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6 Realidades y Tendencias que marcas y empresas no deben perder de vista para 2016


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  1.408 Palabras (6 Páginas)  •  198 Visitas

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Comentario al Caso:

6 Realidades y Tendencias que marcas y empresas no deben perder de vista para 2016

Las tendencias que han ido marcando 2015 seguirán teniendo eco en el año próximo.

Sobre el artículo:

Ahora bien, este texto fue para mí, como un viento suave y agradable en un día acalorado.

Hacia una posición:

Ahora bien, este texto fue para mí, como un viento suave y agradable en un día acalorado. En tiempos en dónde sólo algunas empresas -las mejores casi siempre- le dan a la comunicación un sitial estratégico, es gratificante saber que hasta la imagen de un país puede ser construida y potenciada desde y con el apoyo de la comunicación. Y eso que coloco como posibilidad, el autor la presenta como necesaria y concreta acción estratégica. Ya que lo que se busca es que el país compita en un mundo globalizado, sea atractivo para el turismo, capte inversiones y eleve sus exportaciones. Eso indica que la edificación de una marca lleva la impronta de la comunicación. Así mismo, la construcción de una marca no sólo crea activos, sino que es necesaria para el éxito y supervivencia. Además promueve la ventaja competitiva que rendirá financieramente (Aaker, 2006). Por tanto, considero que la comunicación usada eficientemente, es decir vista como un proceso, nos ayuda a enfrentar los cambios y crea escenarios que agilizan la obtención de beneficios económicos y financieros. En tal sentido, es vital comprender que el mundo de los negocios no debe estar disociado del mundo de la comunicación. Ambos deben complementarse. Por lo cual, la gestión de intangibles hecha por la comunicación es la base para que los números tengan estabilidad y fuerza en el tiempo.

Conclusiones:

En lo que respecta a la política, como acción de gobierno, me parece necesario mencionar que Aristóteles definió a la política como la condición inherente del hombre para formar asociaciones en donde cada uno buscará el bien común. Todo gobierno tiene que garantizar el bienestar de sus gobernados. A ese respecto, la puesta en valor de una Marca País apunta a dinamizar y provocar el desarrollo nacional. Dentro del posicionamiento de una buena imagen de país, adjunto a  la acción gubernamental debe estar el enfoque de la estrategia de la comunicación, porque si bien es cierto la primera está legitimada, la segunda pone de manifiesto si algo está destinado a fracasar o tendrá éxito.

Recomendaciones:

Así pues, me parece pertinente ver la idea de Marca País dentro del proceso de la comunicación, el cual servirá para optimizar la percepción sobre la imagen de una nación. Dicho proceso lo expongo con tres elementos: Emisor, Información, Receptor. (Capriotti, 2009).

El emisor vendría a ser la nación en su conjunto, liderada por un gobierno con gestión comunicativa,  que se esfuerza en construir una Marca País que trasmita su identidad al mundo. En nuestro caso, el Perú como país pluricultural, multilingüe y multiétnico necesita construir su Marca País sobre la base de muchas culturas. O cómo lo veía, Juan José Vega (2006), el Perú edificado como suma de Identidades. Una nación que asume sus diferencias y parte de ellas para hacerse sólida. Aquí la gestión de la diversidad cultural se avizora como crucial.

La información es la Marca en sí misma avalada no sólo por campañas publicitarias (lo que se dice) sino por las conductas de todas las personas que representan al país (lo que se muestra). Toda la comunicación debe ser coherente con las acciones. Los hechos marcan mejor la mente porque al final esta información se asocia con la experiencia personal de los receptores. Ellos, vendrían a ser todos los públicos que tienen alguna relación con el país. Desde consumidores hasta posibles inversores.

Ahora bien, de acuerdo a la situación actual, en plena era de la información, este proceso de comunicación no es unidireccional sino bidireccional o incluso multidireccional. Es decir, que la identidad de un país no sólo es remitida desde la misma nación, sino que cualquier persona desde cualquier lugar del mundo puede decir algo favorable o desfavorable sobre ese país. Y aunque se piense que no es una “voz oficial”, su repercusión no debe pasarse por alto.

Además se identifican dos aspectos como el ruido y la retroalimentación para manejar con eficiencia el proceso comunicativo.

El ruido es la barrera que imposibilita el consumo de información de nuestra Marca País por parte de las personas. No se perciben adecuadamente o no se entienden los mensajes de identidad de país trasmitidos. Eso puede pasar desde el mismo diseño logo o hasta la forma en que se brinda un servicio al turista. Cómo sostenían Shanon y Weaver (1949) en su “Teoría matemática de la comunicación”, la mejor manera de combatir el ruido era a través de la redundancia y el aprovechamiento de la capacidad total del canal. La redundancia significaba que la información debía mandarse de nuevo varias veces y si se tenía a bien, con ciertas variaciones. Para el caso de la Marca País, eso conlleva a pensar que los mensajes deben enviarse muchas veces a las audiencias adecuándolos hasta que sean entendidos. Eso también compete a las conductas de los ciudadanos que promueven la Marca País. Sus acciones comunican y hay que alinearlas al propósito general. En lo que respecta a aprovechar el potencial del canal, la estrategia de comunicación debe elegir un canal como eje central y hacer que los demás converjan y estén alineados. Una sonrisa franca que acoge al invitado, un discurso de una autoridad que hable sobre las potencialidades de nuestro país o un afiche nacional colocado en un centro comercial extranjero son ejemplos de canales diversos que deben ser aprovechados para mitigar las barreras del “ruido” y tender puentes hacia la percepción internacional.

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