Cuando Jesús vuelva

Cuando Jesús vuelva

-breve reflexión cuaresmal-

Por Pbro. Lic. Miguel A. De Simone M.

“Cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lc 18,8b)... Siglo XXI, hace casi dos mil años que esta frase fue pronunciada y sin embargo ¡qué cercana está a nuestros tiempos! Nos encontramos ya en el séptimo año del tercer milenio cristiano: ¿en verdad será cristiano? ¿amante del Padre y su voluntad? ¿atento y fiel al Evangelio de Cristo? ¿dócil al Espíritu Santo?..

“Cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lc 18,8b)... La pregunta de Jesús es un grave cuestionamiento a nosotros, sus amigos, por quienes dio su vida: ¿Estaremos unidos en la caridad con una sola fe y una misma esperanza? ¿hallará fe en nosotros?.

Pero no nos desanimemos, este mundo es el mismo que Cristo comenzó a rescatar el día de su Encarnación y que ha seguido salvando, a lo largo de la historia, en su Iglesia. Son dos mil años de fe en el Hijo de Dios que nos salva a través de todos y cada uno de los Sacramentos; dos mil años de esperanza vivida en Iglesia, la Gran Familia de los hijos de Dios que escuchan y viven su Palabra. Dos mil años de Misericordia Divina que salva a los hombres y los reta a vivir la experiencia evangélica del amor a los hermanos, sobre todo a los más necesitados.

Comenzamos la Cuaresma, tiempo de gracia y reconciliación que Dios nos concede cada año. Cuarenta días que toman su significado de los cuarenta días que el Redentor pasara en el desierto, tiempo suficiente, tiempo necesario para la reflexión, el examen de conciencia, el arrepentimiento y la conversión.

Como todo en la vida, la Cuaresma la podemos tomar con fe o sin fe; como la oportunidad que Dios nos da para comenzar de nuevo o como una temporada de pescados y mariscos. Pero, independientemente de cómo la tomes, permíteme decirte, querido hermano, que la Cuaresma Dios la toma de una sola forma: Con amor.

Independientemente de que nos olvidemos de Él, Dios nunca se olvidará de nosotros… Siempre estará buscándonos y haciéndosenos el encontradizo. Dios cree en el hombre aunque el hombre ya no crea en Él. Dios espera al hombre aunque el hombre ya no espere en Él. Dios ama al hombre aunque el hombre ya no le ame. Pues Dios no se contradice y muy seguramente es porque sabe que puedes creer en Él y volverte esperanzado hacia sus brazos y dejarte amar por quien te amó hasta la Cruz y te amará por toda la eternidad.

¡Cristo está vivo y no cesa de llamarnos!... de invitarnos a confiar en Él y a vivir como hermanos... ¿crees tú esto? ¿podrá el Hijo de Dios hallar fe en ti? “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?”.

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