Tp sobre San Аgustin

San Agustín

San Agustín aprecia, desde el cristianismo, que el mundo antiguo, sin Dios, está vacío (lejos de Dios los hombres son seres alienados y miserables); es por esto que identifica la conducta ética con el respeto a la ley de Dios, la cual es captada como ley natural gracias a la iluminación divina.

• La verdad y la felicidad: San Agustín busca por encima de todo la verdad y felicidad, y es por eso que se dedicó a investigar en el campo de la ética.  La vida humana tiende a la felicidad, y la reflexión filosófica es lo que guía a San Agustín para encontrar ese camino.

Algunos identifican la felicidad con el placer y otros con la virtud, pero ninguno llego a la última causa de esos bienes. No han acertado ya que solo aquel que hizo al hombre puede enseñarle lo que le hace feliz (Cristo es el verdadero camino hacia la verdad y el bien de una vida feliz).

La felicidad, la vida lograda (únicas razones de ser de la filosofía), cuando son verdaderas, coinciden con las verdades de la religión. Como el hombre es un ser esencialmente religioso, la verdadera filosofía coincide con la verdadera religión, pudiendo notarse también en que el último criterio ético coincide con el último criterio religioso: Amar a Dios y al prójimo.

 En la ética agustiniana, la primacía del amor se destaca en la formula “Ama y haz lo que quieras”; esto debe entenderse y aplicarse correctamente. Sin embargo, cualquier hombre puede respetar mal su “papel”. Cuando el pecado entro en el mundo, daño la buena naturaleza humana creada por Dios, perdimos la rectitud y felicidad, pero no el deseo de ser felices; en su carácter de débil, la voluntad carece de fuerza para imponerse a las pasiones. Si Dios no ayuda y el hombre no se esfuerza, será presa de las pasiones.

• Las virtudes cristianas: Por medio de las virtudes, el amor a Dios y al prójimo se hace operante; la virtud consiste en amar lo que debe ser amado, poner orden entre los distintos amores. Por el ejercicio de las virtudes CARDINALES (4 virtudes clásicas que ordenan en interior del hombre y la sociedad) y TEOLOGALES (fe, esperanza y caridad que ordenan la vida de Dios), la conducta ética es un proceso de conversión y acercamiento a Dios. La ética cristiana propone un modelo de conducta basado en las cuatro virtudes clásicas: PRUDENCIA, JUSTICIA, FORTALEZA y TEMPLANZA.  

El hombre es un animal racional y social. Para educar la razón, hay que capacitarla para poder descubrir el bien, y ponerlo en práctica mediante la prudencia.  Mediante la justicia (leyes) debemos respetar los derechos de los demás,  y ella es la que posibilita la existencia de la propia sociedad. La realización del bien requiere fortaleza y esfuerzo por conquistar y defender lo que vale la pena. Además, nuestra animalidad aporta a la conducta humana el placer; su gestión racional exige autocontrol, lo que llamamos templanza.

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