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Desarrollo humano: infancia


Enviado por   •  10 de Febrero de 2019  •  Resúmenes  •  3.462 Palabras (14 Páginas)  •  145 Visitas

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Primera Infancia

Los genes que el lactante hereda tienen una influencia muy grande en las características tanto físicas como psicológicas que el niño desarrollará a lo largo de su vida. Aspectos como las condiciones ambientales, la nutrición también tienen un impacto considerable en lo que el niño va a llegar a ser en un futuro.

Los niños crecen con mayor velocidad durante los primeros tres años de vida, especialmente en los primeros tres meses. A medida que el bebé crece, la forma y proporciones de su cuerpo sufren modificaciones. Por ejemplo, un niño de tres años puede lucir delgado a comparación de un bebé de un año que luce regordete. El crecimiento y desarrollo físico siguen el principio encéfalo-caudal: el crecimiento ocurre de arriba hacia abajo. Debido a que el cerebro crece con una gran velocidad durante el desarrollo prenatal, es por eso por lo que los bebés nacen con la cabeza más grande (en proporción a el resto de su cuerpo). Para el primer año el bebé alcanza un 70% en lo que será la totalidad de su cerebro, aunque el resto del cuerpo solo se acerca al 10% o 20% de lo que llegará a ser. No debe ser alarmante la apariencia del niño pequeño ya que con el paso del tiempo la cabeza se vuelve más pequeña en proporción al cuerpo.

Cómo se mencionó anteriormente, las condiciones nutricionales son de suma importancia en el desarrollo físico y neuronal del ser humano. Los niños desnutridos que no mueren antes de los cinco años tienen grandes probabilidades de crecimiento atrofiado, así como de salud y funcionamiento deficientes a lo largo de su vida.

En lo que respecta al sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) y en su conjunto, el sistema nervioso periférico que se extiende por cada parte del cuerpo completo. Son la base de comunicación químico – física del cuerpo para responder ante los estímulos externos.

El cerebro pasa por un proceso de crecimiento crucial para el desarrollo físico, cognitivo y emocional. Según investigadores, el cerebro solo tiene cerca de un tercio de su volumen adulto al momento del parto. Para los tres años alcanza casi un 90%.

En las primeras tres semanas de gestación el bebé solo ha formado un bosquejo de lo que será la médula espinal y el prosencéfalo. A las 4 semanas la vesícula óptica se suma al prosencéfalo y a lo que en su momento serán el mesencéfalo y el rombencéfalo. A las 7 semanas el rombencéfalo está maduro al igual que la médula espinal. Para los tres meses (que ya está formada, de manera bien distinguida, la cabeza. El prosencéfalo está formado en un gran porcentaje. A los 6 meses ya se pueden apreciar los surcos que dividen al cerebro y le dan la apariencia tan característica de “cerebro”. Es a los nueve meses cuando el cerebro está formado en casi su mayoría con estructuras como el cerebelo, el tallo cerebral y el encéfalo mismo, hasta cierto punto, maduros.

Durante el desarrollo se da un proceso esencial en la vida del ser humano llamada “lateralización” que es descrita como la tendencia a cada uno de los hemisferios cerebrales a tener funciones especializadas. Entre lo que uno se ocupa principalmente para el lenguaje y el pensamiento lógico, otro se enfoca en habilidades visuales y espaciales. Izquierdo y derecho respectivamente el orden anterior.

Cada hemisferio está divido en cuatro lóbulos: occipital, parietal, temporal y frontal, que controlan funciones diferentes y se desarrollan a velocidades diferentes. Todo lo que se encarga de funciones básicas como la visión, audición, y el manejo de información sensorial, crece de manera acelerada durante los primeros meses después del nacimiento y maduran para los seis meses de edad, aproximadamente. Pero áreas un tanto más complejas como la corteza frontal que se encarga el pensamiento abstracto, asociaciones mentales y memoria (entre otras funciones) crecen poco durante este lapso y van madurando progresivamente con el paso del tiempo.

 Un proceso esencial en el desarrollo neurológico es la mielinización, que permite que las señales viajen a mayor velocidad y de manera más fluida, lo que permite un optimo desarrollo. Este proceso se inicia aproximadamente a la mitad de la gestación y continúa hasta la adultez (con áreas específicas en cada etapa).

Todo lo anteriormente mencionado respecto al desarrollo neurológico tiene una función explicativa en cuanto a las primeras conductas visibles del neonato, que son los reflejos primarios. Se entiende por reflejo primario a las respuestas obtenidas ante estímulos externos, la respuesta es invariable y se llaman primarios por su carácter temporales en cuanto a aparición. La conducta refleja es la que gobierna todo este campo conductual. Este tipo de conducta está controlada por los centros cerebrales inferiores (los primeros en formarse) que gobiernan procesos involuntarios cómo la respiración y la frecuencia cardiaca.

Los lactantes humanos cuentan con 27 reflejos primarios aproximadamente. Entre estos reflejos se encuentran el chupetear, el hociqueo en busca del pezón y el reflejo de Moro (respuesta ante el sobresalto o la sensación de caída), que se relacionan con instintos de supervivencia y protección. Cada reflejo se ve reforzado o disminuye su frecuencia de aparición según la utilidad de este en las condiciones del lactante. El reflejo de Moro, de presión (o darwiniano), tónico de cuello, reflejo de Babinski (torcimiento del pie hacia adentro), el hociqueo, y de caminar (son algunos de los más conocidos).

El tacto parece ser el primer sentido en desarrollarse. Es normal ver que cuando se le acaricia la mejilla a un bebé el recién nacido responda moviendo la boca en busca de la fuente de alimento (el pezón), probablemente por mecanismos evolutivos del hombre como especie. Posteriormente los sentidos del olfato y el gusto van a ser la nueva puerta de experiencia al mundo del neonato. Empiezan a desarrollarse desde antes del nacimiento ya que es igual común ver que el nonato responda ante los aromas de lo que la madre percibe, así mismo, puede responder a sabores. En cuanto a las preferencias gustativas, investigadores apuntan a que es un principio innato. Que los neonatos prefieren los sabores dulces de los ácidos, amargos o salados. Posteriormente desarrollan una preferencia más específica que puede permanecer hasta la segunda infancia.

La audición es también funcional antes del nacimiento: los fetos responden a sonido e incluso dan la impresión de poder reconocerlos. Esto podría deberse a la discriminación auditiva que se desarrolla de manera acelerada después del nacimiento. Y debido a la importancia que tiene este sentido para la socialización futura es uno de los más importantes y a las que más atención se le pone (al menos en los estados unidos de Norteamérica). Por otro lado, la vista es el sentido menos desarrollado al momento del nacimiento, quizá como resultado de la poca estimulación in-utero. El campo de visión de un neonato es mejor a una distancia de 30 cm aproximadamente, por lo que la distancia en que encuentra el rostro de los familiares, por ejemplo, cuando hacen gestos al bebé, es importante, ya que a esa distancia aproximadamente, es a la que mejor logran enfocar. Y aunque pareciera que los bebés pueden ver todo perfectamente, no es así. No obstante, estas habilidades se van fortaleciendo y adquieren mayor importancia conforme el niño vaya desarrollándose y se vuelvan más activos y alertas.

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