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Rey Arturo


Enviado por   •  25 de Abril de 2012  •  3.410 Palabras (14 Páginas)  •  1.681 Visitas

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El Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda

Cuenta la leyenda que Uther, Rey de lo que se conoce ahora como Gran Bretaña, decidió un día firmar la paz con uno de sus más fieros enemigos: el duque de Cornwall. Para ello invitó al duque y a su señora esposa a su castillo.

Cuando Uther conoció a la duquesa Ingraine quedó totalmente enamorado de ella. Al darse cuenta de esta situación, la duquesa le pide a su marido retirarse inmediatamente del castillo y regresar a casa.

El duque de Cornwall se retiró del castillo y reinició la guerra. El amor de Uther por la duquesa era tan grande que se enfermó y buscó la ayuda de Merlín, el mago de la corte. Éste le dijo que lo único que tenía era "Mal de Amores" y que podía ayudarlo con una condición: el hijo que tuviera con Ingraine se lo entregaría a él (a Merlín), para educarlo y prepararlo para cumplir su destino, que no era otro que ser el más grande Monarca de Inglaterra.

Esta conversación animó a Uther para ir con sus tropas, en busca de su amor. El duque se enteró de sus intenciones y fue a su encuentro. En la lucha Cornwall muere y los mensajeros de Uther convencen a Ingraine para que se convierta en su esposa. Al final, ella accedió y pronto se casaron.

Cuando nació el heredero, fue Merlín a ver a Uther y éste se lo entregó como había prometido. La criatura fue entregada a Sir Héctor, un noble de la corte, quien no tenía conocimiento de la sangre real del niño. El infante fue bautizado con el nombre de Arturo.

Cuando Arturo contaba con dos años su padre, Uther, murió. El reinó entró entonces en una etapa de anarquía casi incontrolable que duró por años. Un buen día Merlín reunido con el arzobispo de Canterbury le dijo a los nobles de la corte que sería Cristo a través de un milagro quien señalaría el sucesor legítimo de Uther. El milagro no se hizo esperar, y en el cementerio próximo a la iglesia apareció una espada encajada en una piedra. En la hoja de la espada estaba inscrito: "quien pueda desencajarme de esta piedra será Rey de toda Bretaña por derecho de nacimiento". Ante este milagro todos los nobles intentaron sacar la espada, sin ningún resultado.

Arturo no participaba porque era todavía un muchacho de 15 años, Cuando se dio comienzo a la competencia, Sir Kay se dió cuenta que no tenía su espada, entonces le pidió a su hermanastro que se la fuera a buscar a su casa. Arturo fue corriendo a buscarla pero no pudo entrar a su casa, pues estaba cerrada, entonces se recordó de la espada que estaba en el cementerio y fue en su busca. Tomó la espada por su empuñadura y la sacó con total facilidad. Al entregársela a Sir Kay, éste se dio cuenta al instante que era la espada del cementerio, así que se la enseñó a su padre. Sir Héctor quedó lleno de estupefacción y se llevó a sus hijos hasta el cementerio. Allí le dijo a Arturo que volviera a meter la espada en su sitio, Arturo lo hizo. Luego, le instó a que la sacara nuevamente. Al ver a su hijo adoptivo sacar la espada tan fácilmente se postró de rodillas al igual que Sir Kay. Arturo se asombró de esto y Sir Héctor, con voz emocionada, le explicó que desde ese momento sería el Rey de toda Bretaña.

Fueron entonces donde el arzobispo y le contaron la gran hazaña. El arzobispo reunió a todos los caballeros alrededor de la espada y dejó probar su suerte a cada uno. Dejó para el final a Arturo y éste volvió a sacar fácilmente la espada de la piedra, esta vez delante de un gran número de personas.

Fue así proclamado de manera oficial como Rey de toda Bretaña y la espada se colocó solemnemente en altar mayor de la catedral de Canterbury.

Unos minutos después se encontraron con un caballero en la mitad del camino, quien con aire arrogante les dijo: "nadie pasa por aquí sin antes pelear conmigo”. Arturo aceptó el reto y, aunque luchó con fiereza, el caballero era mucho más diestro. Tanto fue así que casi pierde la vida si no es por la ayuda de Merlín quien, gracias a sus poderes mágicos, adormeció al caballero. Después de esto Merlin le explicó que el nombre de ese arrogante caballero era Pellinore y sería el padre de Percival y Lamorak de Gales. Percival sería uno de los que buscarían el Santo Grial.

Arturo no le dió mucha importancia a todo lo que dijo el mago, estaba mas preocupado por su espada, que se había perdido en la pelea. Merlin le aseguró que había una mejor para él. Entonces se fueron a un lago cercano donde, de una manera misteriosa, estaba un brazo erguido que empuñaba una espada. "Ahí está tu espada", dijo Merlín. Arturo no sabía como llegar a la espada y entonces vio a lo lejos una balsa con una joven vestida de blanco. "ella es la dama del lago, debes convencerla para que te dé la espada".

La dama se acercó y el Rey le pidó la espada, ella le dijo que se la daría si le concedía un deseo. Arturo aceptó y la dama le dijo:" Toma mi barca y navega hasta donde está el brazo, él te dará la espada. En cuanto a mi deseo, te lo pediré después". Cuando Arturo tomó por fin la espada notó que en la hoja podía leer una inscripción que decía: "Excalibur”, más abajo decía: "Tómame". Y del otro lado de la hoja decía: "Arrójame lejos". Esta espada sería la protagonista de innumerables batallas victoriosas y de grandes hechos heroicos.

El Rey Arturo comenzó sus primeros años de gobierno pacificando al país, y creando un mejor estado de vida. Pronto fue respetado por sus súbditos y temido por sus enemigos. Cuando ya tenía edad para casarse le comentó a Merlín que en una visita que había hecho al reino de Cameliard había visto a la hija del rey y se había quedado prendado de ella. Acto seguido le pidió al mago que reuniera una comisión de representantes del reino británico para ir donde el rey Legradance para pedir la mano de Guenevere, su hija. El rey de Cameliard quedó encantado con la propuesta y además de conceder la mano de la princesa le mandó como regalo una gran mesa redonda que le había regalado Uther. En esta mesa cabían hasta ciento cincuenta caballeros sentados.

Pero estaban conscientes de la situación en que estaban y prefirieron no hacer nada al respecto (por el momento). La mesa se colocó en un gran salón del palacio. Arturo decidió que en ella se sentarían sus mejores caballeros y que para poder sentarse en ella tendrían que hacer un juramento especial de fidelidad al reino de Camelot, a la iglesia y a las más nobles costumbres. Ningún caballero que fuera miembro de esta Orden podría hacer actos ilegales, deshonestos y mucho menos criminales.

Una vez sentado en sus respectivos puestos, se dieron cuenta que sobraban tres. Pronto Merlín les explicó: "Dos de estos tres puestos serán para los dos

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