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Ejemplo de Mejora del trabajo en el aula


Enviado por   •  3 de Enero de 2018  •  Ensayos  •  3.813 Palabras (16 Páginas)  •  120 Visitas

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Introducción

Para mejorar las condiciones en el aula es necesario establecer un objetivo de innovación, que este sea claro y practico, para trabajar de manera óptima. Es importante que estos estén ligados al trabajo simultáneo sobre las condiciones internas de las escuelas. Dentro de las condiciones a tomar en cuenta para apoyar nuestra mejora en el aula, está la planificación en colaboración, formación y desarrollo profesional del profesorado, investigación, reflexión y participación de los alumnos.

Las estrategias eficaces de cambios no sólo se centran en la implementación de proyectos educativos seleccionados por la escuela, sino también en la creación de condiciones que sostengan el proceso de enseñanza y aprendizaje dentro de las aulas, estas condiciones deben estar pensada en ayudar a los docentes a que faciliten el aprendizaje de todos los alumnos.

Si esperamos que los alumnos valoren y disfruten con los aprendizajes, debemos que ser capaces de crear un ambiente en el que se sientan seguros y valorados, las relaciones son fundamentales para la autoestima y el progreso de los alumnos en clases. La mejora de nuestro trabajo en el aula se refiere a la elevación del rendimiento del alumno, centrándose en el proceso de enseñanza y aprendizaje y en las condiciones que lo respaldan.

Pensamos que si tomamos en cuenta estas reseñas podemos  mejorar nuestro trabajo en el aula, ya que estos  son espacios para crecer, para socializar y compartir ideas, de manera, todos los maestros deberían de colaborar para mejorar significativamente los trabajos en el aula, la clave para lograrlo es, tener voluntad, disposición, dedicación, interés y una actitud positiva en mejorar nuestro trabajo, además usar las estrategias, actividades, técnicas y medios, de acuerdo a las necesidades del grupo.

¿Cómo crear condiciones para mejora del trabajo en el aula?

Los rendimientos de los alumnos y la eficacia de la escuela se consiguen con las innovaciones o adaptaciones de la práctica que intervienen en el proceso de aprendizaje, los cambios en la práctica docente sólo se producen cuando hay claridad y coherencia en la mente de los maestros.

De acuerdo con el trabajo de Ainscow y col., (2001), los factores que, en mayor medida, parecen condicionar la mejora del trabajo en el aula, y hacia los que, por tanto, habría que dirigir las intervenciones para mejorar el aprendizaje son los siguientes:

  • La existencia de relaciones positivas.
  • Los límites y expectativas del profesorado.
  • El alcance de los procesos de planificación y adaptación la enseñanza.
  • La disposición a trabajar con otros.
  • La capacidad de cada profesor de reflexionar sobre su propia práctica.


Seguramente, la calidad de las relaciones del docente con su alumnado es uno de los mayores determinantes del aprendizaje de estos. Las más positivas se consiguen, siguiendo los análisis de estos autores, cuando los profesores:

  1. Demuestran una consideración positiva hacia todos sus alumnos.

Esta condición hace referencia, en su opinión, a la cualidad más estimulante que una persona puede mostrarle a otra y que no es otra que la consideración positiva e incondicional. Ello se refleja en los mensajes continuados, de forma verbal y no verbal, que los maestros y maestras mandan a sus alumnos. Sin embargo, en otras ocasiones se ha visto y comprobado lo poderoso que puede ser la aceptación y la tolerancia mutua de las diferencias individuales para las relaciones entre maestros y alumnos. 

  1. Aprenderse los nombres. Puede parecer una obviedad, pero es algo a lo que hay que dar mucha importancia. A veces nos encontramos con profesores que, pasados varios meses, aún no conocen el nombre de sus alumnos o los confunden con asiduidad. Evitar llamarlos por sus apellidos, llamar a un alumno por sus apellidos no hace más que crear un distanciamiento entre tú y el alumno debido a su excesiva formalidad.

  1. Tener buena memoria. Por buena memoria me refiero a aquellas pequeñas cosas que para nosotros son poco importantes, pero que para nuestros alumnos significan mucho. Felicitarles por la consecución de un logro, interesarse por sus mascotas, mostrar interés tras una enfermedad, pérdida de un familiar o percance.

  1. Mantener el contacto visual. Es muy frecuente que al principio o al final de la clase se nos acerquen los alumnos para preguntarnos alguna cuestión. En ese momento solemos estar pendientes de muestro material escolar y descuidamos el contacto visual con quien nos habla. Si no le miramos, el alumno captará que nos importa más lo que estamos haciendo que no lo que nos está diciendo.
  1. Cambiar las preguntas cerradas por las preguntas abiertas. Un factor que nos puede ayudar a empatizar con nuestros alumnos tiene que ver con la forma con que formulamos las preguntas. Al interactuar con un alumno hay una gran diferencia entre preguntarle ‘si está preocupado’ a preguntarle ‘por qué está preocupado’. Mientras la primera pregunta se responde con un simple SÍ o NO, la segunda implica un porqué que creará un vínculo emocional entre tú y el alumno que debes aprovechar.
  1. Conducen sus relaciones en aula de forma que se muestran consistentes y justos y dan pie a la confianza.

Cuando las relaciones entre alumno y maestro no son buenas, los alumnos aluden con frecuencia a una sensación de que el maestro «es injusto» o no actúa siempre de la misma manera ante determinados alumnos o ante ciertas conductas. Por lo tanto, para que las relaciones de clase sean positivas, es fundamental que los maestros y maestras posean esta cualidad - y la demuestren - de ser consistentes y justos con su alumnado. 

  1. Saber escuchar

Tan importantes como que los maestros sean claros al dar instrucciones o transmitir sus ideas y emociones a los alumnos, es que éstos sientan que sus maestros son igualmente sensibles a lo que dicen. Se trata, en definitiva, de mejorar las competencias o destrezas para una escucha activa, aquella que transmite el mensaje de que somos conscientes de lo que los alumnos nos quieren comentar o expresar.

Escuchar en lugar de oír. La Escucha Activa consiste precisamente en diferenciar la palabra oír de la palabra escuchar. OÍR no es más que percibir sonidos, mientras que ESCUCHAR consiste en entender aquello de lo que se nos habla.

  1. Hacen de sus clases, lugares donde los alumnos pueden sentirse seguros a la hora de experimentar para aprender, lo que supone que puedan elegir, asumir riesgos y aceptar responsabilidades.

Un aprendizaje eficaz es aquel en el que se anima al aprendiz a que se responsabilice de su propio aprendizaje y vaya siendo, por ello, cada vez más autónomo. Pero esta responsabilidad exige poder elegir - no se fomenta la responsabilidad si el profesorado toma todas las decisiones al respecto - y poder elegir es también poder equivocarse, lo que supone entonces un riesgo que también hay que saber enfrentar y, en caso de fracaso, asimilar de forma positiva, pues de los errores cabe aprender incluso más que de algunos aciertos y tras ello hay una actitud de reflexión y no de culpabilización.

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