50 Sombras

Introducción

La vida es una sucesión de momentos, de experiencias cargadas de complejas emociones y comportamientos, los cuales están muy arraigados en nuestras conductas y que incluso muchas veces ignoramos. Somos seres de contrastes emotivos y sicológicos que de alguna manera buscamos algo; a lo que tal vez se le podría llamar “amor”, y éste viene en muchas presentaciones.

El amor es probablemente la más humana y enmarañada de las emociones, la que más inspira y suscita cosas, y que se procura entender e interpretar, por lo que se le puede tratar desde varios puntos de vista. Por ejemplo, desde una perspectiva biológica puede interpretarse como una interacción entre feromonas y oxitocina, que de cierto modo propende hacia un instinto de procreación más o menos “evolucionado”.

En el presente escrito se hará una alusión a la popular película “Cincuenta sombras de Grey”, cuya trama se basa en una novela erótica que involucra a dos personajes quienes llevan a cabo ciertas prácticas sexuales tan explicitas como controversiales. Precisamente en esta historia se tratan y reflejan ciertas conductas cargadas de gran complejidad humana.

¿Qué es amar con inteligencia?, esta pregunta resulta ambigua, ya que la pasión o el sentimiento y la inteligencia o raciocinio podrían ir por caminos opuestos, aunque irónicamente complementarios de alguna manera, ya que las relaciones interpersonales en ciertas ocasiones pueden resultar complicadas, especialmente en la actualidad donde estamos expuestos a un sin número de sensaciones y expresiones cargadas de erotismo y sexualidad que nos bombardean, haciendo más confuso el acercamiento entre unos y otros. Algunos sostienen que las sociedades actuales toman el sentimiento romántico-afectivo como una mercancía más, como un negocio representado por el matrimonio que alude a “ser equipo”, por lo cual, el amor se reduce a un intercambio que intenta satisfacer las particulares necesidades afectivas de muchos. Amar inteligentemente es respetar.

No obstante, los estereotipos de género siguen vigentes y convenientemente acomodados para que supuestamente la sociedad funcione…, pero afectivamente es fácil manipular y ser manipulado, jugar con los sentimientos de otro y caer en relaciones instantáneas que a la larga no trascienden. Al final, se convierte en un juego que somete, donde los roles de pareja se ponen a prueba constantemente para que todo marche bien, aunque la realidad demuestre otra cosa.

¿Se puede entonces hablar de una especie de educación afectiva? Según la historia de “amor” de la película “Cincuenta sombras de

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