ESBOZO HISTÓRICO DE LA TEORÍA SOCIOLÓGICA

ESBOZO HISTÓRICO DE LA TEORÍA SOCIOLÓGICA.

A lo largo de la segunda mitad del sXIII, se desarrollan diferentes corrientes ideológicas en contraposición del Antiguo Régimen y de las monarquías absolutas.

Una de estas corrientes es el liberalismo que atañe al ámbito social, económico y político, y que tiene como base la libertad del individuo y defensa de la propiedad privada y tendrá especial relevancia en las futuras revoluciones que acabaran con el Antiguo régimen y el sistema estamental.

Destacan como principales ideólogos de esta corriente: en el ámbito económico Adam Smith y su obra “La riqueza de las naciones”; y en el ámbito político-social, destacamos los análisis que realizan John Locke y su principal antagonista ideológico, Thomas Hobbes.

El análisis político y de la sociedad que realiza John Locke queda reflejado en el texto “Segundo Tratado del Gobierno Civil”  en el que se realiza una crítica a la monarquía absoluta pues se ve incompatible con la idea de libertad y de propiedad que se ve expuesta en el texto. La idea de libertad, responde a la idea de que el ser humano abandona su estado de naturaleza, cediendo su poder ejecutivo de poder natural para crear y formar parte de la sociedad civil a través del contrato social. Esta idea de sociedad se basa en la creación de una legislatura que busque el bien común en lugar de que “cada hombre no sea juez de su propia causa (…) mediante el establecimiento de una autoridad conocida a la que todos los miembros de la sociedad puedan acudir cuando han sido víctimas de una injuria (…) y todos deben obedecer a esa autoridad”. Por ese motivo, la monarquía absoluta es incompatible con la sociedad civil pues amenaza la libertad del individuo ante la inexistencia de una autoridad conocida e independiente a la que todos los individuos puedan apelar, siendo el monarca absoluto a la vez legislador, juez y ejecutor pues acumula todos los poderes y se encuentra en una situación de superioridad y control frente a sus ciudadanos.

Es por ello una de las máximas de Locke la división de poderes pues como expone posteriormente Montesquieu, el hecho de aunar estos poderes deriva en ausencia de libertad. “Cuando el poder legislativo y ejecutivo se hallan reunidos en una misma persona o el mismo cuerpo de magistrados entonces no hay libertad, pues es de temer que el monarca o el tirano hagan leyes tiránicas para ejecutarlas tiránicamente”. En el caso de que se compartan el judicial y el legislativo, el poder de decidir sería arbitrario pues el juez es a la vez legislador.

Esta crítica se puede seguir haciendo en la actualidad cuando el Jefe del Estado, en España, el rey, sigue manteniendo un estatus de superioridad frente al resto de los ciudadanos con su condición de aforamiento por la cual no puede ser juzgado mediante las mismas vías que el resto de ciudadanos.

En el segundo texto analizado de John Locke, Carta sobre la tolerancia, quedan reflejados como intereses básicos de la sociedad civil que deben ser garantizados y protegidos: el derecho a la vida, a la salud y a la propiedad privada.

Las corrientes liberales surgidas en Reino Unido influirán de forma notoria sobre las revoluciones liberales del siguiente siglo como en el territorio de las 13 colonias norteamericanas donde desencadenará el comienzo de la Guerra de Independencia (1763) que finalizó con  con la Declaración de Independencia (1776) y en la Francia absolutista donde se dio lugar la Revolución francesa (1789) de carácter liberal reflejadas en sus principios: libertad, igualdad y fraternidad.

Otro factor ideológico fundamental para comprender estas revoluciones es la Ilustración. Cuyos principales ideólogos fueron Montesquieu, Rousseau y Voltaire.

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