Comentario La Bella del Alambra

Como un reflejo de la sociedad cubana en los felices años 20 hasta los convulsos años 30 nos muestra a través de su lente Enrique Pineda Barnet el filme cubano La Bella del Alhambra.

La película, basada en la obra Canción de Rachel de Miguel Barnet, narra la historia de la joven Rachel que aspira a llegar a ser vedette del famoso Teatro Alhambra, aunque para lograrlo tenga que subordinar el amor y su felicidad a sus aspiraciones de lograr la fama en el mundo del arte.

La crítica social a la ideología machista y el papel que juega la mujer dentro de la sociedad cubana de los años 20 devienen en conflicto principal de la obra, que tiene como hilo conductor al teatro, este último se presenta como un personaje más dentro del filme y deviene en escenario imprescindible para el desarrollo de la obra ya que es allí el lugar donde confluyen a su vez lo culto y lo popular, lo ligero y lo trascendente, se visualizan los personajes típicos del teatro vernáculo cubano, sin dejar de lado la sátira política. Esto se evidencia en varias escenas, como la inicial del gallego y el negrito, y la secuencia casi final con La isla de las cotorras, que supone una crítica a ciertos aspectos de la realidad cubana de la época como las injerencias norteamericanas.

El personaje protagónico está encarnado en la piel de la actriz Beatriz Valdés, que a pesar de su imagen moderna y contemporánea en filmes anteriores como Los pájaros tirándole a la escopeta y Lejanía, en La bella del Alhambra es capaz de transformarse en vedette y convertirse, como diría Miguel Barnet, en “una fantasía colectiva, un objeto sexual, en una marioneta de los hombres y en un mito contemporáneo”.

La muerte de Eusebio, el gran amor de la vida de Rachel y su aventura con el magnate de la prensa Pedro Carreño marcan los dos grandes puntos de giro dentro del largometraje, que alcanza su clímax cuando ella tiene que elegir entre seguir su relación con Pedro o continuar actuando en el teatro.

Sus ganas de seguir viviendo, a pesar de su negación para regresar al teatro nos muestran un desenlace esperanzador, cargado de emociones y nostalgias.

El filme, ganador de un Premio Goya en 1990 a mejor película extranjera de habla hispana, presenta una visualidad sonora exquisita ya que, a pesar de no estar catalogada dentro del cine musical, expone canciones clásicas que se encuentran dentro lo más representativo de la cancionística cubana, por ejemplo, “Quiéreme mucho”, de Gonzalo Roig; “La mujer de Antonio” de Miguel Matamoros; “Si llego a besarte”, de Luis Casas Romero, o “Siboney”, de Ernesto Lecuona, que rinden homenaje al teatro musical autóctono y que representan la cultura e idiosincrasia del cubano.

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