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Monografía simple sobre "el sí de las niñas" de Moratín


Enviado por   •  13 de Marzo de 2023  •  Monografías  •  2.247 Palabras (9 Páginas)  •  121 Visitas

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Fátima Hamoudan

Monografía de "El sí de las niñas"

“El sí de las niñas”, publicada en 1801, es una obra dramática escrita por Leandro Fernández de Moratín, el más relevante comediógrafo del siglo XVIII. Es considerada una de las obras teatrales más excelentes, no sólo en la ilustración sino en la historia de la literatura española. Es una simple obra de teatro pero con una compleja creación, es producto de un gran plan. La simplicidad que emanan sus personajes, su lenguaje, su estructura… son aparentes únicamente. Detrás de esa aparente simpleza y sencillez, se esconde una compleja creación, donde Moratín ha puesto inciso hasta en los detalles más mínimos para así lograr que todos los elementos que forman una obra de teatro culminen magistralmente con el objetivo de Moratín. La finalidad de cualquiera de las obras de Moratín es la instrucción moral guiada por el deleite del lector/espectador. Esto es clave. Todos los elementos que construyen sus obras tienen este fin: deleitar al espectador, adentrarse en la obra ligera y profundamente para luego sorprenderlo culminando la obra con un final moralizador dirigiendo la palabra al receptor de manera clara y directa.

En las líneas que presentaré a continuación, intentaré exponer los elementos que hacen de esta obra “La Obra”. No habrá una temática en la cual se haga inciso de manera concreta, sino que me dispondré a redactar las ideas que después de leer la obra y de leer diferentes críticas que se hicieron por autores españoles. Me dedicaré a decir por qué es “La Obra” desde mi perspectiva, pero también desde la de los españoles que la han criticado. Igualmente, en los últimos párrafos antes de la conclusión, dejaré ligeros comentarios sobre el público receptor de la obra (en su tiempo), la Inquisición como enemiga y el final feliz de la obra. Dejaré, lógicamente, todos los escritos en los cuales me basé para forjar mi opinión acerca de la magistralidad teatral de esta obra.

En primer lugar, Moratín hace de sus obras una representación de la realidad. La verosimilitud es un elemento primordial para lograr su objetivo. Es por ello que abandonó la tragedia, la cual consideraba lejana a la sociedad y no verosímil. Por su parte, la comedia daba un poder especial al escritor, le otorgaba a las obras de Moratín el poder representar al ser humano tal cual es: con sus vicios, deseos, caprichos, sus errores, desde fuera, desde dentro. Podía mostrar diferentes ámbitos en los cuales el ser humano se desarrolla. Esto es importante porque la sociedad española de ese momento estaba sumida en decadencia. Había muchos prejuicios y aún estando en el periodo de la ilustración aún quedaban muchas mentes por iluminar. Sobre todo las generaciones más adultas, las cuales inculcan la ignorancia a las nuevas generaciones. Los niños y niñas nacían para ser de y para los padres y madres, figuras que eran temidas por los hijos, los cuales dejaban sus deseos escondidos para cumplir los de sus padres y madres. Esto se ve perfectamente en las figuras de doña Francisca (16 años de edad) y su madre doña Irene, la cual quería que su hija se casase con un hombre mucho mayor que ella llamado don Diego (59 años de edad) simplemente porque es adinerado. Doña Francisca (Paquita) aunque sabía que eso no le haría feliz porque ella estaba enamorada del sobrino de don Diego (don Carlos), nunca se salió de su actitud sumisa ante las órdenes autoritarias de su madre.

