Aspectos Económicos De América Latina

Aspectos económicos, políticas y perspectivas de América latina.

Síntesis Regional.

Introducción.

La desigual recuperación de la economía mundial en 1983 fue insuficiente para detener el descenso de la economía latinoamericana. Esa baja, expresada en términos por habitante, representa la caída más espectacular desde la gran depresión e hizo que los niveles de vida declinaran al nivel de 1977. La causa principal de esa declinación fue la continuación de la crisis de la deuda, que se inició en 1982, si bien sus efectos plenos se sintieron apenas en 1983. La combinación de factores tales como un alto nivel de pagos de intereses y una severa contracción en los préstamos externos, convirtió el flujo tradicional de recursos financieros hacia la región en una hemorragia financiera de proporciones sin precedentes. Se evitó el incumplimiento en los pagos por uno o más países mediante la introducción de drásticos ajustes internos que llevaron consigo elevados costos sociales en términos de desempleo, inflación y deterioro general de las condiciones de las condiciones de vida. Ese ajuste de signo descendente fue en detrimento de los niveles de vida no sólo de las poblaciones de América Latina, sino también de las naciones industrializadas, cuyas exportaciones a la región, en especial de bienes de capital, se redujeron considerablemente. Sólo si la carga de la deuda se puede reorganizar de acuerdo con la capacidad de pago de los países, y se pueden encontrar medios de atraer nuevas entradas de capital extranjero, se podrá comenzar a resarcirse de las pérdidas en el ingreso por habitante experimentadas por la región en los tres últimos años.

El contexto económico internacional.

El ambiente económico internacional mejoró en grado moderado en 1983 debido principalmente a la influencia de la vigorosa recuperación de Norteamérica, donde la producción industrial de los Estados Unidos y la de Canadá aumentaron el 6 y el 5 por ciento, respectivamente. El resto del mundo industrializado siguió el mismo camino de manera vacilante, como se refleja en las tasas de crecimiento de Japón (4%), el Reino Unido (3%) y Alemania Occidental (0%). Sin embargo, para fines de 1983 los países desarrollados habían logrado recuperar el nivel de producción industrial que alcanzaron en 1980, inmediatamente después de la segunda conmoción petrolera. La recuperación fue estimulada por la baja en las tasas nominales de interés y el aflojamiento de la política monetaria en los Estados Unidos en el segundo semestre de 1982, y recibió además la ayuda de un descenso significativo en los precios del petróleo en el primer semestre de 1983. La paralización de hecho del comercio mundial impidió la recuperación de las exportaciones de los países en desarrollo, en particular los del hemisferio occidental. El valor de las exportaciones totales de América Latina y el Caribe, medido en dólares corrientes, se mantuvo al mismo nivel de 1982, compensándose la baja en los ingresos derivados del petróleo con un alza en las exportaciones no petroleras.

El problema persistente de la deuda.

El problema de la deuda, que había llegado a una etapa crítica en el verano de 1982, siguió figurando en el primer plano de los acontecimientos en 1983. Su solución se vio obstaculizada por tres factores internacionales fundamentales:

1º. La dificultad de América Latina para expandir sus exportaciones a los países industrializados a fin de transferir los recursos necesarios para el servicio de su deuda.

2º. La rigidez de las tasas reales de interés para descender, que impidió que los pagos de intereses retornaran a un porcentaje más manejable de las exportaciones.

3º. El continuo descenso en el financiamiento neto a la región, en especial por los bancos comerciales.

La anatomía del ajuste.

La drástica compresión del déficit en la cuenta corriente de la región, de $38000 millones en 1982 a $7000 millones en 1983, representó un descenso substancial en la contribución del ahorro externo al desarrollo de América Latina. Ese descenso exigió, a su vez, una reducción en la brecha entre la inversión total y el ahorro interno, que podría haberse logrado por medio de un decremento en el coeficiente de inversión, un incremento en el coeficiente de ahorro interno, o una combinación de ambos. Los datos disponibles indican sin duda alguna que el elemento principal del ajuste fue un decremento en el coeficiente de inversión.

Sectores claves.

Agropecuario.

La producción del sector agropecuario de América Latina disminuyó dos décimos del uno por ciento de 1981 a 1982, sólo la segunda vez desde 1960-61 que un cambio en la producción sectorial de un año para otro resultó negativo. Toda vez que la población de la región está creciendo a una tasa del 2.4% anual, la producción por habitante cayó casi un 3%. La contracción fue particularmente acentuada en los productos no alimenticios, en tanto que la producción de alimentos creció a una tasa estimada del 2.6%.

Comercio de alimentos.

América Latina sigue siendo un exportador neto importante de alimentos en forma de productos agrícolas y ganaderos. En 1981-82, las exportaciones latinoamericanas excedieron, en promedio, a las importaciones en cinco de siete categorías (carne y preparados, frutas y hortalizas, azúcar y miel, aceites animales y vegetales, café, té y cacao). La región fue importadora neta de cereales y preparados y de productos lácteos y huevos.

Manufactura.

Durante más de dos décadas el sector manufacturero fue el motor del desarrollo latinoamericano, creciendo a tasas desusadamente elevadas en comparación a las demás regiones del mundo, excepción hecha del grupo de las cuatro nuevas economías industriales del Lejano Oriente. Sin embargo, en la segunda mitad de la década de 1970, tuvo lugar una significativa desaceleración de su crecimiento. Así y todo éste siguió siendo superior al del promedio de las demás economías de mercado del mundo, que al igual que América Latina sufrieron el impacto del brusco aumento de los precios de la energía.

Energía.

El desarrollo de la energía en América Latina en los dos últimos años ha sido afectado con gran intensidad por la actual recesión económica y la crisis de la deuda externa de la región, lo cual ha dado lugar a un menor consumo de energía y a que se reduzca el acceso a los fondos comerciales para proyectos de energía.

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