ECONOMIA POLITICA DEL CAPITALISMO
Enviado por curso chevere • 18 de Diciembre de 2021 • Trabajo • 775 Palabras (4 Páginas) • 89 Visitas
Introducción
El presente ensayo tiene como finalidad responder a las preguntas cuestionadas por el docente, las cuales versan sobre el por qué no es posible la planificación en las sociedades capitalistas en función del conjunto de los intereses de la sociedad de la perspectiva marxista y la segunda cuales son los fundamentos de la planificación socialista, haciendo así un análisis profundo de las preguntas planteadas por el docente, análisis investigativo que tendrá como finalidad respondes a preguntas surgentes en el desarrollo del presente ensayo.
Por qué no es posible la planificación en las sociedades capitalistas en función del conjunto de los intereses de la sociedad desde la perspectiva marxista
En las fases más antiguas y primitivas de la humanidad, el bajísimo nivel de la productividad del trabajo, obligaba a las pequeñas comunidades (tribus, hordas, etc.) a trabajar mancomunadamente. Actuaban, por ende, en términos de un plan, aunque más asentado en la costumbre que en una visión plenamente consciente. Esta forma de organización económica se va debilitando en tanto va creciendo la productividad del trabajo y comienza a emerger y desarrollarse el sistema mercantil. Con el advenimiento del capitalismo desaparece como modo dominante y, en el mejor de los casos, sólo opera en espacios muy reducidos y subordinados. No obstante, mientras más se desarrolla el capitalismo, podemos ver que aparecen formas de monopolio cada vez más importantes. Asimismo, la intervención económica estatal se llega a tornar imprescindible. En breve, los espacios económicos regidos por el plan se acrecientan y, conforme esta tendencia, que es de largo plazo, se vaya acentuando, podemos pensar que la forma plan vuelva a transformarse en dominante. Aunque ahora, claro está, asociada a muy altos niveles de productividad del trabajo.
Este tipo de cuidados reflejan la creencia, diseminada aún en la izquierda desde el cataclismo de 1989-1991, de que el colapso de la Unión Soviética demostró que la planificación no puede funcionar. Uno de los críticos de la planificación, Alec Nove, planteó el siguiente desafío: “Existen vínculos horizontales (el mercado) y hay enlaces verticales (relaciones de jerarquía) ¿Qué otra dimensión existe?” (citado en Devine, 1988: 109-110). En otras palabras, la coordinación económica es necesariamente, o bien horizontal, en cuyo caso sólo puede tomar la forma de mercado, o bien vertical, caso en el que se piensa en una dirección centralizada y desde arriba según el modelo estalinista de la economía. Pero, en este caso por lo menos, existe una tercera vía: redes democráticamente organizadas de productores y consumidores pueden colectivamente negociar, mediante conexiones primordialmente horizontales, un plan sobre los recursos a ser asignados.
Las posiciones de clase que cuentan con derechos de propiedad “reales” sobre los medios de producción suelen disfrutar, en razón de ello, de una dotación importante de bienes de organización. Ello les permite a las personas que ocupan estas posiciones tener la capacidad de controlar, directamente o indirectamente, la coordinación y planificación del proceso productivo de sus empresas. Directamente por disponer de las atribuciones legales necesarias como para tomar decisiones importantes, o indirectamente por tener injerencia en las resoluciones que hacen a la cuestión de quién ocupará las posiciones con dotación de bienes organizacionales.
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