Para más, el género de la comedia también le da margen al autor para conectar con el lector/espectador. Esto es, porque la comedia permite representar los vicios y errores humanos. Esto se ve por ejemplo, en la figura de doña Irene, la cual es necia además de exagerada y charlatana,  lo que la enmarca todavía más en su papel de personaje negativo y vicioso. En muchas ocasiones interrumpe los discursos de don Diego en El sí de las niñas. Desde mi punto de vista, la figura de la madre representa a la sociedad española de finales del siglo XVI: plena de prejuicios y cómoda en las tinieblas. Esto es porque, como he dicho, interrumpe los discursos de don Diego de manera constante, figura que representa, según mi lectura y análisis, la razón. De esta manera, la ignorante, viciosa y habladora madre de Paquita (doña Francisca) dota la obra de humanidad y de verosimilitud (acercándose su personaje a la población española promedio de principios del siglo XVII), elementos mediante los cuales Moratín se acerca al espectador/lector; además de, como hemos observado, contraponer el personaje de doña Irene a don Diego: la ignorancia a la razón; elemento que dirige al final moralizador.

Otro elemento que representa la realidad (verosimilitud) en la comedia El sí de las niñas y que, siendo otro género dramático, no habría podido ser así (como Moratín deseaba); es el lenguaje de los personajes de la obra. En muchas ocasiones se dejan frases al aire mediante puntos suspensivos para, de alguna manera, mantener al espectador atento y, a la vez, hacer la representación de la obra amena mediante una oralidad cercana al pueblo:

“DON DIEGO.- Ha sido conveniente el hacerlo así. Aquí me conocen todos: el Corregidor, el señor Abad, el Visitador, el Rector de Málaga... ¡Qué sé yo! Todos. Y ha sido preciso estarme quieto y no exponerme a que me hallasen por ahí.” (Acto I, Escena I)

“DOÑA FRANCISCA.- Nadie parece aún... (DOÑA FRANCISCA se acerca a la puerta del foro y vuelve.) ¡Qué impaciencia tengo!... Y dice mi madre que soy una simple, que sólo pienso en jugar y reír, y que no sé lo que es amor... Sí, diecisiete años y no cumplidos; pero ya sé lo que es querer bien, y la inquietud y las lágrimas que cuesta.” (Acto II, Escena I).

De la misma manera, utiliza (Acto II y Acto III)  dos soliloquios (“En una obra dramática u otra semejante, parlamento que hace un personaje aislado de los demás fingiendo que habla para sí mismo”, DRAE) para conectar con el espectador, además de darle información “privilegiada” porque se entiende que los otros personajes desconocen lo que se dice en cada soliloquio.

En segundo lugar, los personajes forman un conjunto armónico que hace que no haya por parte del espectador una atención ceñida a un personaje en específico. Esta característica hace también que el mensaje sea transmitido con más sencillez ya que, el no darle la opción al lector de identificar protagonistas, hace que el centro de atención sea la idea o el mensaje. Se puede decir que, si hay que seleccionar un protagonista, al personaje que lleva la obra en su caracterización, don Diego es el indicado. Esto es porque don Diego es el portador de la Razón y de la buena voluntad, también es el que al final dicta la moraleja. De alguna manera, también, se puede comentar que el personaje de don Diego es la representación de Moratín. Otro detalle acerca de la creación de los personajes en esta obra, es que son, dentro de lo que cada, pocos personajes. Son los personajes justos y necesarios, esto también encamina, como he ido comentando, al espectador a centrarse en los hechos principales (los únicos, ya que casi no hay secundarios) y no recargar a la mente del espectador/lector de diferentes personajes. Para más, a los personajes, desde mi punto de vista, se les ha otorgado poca profundidad aunque mucho dinamismo. Son personajes continentes de las ideas que Moratín quiere y necesita para su culminante moraleja, nada más. De hecho, creo que hay obras que las hacen los personajes , en cambio otras las hacen los escritores. No es lo mismo utilizar a los personajes para transmitir un mensaje y lograr una finalidad, que construir unos personajes buenos y muy bien perfilados psicológicamente. Por supuesto que hay obras que fusionan ambas cosas, sin embargo hay otras que no. En el caso de Moratín se ve perfectamente que con sus obras dramáticas quiere transmitir el mensaje ilustrado, quiere inculcar a la razón (crítica) a través de los personajes caracterizados de manera básica para acercarlos al lector y, además otorgarles universalidad. Moratín les otorgó una caracterización poco individualizada. Son personajes generales con los cuales se identifican las personas de su tiempo.

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