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Japn Una Cultur Occidenal


Enviado por   •  28 de Junio de 2013  •  8.494 Palabras (34 Páginas)  •  342 Visitas

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LA EXPERIENCIA PREESCOLAR: JUEGO, COMUNIDAD Y REFLEXIÓN

En muchos aspectos la educación que se da en Japón se puede parecer a la de Estados Unidos como por ejemplo algunas de las coincidencias que se dan entre ambos países es que la educación es obligatoria, el cursar por lo menos 2 años en el preescolar, diferentes contextos, con grupos numerosos, apoyo del gobierno, trabajan con libros de texto, emplean el juego libre aunque aquí varia el tiempo que se le da al juego libre así como en las metas del preescolar y el prestigio de los profesores.

Cuando inicié mi investigación en los centros de preescolar japonés, esperaba encontrar salones disciplinados y ordenados con actividades dirigidas por las maestras. Lo que encontré, por el contrario, estos pasaban largos ratos jugando libremente en un ambiente ruidoso. El juego libre era contado por unas cuantas actividades que todo el grupo compartía: cantos, asambleas diarias, hora del almuerzo.

La primera sección de este capítulo nos lleva a una escuela preescolar en Tokio para vivir el juego libre. Las siguientes secciones exploran la vinculación entre juego libre y dos metas básicas de la educación preescolar japonesa, y por último se explora la vinculación entre juego libre y el desarrollo intelectual del niño.

El programa de preescolar: el juego como factor fundamental

En las 15 escuelas japonesas de preescolar que estudié, los pequeños pasaban el tiempo de la siguiente manera: 50% en juego libre, 14% en actividades artísticas o artesanales, 8% cantando, 7% ceremonias o reuniones, 5% en limpieza y 1% en actividades académicas

La mitad del día escolar invertido en juego libre no tenía reglamentación y a menudo tampoco supervisión, en el que los niños corrían libremente de un salón a otro y afuera en el patio de juegos. Notas de campo que tomé en una escuela preescolar pública de Tokio ilustran un típico periodo de juego libre.

Después de un breve saludo por la mañana y una canción, la Sra. Ishida dice a sus 36 alumnos de cinco años que además del material de juego diario hoy van a poder disponer de papel celofán y cajas vacías para hacer “creaciones con cajas”. Cinco minutos más tarde, sólo nueve chicos siguen dentro del salón, el resto se ha dispersado por el patio de juegos, los corredores, el cubo de la escalera y el gimnasio. Algunos chicos van de una actividad a otra; otros llevan a cabo una sola actividad durante la mayor parte de la mañana.

Los niños realizan tres actividades durante toda la mañana; construyen casitas con enormes bloques de madera, juegan con celofán de colores y construyen objetos con cajas vacías. Durante las dos horas de juego libre, la Sra.Ishida se pasaba atendiendo a las solicitudes de los niños. En seis ocasiones ayuda a integrar a varios niños que están aislados.

A las 11:15 la Sra.Ishida indica a unos cuantos niños que están cerca que ya es hora de limpiar y prepararse para el cuento y el almuerzo, los niños gritan en señal de protesta “no queremos guardar las casas” y accede a los deseos de los niños: “está bien, cada grupo puede encontrar un sitio para almorzar dentro de una casa, castillo o donde quieran”.

A menudo, cuando me sentaba en los centros de preescolar para observar a los niños, me preguntaba para qué había cruzado yo la mitad del mundo para ver actividades que podía presenciar en mi propio patio. Pero recordaba que el juego libre no era sólo una manera agradable de pasar el tiempo, sino que ofrecía lo que llegue a ver como las dos grandes metas de la educación preescolar japonesa: fomentar los vínculos entre los niños y formar su disposición y capacidad para vivir en grupo.

Utilizando el juego libre para formar una comunidad

Cuando los niños juegan, se conocen de manera natural; las educadoras de preescolar utilizan estos contactos naturales como andamiaje para la formación de una comunidad. Así presencié espectáculos de títeres, obras de teatro y días de mercado que comenzaban con el juego espontáneo de unos cuantos pequeños y crecían para involucrar a todo el salón o incluso a toda la escuela en objetivos dramáticos compartidos. Las maestras apoyaban la transformación de juegos: pidiendo a los niños compartir su actividad con el resto del salón, hablando de los tipos de juegos libres y haciendo preguntas para estimular la elaboración e involucramiento de los niños.

Lauren Kotloff describe la relación entre en juego libre y las asambleas en la preprimaria progresiva de Japón que estudió: aunque en juego libre los niños estaban involucrados en objetivos totalmente individualistas, siempre llevan sus logros al grupo en la siguiente reunión del salón. Las maestras pedían al resto del grupo dar consejo y sugerencias a los niños que se encontraban en dificultades, señalaban las características especiales de cada trabajo, no sólo para halagar al pequeño fortalecer la confianza en sí mismo, sino esperando que sus logros activaran la imaginación de los demás.

Otras estrategias para formar la comunidad

De muchas maneras, el centro preescolar japonés tiene inexorablemente que ver con la comunidad. La palabra para designar a los compañeros es “amigos” (tomodachi), de hecho tenía dificultades al investigar sobre los amigos de los niños hasta que un investigador japonés me dijo que preguntara por las amistades personales de los niños (kojintekinatomodachi).

Parte de ser una comunidad consistente en tener rituales compartidos y todos los salones tenían rituales de cantos, bailes, saludos, o discusiones sobre lo sucedido durante el día. Estos rituales variaban enormemente; algunos eran muy breves como canciones y saludos, en la Preprimaria Oeste de Tokio otros eran más largos y elaborados como calistenia para toda la escuela y sesiones de canto. Estas ceremonias diarias señalaban la relación entre el alumno y el grupo o los alumnos y la escuela, en ocasiones los niños pedían, al unísono, la ayuda del Dios para ser genki (activos y entusiastas). Además de los rituales diarios y semanales, las ceremonias y festivales escolares son el rasgo distintivo del año preescolar japonés. Todos los alumnos y maestras, y amenudo también los padres, se reúnen en estas ceremonias y festivales, que incluyen las ceremonias de ingreso y graduación, el día del deporte, para abrir y cerrar cada trimestre, fiestas de cumpleaños, carnavales y días feriados.

Los eventos de preescolar ponen énfasis la diversión, la participación de todos los miembros de la comunidad escolar y en reconocer el crecimiento o logros del grupo. Por ejemplo, las fiestas de cumpleaños que tuve oportunidad de presenciar, festejaban a todos los niños que cumplían años durante el mes: en una escuela los alumnos y el personal se reunían en un gran salón

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