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PEDAGOGIA INFANTIL


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2013  •  9.562 Palabras (39 Páginas)  •  374 Visitas

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Estados emocionales en el aprendizaje:

Propuesta educativa pos racionalista.

Introducción.

La relación entre sentir y conocer es un punto de enorme discusión en la filosofía. En el campo pedagógico en muchas ocasiones los términos de motivación, emociones, aprendizaje y consciencia no están articulados en la propuesta de la herramienta pedagógica, práctica docente y el marco ético de la relación aprendiz–profesor en el proceso de generación de conocimiento. Este documento pretende ayudar a esclarecer el problema en esta dimensión del aprendizaje que se atribuye a la motivación, para ello, se exponen los conceptos que de la filosofía, la psicología y la biología puedan ayudarnos a plantear un marco teórico para una discusión profunda de la motivación en el proceso de la formación de nuevas generaciones en la educación superior.

Un problema a superar en el enfoque de la educación tradicionalista, sin duda es dejar de intentar transmitir motivaciones, que por descontado, la evidencia al respecto es arrolladora en el sentido de su intransmisibilidad. El enfoque de la presente propuesta, es mediante procesos de aprendizajes reflexivos pulir el sentido que encuentra el estudiante en su práctica profesional. El docente interrogará indirectamente en los productos del aprendizaje la valoración de la relevancia personal del estudiante que da a su proyecto de vida profesional. El docente deberá estar alerta para identificar las emociones que conducen a la baja autoestima del aprendiz e instrumentar un proceso reflexivo que más que pragmático sea semántico para que sea este de largo plazo. El docente no deberá incurrir en traspasar la frontera ética de las emociones inherentes al proceso de generación de conocimiento; más allá, si sospecha de emociones destructivas deberá canalizarlo con especialistas en psicología. Los fundamentos que a continuación se exponen exigen a un más en su profundidad teórica, sin embargo, pensamos que podrían ser los suficientes para iniciar la discusión en el camino de una reforma académica humanista.

2. Motivación.

En el análisis existencial, Viktor Frankl reconoce la responsabilidad como la esencia de la existencia, cuando nos dice que no es el hombre el que pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida?, sino es a él a quien se le hace esta pregunta, ya que es la vida quién se encarga de hacer esta pregunta. Además, su respuesta a esta interrogación es en acción quiere decir que contestamos con la vida misma. Este planteamiento donde el sí mismo toma consciencia de sí mismo, nos dice que el hombre es responsable de su propia existencia, y del grado del sentido de esta existencia mucho depende para su motivación, agrega Viktor Frankl[1]:

“Así, la existencia puede muy bien ser auténtica aun cuando sea inconsciente, pero el hombre sólo existirá de una forma auténtica cuando no sea producto de sus impulsos sino, más bien, sea alguien responsable. La existencia auténtica estará presente allí donde el ser humano decida por sí mismo, no donde se vea conducido a ir” (V. E. Frankl, pág. 41)

Consciencia y responsabilidad son las dualidades y los atributos más profundos de la existencia humana. Tener presente que lo que se enfoca por la consciencia no es la realidad, sino lo que debería ser, representa una necesidad, misma que forma los motivos que conducirán al consciente a una posibilidad personal. Podemos decir que la consciencia genera la motivación, y esta última es la energía de la responsabilidad en el sentido de la existencia humana. Esta energía la refiere Scheler respecto al sentimiento, y a este último como un estado emocional[2], es decir, el sentimiento orienta a un referente intencional. El psicólogo Daniel Goleman, se refiere a las emociones como algo más sensible que la razón, la inteligencia emocional como la consciencia de los sentimientos, además agrega[3]:

“El término "inteligencia emocional" se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones. Describe aptitudes complementarias, pero distintas, de la inteligencia académica, las habilidades puramente cognitivas medidas por el CI. Muchas personas de gran preparación intelectual, pero faltas de inteligencia emocional, terminan trabajando a las órdenes de personas que tienen un CI menor, pero mayor inteligencia emocional”.

Heidegger[4] y Max Scheler, ambos coinciden en la afirmación de que el mundo no se construye desde la representación, sino que se abre desde un sentimiento fundamental. En un sentido scheleriano, podemos decir, que el ser de los objetos sólo está dado inmediatamente en lo que se refiere al impulso y a la voluntad; es decir, superar la barrera emocional para que la consciencia racional opere en la situación requerida. De esta manera el miedo nos permite descubrir lo amenazador o ver a la vergüenza como forma protectora de lo afectivo. Para Heidegger en la afección: “late existencialmente una relación de apertura al mundo, desde la cual puede salirnos al encuentro algo que nos afecta”4.

En la actualidad, en el estudio de sistemas se retoma a Von Bertalanffy, que en 1968 demostró que los sistemas biológicos, como los sociales y la historia mundial, son sistemas abiertos, siendo escritor de la biología teórica sostuvo siempre, que no pueden ser expresados en homeóstasis los fenómenos biológicos[5]. Desde que el neurólogo, psicólogo y siquiatra Kurt Goldstein demostró en 1941 que el cerebro orgánico siempre intenta evitar la tensión incondicionalmente, esta posición externalista muestra que el cerebro centra su atención fuera del individuo más que en su condición de equilibrio interno[6]. Esto hace que pensemos en que el cerebro busca fuera algo o a alguien, fuera de si mismo para encontrar un significado de su existencia. Como dice el filósofo y psiquiatra alemán Kart Jaspers, fundador del existencialismo, parafraseándolo diremos: lo que soy ahora, es el resultado de mi historia que a través de mi causa se ha dado a sí misma para llegar a ser lo que soy ahora[7]. La causa que canaliza nuestros esfuerzos y valora inteligentemente las emociones, cambia constantemente en sus detalles, pero conforme maduramos se afianza su sentido más general. La causa –motivación- es un vector con dirección crítica y con sentido enfocado fuera de nosotros mismos.

3. Autoestima.

Siendo la investigación científica, tenacidad humana y disciplina que tiende a descubrir en el tiempo el sentido y el orden existentes en la experiencia objetiva,

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