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La primavera de los pueblos – Hobsbawm


Enviado por   •  23 de Octubre de 2023  •  Ensayos  •  2.863 Palabras (12 Páginas)  •  35 Visitas

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La primavera de los pueblos – Hobsbawm

Guía de lectura Hobsbawm, La primavera de los pueblos

  1. ¿Por qué se llama “la primavera de los pueblos” a las revoluciones de 1848? ¿Qué las distingue de las revoluciones anteriores?

Sobre los casos, prestar atención a los casos de Francia, regiones italianas, Hungría y principados alemanes para responder estas preguntas:

  1. ¿Cuáles eran las principales diferencias entre Europa occidental y oriental?
  2. ¿En dónde duró más tiempo y por qué? ¿Qué distingue los casos de Hungría y las regiones italianas del resto?
  3. ¿Qué ocurrió en Francia y qué caracterizó al gobierno de Luis Napoleón (tema al final del artículo)?

Sobre los grupos implicados:

  1. ¿Cuáles eran las diferencias entre los liberales moderados, radicales, socialistas y obreros?
  2. ¿Quiénes fueron los protagonistas de la revolución según el autor y cuál fue la respuesta de los moderados liberales?
  3. ¿Cuál fue el accionar y límite de los pobres de la clase obrera?
  4. ¿Cuál fue el rol de los socialistas?
  5. ¿Cuál fue la visión de Marx sobre la revolución del 1848?

Sobre las consecuencias:

  1. ¿Cuál fue el legado político, institucional e ideológico de la primavera de los pueblos?

Resumen:

A principios de 1848 se publica el Manifiesto Comunista. La insurrección derrocó a la monarquía francesa, se proclamó la república y comenzó la revolución europea. Ésta se propagó muy rápida y ampliamente, detonando y quedando como epicentro Francia. En cuestión de semanas, no se mantenía en píe ninguno de los gobiernos que se encontraban en una zona de Europa ocupada hoy por el todo o parte de diez estados (Francia, Alemania occidental, Alemania oriental, Austria, Italia, Checoslovaquia, Hungría, parte de Polonia, Yugoslavia y Rumania). En Europa afectó a regiones desarrolladas y atrasadas, siendo la revolución más extendida y con menos éxito. A 18 meses habían vuelto al poder todos los regímenes derrocados, menos uno: la República Francesa.

La revolución triunfó en el centro del continente europeo y no en su periferia. La zona revolucionaria (compuesta esencialmente por Francia, la Confederación Alemana y el imperio austriaco). La mayoría de las regiones se encontraban gobernadas por monarcas o príncipes absolutos, pero Francia ya era un reino constitucional y burgués, y la única república significativa del continente.

La historia y la política dividieron la zona revolucionaria en dos partes:

Occidente

-Los campesinos eran legalmente libres y los grandes estados insignificantes.

-A la clase media pertenecían banqueros autóctonos, comerciantes, empresarios capitalistas y funcionarios de rango superior.

Oriente

-Los campesinos seguían siendo siervos y los nobles terratenientes.

-La clase urbana consistía en grupos nacionales. La “clase media” eran educadores y/o de mentalidad negociadora de hacendados rurales y los nobles de menor categoría.

        La zona revolucionaria era también heterogénea. Excepto en Francia, se disputaba el contenido social y político de los estados, pero también su forma y existencia. Los alemanes se esforzaban por construir una Alemania, partiendo de una asamblea de principados alemanes, los italianos de crear una Italia unida- ambos estados incluían a pueblos que no eran ni se consideraban alemanes o italianos.

        Los radicales defendían una solución simple: república democrática, unitaria y centralizada en Alemania, Italia, Hungría o del país que fuera, formado de acuerdo con los probados principios de la revolución francesa sobre las ruinas de los reyes y príncipes, que impondría su versión tricolor que era la modelo básica de la bandera nacional. Los moderados temían a la democracia, a la que creían capaz de igualar a la revolución social. Donde las masas no habían derrocado aún a los príncipes, hubiera sido insensato alentarlas para que rompieran el orden social, y, donde ya lo habían conseguido, hubiera sido deseable apartarlas o sacarlas de las calles y desmantelar las barricadas. La cuestión consistía en a cuál de los príncipes se podría persuadir para que apoyara la buena causa.

        La primavera de los pueblos primero se desplomó en Francia, luego en el resto de la Europa revolucionaria, aunque el movimiento conservó capacidad de contraataque en Viena, Hungría e Italia. En Francia el primer signo de resurgimiento conservador fueron las elecciones de abril, el sufragio universal envió a París una mayoría de conservadores votados por el campesinado que era políticamente inexperto. El segundo signo fue el aislamiento y la derrota de los obreros revolucionarios en París, vencidos en la insurrección de junio.

        En Europa central, el momento decisivo se produjo cuando el ejercito de los Habsburgo, tuvo ocasión de reagruparse para derrotar en junio una insurrección radical ocurrida en Praga, con el apoyo de la moderada clase media checha y alemana. La intervención rusa y turca dominaba una revolución tardía y corta vida. Entre el verano y el final de año, los viejos regímenes recuperaron el poder en Alemania y Austria. El rey de Prusia reunió el valor para restablecer su autoridad sobre los rebeldes berlineses sin dificultades, y el resto de Alemania siguió el mismo camino, prosiguieron sus discusiones el parlamento alemán y las otras asambleas prusianas más radicales. En el invierno, solo dos regiones seguían en manos de la revolución: partes de Italia y Hungría.

        En 1849 murió la revolución. Con la única excepción de Francia, antiguos gobiernos habían recuperado el poder y los revolucionares se exiliaron. Todos los cambios institucionales, los sueños políticos y sociales de la primavera, desparecieron pronto e inclusive en Francia, la republica contó solamente con otros dos años y medio de vida. Hubo un cambio grande e irreversible: la abolición de la servidumbre. El documento con efecto más duradero y significativo fue el Manifiesto comunista.

Fueron revoluciones sociales de los trabajadores pobres, era su hambre lo que potenciaba las demostraciones que se convertían en revoluciones. A los liberales moderados y a algunos políticos más radicales les asustó. Las zonas rurales de las regiones occidentales estaban en calma, aunque en el suroeste de Alemania existía más insurrección de campesinos. Existía un temor a la revuelta agraria, pero el miedo solo bastó para concentrarse en las mentes de terratenientes, asustados por falsos rumores. La dieta húngara (opresiva asamblea de hacendados) votó la abolición de la servidumbre, intentando aislar a los revolucionarios. Corría peligro el “orden social”.

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