Reseña padres obedientes hijos tirános

Después de leer este libro, nos damos cabal cuenta de cómo la relación padres/hijos han cambiado  a través de las últimas generaciones: los valores de la familia se han transformado drásticamente de manera un tanto negativa durante las ̇últimas décadas. Desde unos padres muy exigentes a unos padres exageradamente condescendientes en todo lo que el hijo pida, con el único erróneo objetivo, como lo recalcan en más de una ocasión los autores: del dicho que todos los padres hemos usado de manera literal o parafraseando alguna vez: que como hijos, pudieron, “haber sufrido mucho y ahora que son padres no quieren que sus hijos sufran lo que ellos sufrieron”; sin darnos cuenta que por el excesivo apoyo paterno estamos creando unos hijos indiferentes, despreocupados, duros, egoístas, arbitrarios, superficiales, vanos y en muchos casos llega al grado de violentos, conscientes de que este último acto es deliberado y cuyo objetivo es hacer daño, además, algo fundamental en este tipo de patrón es que se rigen por “la ley del mínimo esfuerzo”, sin aceptar presiones e imposiciones de ningún tipo.

Este tipo de hijos presentan un elevado grado de autoestima que es resultado del apoyo y sobreprotección paternal excesivo y no de su esfuerzo personal; con lo cual se olvida considerar el adagio de que “se aprende más del error y del fracaso que de los aciertos”.

Podemos considerar que aparte de la sobreprotección y excesivo apoyo hacia los hijos, también existe otro factor primordial para crear un hijo tirano: Las familias han ido reduciendo su número de miembros de forma paulatina y este hecho tiene inconvenientes, pues el niño de las familias pequeñas suele ser individualista por lo cual tiende hacia el aislamiento y el materialismo total que rige su vida.

Los padres de estos tipos de hijos, bien llamados padres obedientes, son de una generación que vienen de familias numerosas, cuya principal queja es que no tenía la atención de sus padres y no había recursos suficientes para todos los hijos, además tenían responsabilidades desde muy niños desde cuidar a sus hermanos pequeños, hasta hacer numerosas faenas en casa, nunca podían conversar con sus papás, también tenían que obedecer ciegamente sin preguntar ni quejarse. Los autores puntualizan que es esta una generación resentida con sus padres y éstos para evitar las situaciones que vivieron ellos, optaron por tener familias pequeñas para poderles dar tiempo de calidad, mejor educación, y todos los bienes materiales necesarios en la época actual.

Todo padre quiere estar orgulloso de sus hijos y siempre hay que tener presente  que las personas más exitosas no solo son las más inteligentes sino las que aprenden a manejar situaciones a través de la diplomacia, habilidad, negociación y táctica. Hay que dar a los hijos la oportunidad que se equivoquen y enseñarles a tomar responsabilidad de sus acciones. Las personas más ricas y exitosas del mundo dicen que han aprendido más de sus fracasos que de sus éxitos.

El problema, como lo explican sobradamente los autores, es que ahora se fueron al otro extremo: Tratan de estar todo el tiempo encima de sus hijos para guiarlos, porque ellos no tuvieron unos padres que se “preocuparan” por ellos.  Se preocupan por tener un hijo protagonista que todo conozcan, por eso lo saturan de clases, ocupaciones  y actividades. Y evitan a toda costa que los hijos se enfrenten a fracasos, los padres no los dejan que sufran, para que no se le baje la autoestima y están presentes ayudándolos a resolver todos los problemas. Además se preocupan por satisfacer cualquier capricho de sus hijos, dándole todo lo material que ellos siempre quisieron tener. Estos padres obedientes no imponen reglas porque tienen miedo a que sus hijos padezcan cualquier tipo de sufrimiento, frustración y desilusión, sin valorar las consecuencias que esto puede tener en su formación presente y futura.

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