Características del tiempo histórico

Historia

Para poder dar una definición exacta de lo que en si significa, la historia es necesario abordar también, su objeto de estudio y el valor que brinda a la sociedad en si para dar un concepto preciso de la historia la cual se puede definir como una ciencia inexacta, que estudia todos esos hechos históricos que el hombre ha venido trascendiendo a través del tiempo, y que a su vez genera un impacto en el presente. La cual se basa en críticas y antecedentes para la reconstrucción de sucesos pasados.

Según el autor Carr Edwuar H señala que la historia es:

“un proceso continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un dialogo sin fin entre el presente y el pasado”

(Carr Edwuar H. ¿Qué es la historia? Barcelona (España): Ariel Historia, 2001. Pg. 76).

Tomando en cuenta la cita antes mencionada se puede decir que el pasado es el objeto de estudio primordial de la historia junto con el individuo y la sociedad, tomando en cuenta que la interacción entre presente y pasado tiene la necesidad continua de comunicación entre las sociedades del presente y del pasado.

Dicho de otro modo la condición que se presenta entre la historia como diálogo entre el presente y el pasado es una dinámica, es por esto que en parte, el pasado depende del presente, pues toda historia tiende a ser contemporánea sólo en la medida de que el pasado es tratado en función del presente, y respondiendo a los requerimientos del mismo.

Dentro de este orden de ideas, nos encontramos con una crítica de un respetado historiador venezolano quien sostiene que:

“La historia pretende la interpretación genética del presente, o sea, el examen asintomático del pasado. No puede, en consecuencia, observar directamente el fenómeno, ni mucho menos repetir la observación inmediata. Debe aferrarse al puente de la comunicación susceptible de proveer testimonios sobre ocurrencias físicas muertas”

( PINO ITURRIETA, Elías. Historiador – Encubridor. Tierra Firme. (Caracas). (5): 8-9.Enero-Marzo, 1984)

Con lo anteriormente expuesto se puede deducir que, pretender reconstruir ya sería de por sí difícil si se considera que dicho ejercicio debe atender a un principio muy similar al que rige la tarea del restaurador de antigüedades de un museo. No obstante, habría que defender el hecho de que comprender en todo caso sería inadecuado si no existe, al menos en el plano de lo abstracto, un intento por recrear una estructura lógica que nos permita orientarnos; una recreación, aun por inexacta que pueda ser, no sólo de los hechos en el lugar y tiempo que sucedieron, sino también de la mentalidad o los imaginarios colectivos de quienes fueron participes de los mismos.

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