Robots más humanos que los humanos

Robots más humanos que los humanos

Wall-E es una película de los hijos de los hijos de nuestros hijos (si seguimos con este paso destructor como hasta ahora). La historia no da lugar a príncipes que se enamoran de chicas pobres para convertirlas en princesas; ni a animales chistosos con voces también chistosas que conviven con otros animales chistosos; tampoco a peleas entre seres mitológicos griegos, empresas de monstruos dedicadas  espantar niños, etcétera.

La película plantea un posible escenario de nuestro planeta en el futuro cuando los humanos hemos acabado con él. La Tierra solitaria, contaminada, llena de montañas de basura, chatarra y residuos. El gris predomina sobre cualquier otro color. Los montones de basura son comparables con los edificios más altos. No hay señales de agua, árboles ni animales, aparentemente, no hay vida. Excepto por un pequeño robot recolector de basura sobreviviente después de 700 años; su nombre es Wall-E, el protagonista de la película, y posteriormente, de Eva que llega en busca de vida sustentable (y de la que Wall-E se enamora).  Al quedarse la Tierra inhabitable, los humanos emigraron al espacio y viven en una gigantesca nave espacial, Axioma, adecuada para la “vida”.  

La película en primera instancia se podría pensar que es una película dirigida al cien por ciento para niños; sin embargo, conforme va avanzando queda en evidencia que está planeada para todo tipo de público, pues los mensajes abordados encajan para cualquier edad. El filme maneja un discurso de concientización social. Enfatiza como principal responsable a la raza humana de que la Tierra poco a poco se está acabando.

Wall-E es amoroso, amigable, tierno, curioso, dotado de un lado humano. Por otro lado, los humanos son todo lo contrario: apáticos, solitarios, automatizados, insensibles, como si fueran robots. Un escenario contradictorio, pero que no está tan alejado de nuestra realidad actual.

Uno de los principales temas de la película es el abuso y la dependencia de la tecnología en nuestras vidas. Todas las personas son obesas (a tal grado que no son capaces de caminar), están postradas en una silla dotada de alta tecnología. Es por ello que con sólo pedir algo y estirar la mano, lo obtienen. La vida es monótona, aburrida y fácil. Las personas son solitarias, no tienen contacto físico con otras personas. Incluso en una escena se ve a dos personas una al lado de la otra hablando por medio de una aplicación. Algo visto por más de uno hoy en día.

Otro tema central es la ecología, ¿hasta cuándo soportará el planeta el daño que le estamos haciendo día tras día?, ¿qué pasará cuándo acabemos con él?, ¿a dónde irá la raza humana?, pues Wall-E plantea una posible realidad en donde la Tierra se encuentra contaminada a tal grado que ya no es habitable. Sin rastros visible de naturaleza. Un ambiente desolador.

Estos discursos tienen como objetivo hacer reflexionar a los espectadores sobre sus acciones. Por un lado, situarse en el mapa y pensar en cómo estamos afectando al planeta. Desde lo más “insignificante” hasta lo más grave. ¿Cuidamos el agua?, ¿el aire?, ¿de qué forma contaminamos? A partir de eso, emplear alguna acción correctiva y salvar a la Tierra de una catástrofe.

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