Otto Von Bismarck, el hombre de hierro

Otto Von Bismark, el hombre de hierro.

Nací un 1 de abril de 1815 (año de la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo), en Schönhausen, Prusia. Mi nombre completo es Otto Eduard Leopold Von Bismark-Schönhausen. Nací bajo el seno de una familia noble llamada la casa Bismark; fui el 4to hijo.

No recuerdo mucho de mi infancia, fui un niño normal (Figura 1). Recuerdo que de adolescente fui muy indisciplinado y en 1832 abandone mi hogar para ir a estudiar a Gotinga, donde estudie derecho.

        Durante mi estancia en la universidad, me di cuenta que me gustaba la adrenalina y la pelea, por lo que me metí a practicar esgrima. Cabe destacar que fui muy bueno, gané 20 combates de esgrima, pero la combinación de mi temperamento más la adrenalina que cargaba y mi inteligencia me impulsaban a los excesos con la bebida, los duelos entre compañeros y la esgrima. Siempre quería tener un duelo, me gustaba recordarles a mis compañeros que yo era un hombre hecho y derecho. Recuerdo que en la universidad me encarcelaron por 18 días, bajo los cargos de escándalo público y alteración del orden.

        En 1834 hubo una manifestación, en la que 20,000 personas exigían libertad, derechos civiles y un estado alemán unificado. Recuerdo que aquella manifestación iba dirigida contra Klemens Von Metternich. Nunca fui partidario de todas esas aspiraciones y protestas de mis compañeros, todos aquellos movimientos estudiantiles me parecían absurdos, tenían sueños de unidad en una Alemania libre. A pesar de que fui hijo de un padre prusiano, hasta ese momento no mostraba interés alguno hacia la vida política, me parecía un poco vana y sin chiste.

        Aprobé todos mis exámenes en Berlín, dejé la universidad en Gotinga y empaque. Me establecí en Aquisgrán.

        Empecé mi carrera en el mundo de la abogacía en 1836, recuerdo que lo único que hacia era buscar expedientes y mas expedientes. ¡Demonios! Ese no era un trabajo para mí, era joven, tenía grandes esperanzas en la vida, tenia ganas de beberme el mundo a tragos grandes. Me aburría a mares, muchas veces pensé en iniciar una carrera diplomática, pero en el momento en el que mi solicitud fue rechazada, decidí también vetar la idea. Mis ganas de hacer mas me ganaron, por lo que decidí endeudarme, iba a donde las personas de la sociedad aristócrata iban y me enamoré.

        Ella tenia 17 años, me repetía una y otra vez que procedía de una muy buena familia. Por Dios, pero que ella la encarnación de una belleza inglesa inigualable. Estaba decidido, me casaría con ella. Pero resulto ser una mentira, por lo que al final, no me case.

        Después decidí apostar todo mi dinero, me endeudé a mares. La suerte de aquella tarde estaba a mi lado; gané, la primera vez, y me confié. Pensé con la ambición, así que los 2000 taleros que había ganado, los aposté. Y perdí. Ahora no tenia nada, mas que una deuda de 1700 taleros.

        Pensé en quitarme la vida, tenía demasiadas deudas en ese momento. En mi trabajo me despidieron por falta de seriedad, en realidad nunca me lo tome enserio. No me llenaba y por eso buscaba nuevas aventuras. Después de hacer mi servicio militar, decidí regresarme a mi tierra nativa. Me fue bien, me convertí en un hacendado local.

        En muchas ocasiones busqué el amor, tuve muchos enamoramientos. Buscaba casarme joven, quería formar una familia. Un día, conocí a la prometida de mi buen amigo y vecino. La bella Marie Von Thadden, aquella mujer me volvía loco, completamente. Quería cambiar mis ideales acerca de la religión, cosa que nunca consiguió. Yo la quería a ella, pero sabía que ella estaba prohibida, así que nuestra relación fue meramente platónica. Un día, ella murió. Y eso me hizo cambiar por completo todos mis ideales acerca de la religión. No de todo, por supuesto.

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