LA NACIOALIZACION DE LA BANCA

La crisis se desencadenó en junio de 1981, cuando

los precios del petróleo sufrieron una severa caída y

provocaron la drástica reducción de los ingresos que

México recibía por las exportaciones del crudo. Esta

situación afectó a la economía en general y terminó

con las expectativas de superación de condiciones

adversas. El gobierno se planteó la posibilidad de suspender

el pago de la deuda y declararse en moratoria2.

Con esto confirmó que el desarrollo del país no

debía depender de un solo recurso.

Cuando el gobierno elevó las tasas de interés bancario

para atraer capitales y disponer de recursos, la

crisis se agravó. La medida resultó contraproducente,

4.6. La nacionalización de la banca

ya que desalentó la inversión productiva, pero privilegió al sector financiero por ofrecer mayor rentabilidad con

menor riesgo. En febrero de 1982 la paridad se estableció en 47 pesos por dólar y en junio la banca extranjera

consideró los préstamos a México altamente riesgosos, en consecuencia, los suspendió.

Desapareció entonces la esperanza del petróleo y se perdió la confianza internacional en México y su gobierno.

Los empresarios fueron los primeros que demostraron su desconfianza haciendo grandes depósitos de dólares

en bancos extranjeros en lugar de invertir en el país. En un intento por frenar la crisis económica, evitar la salida

de capital y la especulación, José López Portillo decretó la nacionalización-expropiación de la banca y el control

generalizado de cambios, medida que instrumenta durante su último Informe de Gobierno -septiembre de

1982- faltando tres meses para concluir su mandato.

Días después, las autoridades anunciaron que todos los depósitos hechos en dólares serían pagados en pesos

para evitar la fuga de capitales, así surgieron los mexdólares. La reacción de los empresarios consistió en lanzar

una campaña de reproches, críticas y desprestigio a la política económica gubernamental, con el argumento

de que el manejo de la economía no debía estar en manos del gobierno; propusieron reducir el gasto público

y la participación estatal en la economía.

También hubo cierre de empresas, nula inversión y

elevación de precios. Los empresarios señalaron la

urgencia de que el presidente electo para el periodo

1982-1988, Miguel de la Madrid Hurtado, debía cambiar

radicalmente la política económica gubernamental.

La expectativa del nuevo sexenio era de recesión,

estrangulamiento financiero, cierre de los mercados

monetarios y comerciales internacionales, desempleo

con salarios castigados, caída del gasto público y un

decrecimiento económico de entre

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