Acción Social Desde Lo Popular Venezolano O La Deconstrucción De La Extensión Universitaria

1.- Prolegómeno

Toda interacción comunitaria se hace siguiendo algunos objetivos comunes a las partes involucradas. Uno de los objetivos más recurrentes viene siendo el desarrollo o el progreso tanto individual como social. Esto es: la interacción comunitaria, en gran medida, es vista como una herramienta para mejorar las condiciones de vida de las personas y de la comunidad misma, creando relaciones de sinergia entre las distintas instituciones o los distintos actores sociales. Esta intencionalidad ha sido estudiada desde distintos paradigmas: quienes han hablado del desarrollo desde el punto de vista del liberalismo económico; quienes desde los detentores del poder; quienes desde las comunidades; quienes han hablado de un desarrollo endógeno. Y no sólo ha sido estudiada, se han dado experiencias que tratan de alcanzar una verdadera acción social significativa en las comunidades, ello incluye los distintos programas sociales facilitados por el Estado venezolano.

La pregunta es: estas experiencias y las teorizaciones, ¿han ofrecido resultados duraderos? La respuesta es negativa. La acción social planificada no ha dado resultados sostenibles en el tiempo. La razón de ello, nos parece, es que no responden a las practicaciones de vida de la persona popular venezolana. He aquí la falla de todo nuestro discurso, está realizado sobre la base de la modernidad y no nos ponemos, siquiera, el problema de lo popular venezolano. Entonces, la pretendida acción social será siempre desde fuera, un añadido más, una dadiva, un accidente, y no una respuesta comprometida desde el mundo-de-vida popular. En otras palabras, existe una practicación desde el mundo-de-vida académico, por llamarlo de algún modo, que no toma en cuenta la realidad de las comunidades.

Entendámonos, no se trata de que haya una contraposición entre lo académico y lo que hemos llamado popular, ni un antagonismo o cualquier otro tipo de relación contradictoria. Afirmar esto sería tanto como reconocer que lo académico y lo popular están en lo-mismo, por lo cual es no sólo plausible sino deseable que lo académico absorbiera lo popular; sería aceptar una suerte de absoluto hegeliano donde todo cabe. Afirmamos que lo académico y lo popular son absolutamente distintos, de allí su posibilidad real de diálogo y de interacción.

Lo académico, que no suele reconocer la existencia del Otro en cuanto otro, va a las comunidades con aires de superioridad a solucionar los conflictos, los problemas, las pobrezas de las mismas. Va con unos conceptos preestablecidos, con unos juicios previos, los cuales pretende imponer como los únicos posibles. Bajo el brazo se lleva la carpeta de un pretendido progreso que se desea imponer, lo cual trae como consecuencia el fracaso.

En el fondo, cualquier alianza para el desarrollo de las comunidades ha de hacerse desde las mismas y no hacia ellas, esto implica una comprensión medianamente positiva de las comunidades concretas. Por otra parte, la mayor parte de las experiencias positivas en este aspecto, provienen de las mismas comunidades, o son motivadas por personas de la comunidad.

2- Categorías transversales de la reflexión

Dos aspectos trataremos en este trabajo monográfico: la existencia del mundo-de-vida popular y, desde allí, la posibilidad misma de una practicación social realmente interactuada universidad-otras instituciones de la comunidad.

2.1.- El-mundo-de-vida popular

La primera pregunta que hemos de responder es por la existencia misma de lo popular venezolano, puesto que se trata no sólo de explicitarlo, de afirmarlo, sino de tratar de dialogar con ello. Al afirmar lo popular venezolano no queremos colocarlo como antagonista, por ejemplo, de lo académico. Lo que deseamos poner de manifiesto que hay otro modo que ser (Levinas); no se trata de que existan dos modos de ser, o tres o infinitos modos de ser en la realidad venezolana, puesto que, en el fondo, seguirán siendo lo mismo. Por ejemplo, la izquierda hegeliana y la derecha hegeliana, podrán ser muy diversos entre ellos, pero siempre serán hegelianos. En el argot popular diríamos que son más de lo mismo. Nosotros queremos acentuar la distinción absoluta de lo popular venezolano, que no tiene que ver con clases sociales u oportunidades de estudio, sino el mundo de vida desde el cual se comprenden y se viven el varón y la mujer de buena parte de Venezuela.

¿Cuáles rasgos podemos traer a colación del mundo de vida popular? Sin ánimos de ser exhaustivos, podemos subrayar los siguientes rasgos:

• La convivialidad. El venezolano popular es relación, no crea relaciones, lo relacional no es un hecho externo ni de supervivencia en un mundo hostil, no es algo secundario; diríamos desde lo aristotélico-tomista, no es un accidente. Es un de-suyo. Lo propio del venezolano popular es que se viva-con. De allí toda una maraña, por decirlo así, de redes relacionales en un barrio, por ejemplo. Y la realidad se interpreta desde lo relacional. Por eso, el punto de partida no puede ser las necesidades inmediatas de una comunidad, sino estar-en-relación con la misma. Recrearnos en la relación y no una mera relación instrumental, sino una relación sincera, esto es, la apertura personal a la comunidad y sus redes de relación, sin prejuicios, sin caretas.

Una acción social comunitaria pasa por el tamiz de la convivencia. ¿Cómo puede la universidad interactuar si quiera con una comunidad que le siente lejana?

• Lo matricentrado.

Históricamente, los grandes modelos que investigadores sociales han tomado a la hora de evaluar la raíz de la sociedad y la cultura, han sido la familia patriarcal y la familia matriarcal. La nuestra, familia matricentrada, no encuentra un espacio que se pueda comprender o explicar desde ninguno de los dos modelos. Antropólogos y sociólogos venezolanos han intentado estudiar nuestra familia y las operaciones de sus miembros a partir de la cercanía, similitud o sub-evolución con respecto a alguno de los modelos mencionados. Es decir, a la luz de mundos-de-vida y epistemes totalmente distintos al de nuestra cultura. El resultado siempre ha sido incorrecto y científicamente falso. A la vez, desde la perspectiva del funcionamiento de sus miembros y de los nexos entre ellos, se ha tendido a valorar la figura del varón desde la óptica fenomenológica de sus actos o en comparación con lo esperado dentro de otros modelos y realidades.

La familia venezolana, diferente de la concepción moderna propia de los países europeos, es una familia que tiene a la madre por referencia. "La experiencia

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