea fases de evolución económica, lo cual termina por crear instituciones como lo es la iglesia y sus ideas religiosas. Todo gira en torno a la base material, en el trabajo, pero sobre todo, en cómo el hombre se relaciona socialmente con éste.

El materialismo histórico entiende que la historia es una construcción la cual no siempre será la misma ya que ha estado en constante cambio y puede modificarse mediante procesos materiales. Estos procesos materiales son el verdadero curso de la humanidad, debido a que han sido los hombres que en base a su trabajo,  las maneras en que producen sus medios materiales, y sus relaciones de producción, los que han cambiado el rumbo de la historia, es decir, son los modos de producción los que de verdad determinan la evolución de la historia y no el Espíritu hegeliano o La Idea de Feuerbach.

La noción de sujeto histórico en la teoría marxista.

Para los marxistas el sujeto histórico se encuentra en los hombres que definen sus intereses económicos materiales, en sus relaciones en torno a los modos de producción, y en las relaciones de poder ideológicas que esto conlleva, lo que Marx llama la superestructura, o sea, el campo de los pensamientos. Con todo esto, según el marxismo, se crea la formación social y económica de la humanidad. Esta formación está condicionada por las fuerzas productivas y su desarrollo, lo cual condiciona la superestructura ideológica-cultural y no está determinada, sino que es influenciada por ésta, que encuentra la justificación de la ideología dominante de la época. En otras palabras, la superestructura se encuentra dependiente de la base económica.

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