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Simon Bolivar


Enviado por   •  13 de Octubre de 2013  •  4.279 Palabras (18 Páginas)  •  226 Visitas

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Nacimiento

Doña María de la Concepción Palacios y Blanco, dama de las llamadas "principales" de la ciudad de Caracas y esposa del Coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte, caballero también de los "principales" de la ciudad, dio a luz el 24 de julio de 1783, un varón que, al ser bautizado el 30, de ese, mismo mes y año, por su primo el Doctor Juan Félix Jerez y Aristeguieta y según el testimonio del Bachiller Manuel Antonio Faxardo, Teniente Cura de la Iglesia Catedral de Caracas, recibió el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad y tuvo como padrino a su abuelo don Feliciano Palacios y Sojo.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco nació en Caracas en 24 de julio de 1783. Nacido un aristócrata, Simón Bolívar recibió una excelente educación de sus tutores, especialmente Simón Rodríguez. Gracias a sus tutores, Bolívar conoció las obras del movimiento filosófico del siglo XVIII y también las de Grecia y Roma clásica.

Cuando Bolívar nació, su mama estaba delicada de salud y no pudo amamantarlo; quien se ocupó de hacerlo fue la esclava de la familia llamada Hipólita. A pesar de que el padre de Bolívar murió cuando éste tenía 3 años, su infancia fue como de cualquier otro niño. Y antes de que cumpliera 9 años su madre murió. Quedando al cuidado su abuelo materno Don Feliciano Palacios quién se ocupó de su educación y la negra Matea siguió cuidándolo y mimándolo. A la edad de quince, don Carlos Palacios lo mandó a España para continuar con su educación.

Viajes

Si tomamos como punto de partida y de regreso su Caracas natal, tres fueron esos viajes: El primero le condujo a España vía México y La Habana, de enero de 1799 a julio de 1802; hizo también un corto paseo por Francia. El segundo duró desde octubre de 1803 hasta mediados de 1807. Durante el mismo estuvo brevemente en España, vivió sobre todo en Francia. y visitó Italia, Bélgica, Holanda y la ciudad hanseática de Hamburgo; al regreso, se detuvo en los Estados Unidos y allí permaneció algún tiempo. En enero de 1799, el joven subteniente Simón Bolívar pudo cumplir su anhelo de viajar a España. El y su amigo Esteban Escobar se embarcaron en La Guaira, el día 19, en el navío San Ildefonso, de la Armada española. El 2 de febrero llegó el buque al puerto mexicano de Veracruz. Como el segundo puerto donde debía tocar, La Habana, estaba bloqueada por una escuadra inglesa, el San Ildefonso prolongó su estadía en Veracruz, circunstancia que aprovechó Bolívar para visitar Ciudad de México. Allí permaneció ocho días, alojado en casa del Oidor don Guillermo de Aguirre y Viana, sobrino del Obispo de Caracas. En el puerto deSantoña, costa septentrional de la Península, desembarcó Bolívar en mayo de 1799 y desde allí siguió en diligencia a Madrid, donde lo esperaban sus tíos Pedro y Esteban. En Compañía de Esteban – amigo del favorito Manuel Mallo- Simón acudió a Aranjuez, donde se hallaba la Corte, y frecuentó la sociedad madrileña. Acaso deba situarse hacia esta época de su vida aquel entusiasmo de Bolívar por "las historias de Grecia y Roma" y el ejemplo de la revolución de los Estados Unidos que inflamaron su mente juvenil y depositaron en ella las simientes de la idea de emancipar a su Patria.

Cuando Bolívar le conoció en Madrid, era un anciano de noble porte, poseedor de "profundos conocimientos en las ciencias morales y políticas". En su casa residió Bolívar varios meses, luego que sus tíos se vieron obligados a abandonar la capital a causa de una oscura intriga cortesana relacionada con la rivalidad entre Mallo y Godoy. El Marqués de Ustáriz era, en septiembre de 1800, el "único tutor" que Simón tenía en Madrid.

Las matemáticas, el francés o la historia no llenaban todo su tiempo. Además de asistir al teatro, al cual era aficionado, Simón frecuentó tertulias y salones, especialmente en el círculo de los criollos establecidos en España. Así conoció a una joven madrileña: María Teresa Rodríguez de Toro Alaiza.

Bolívar en Paris

Al poco tiempo de llegado Bolívar a París el 18 de mayo de 1804, el Senado-consulto que, con más de tres millones y medio de votos, convirtió a Napoleón en Emperador. Pocos días antes había sido promulgado en París el Código Civil. La política exterior francesa estaba en esos meses encaminada, directamente, a obtener la ayuda de España para combatir a Inglaterra. En mayo también ocurrió la nueva designación de William Pitt como Primer Ministro de Inglaterra.

El 3 de agosto de 1804 arribó al puerto de Burdeos el Barón Alejandro de Humboldt. Regresaba a Europa después de un largo viaje de carácter científico por tierras americanas. Su reputación personal era enorme. Lo acompañaban otro sabio e ilustre hombre de ciencia, el señor Aimé de Bonplandy el estudiante Carlos Aguirre y Montúfar, hijo del Marqués de Selva Alegre, Don Juan Pío Aguirre y Montúfar, quien había dado a Humboldt una acogida especial en Quito. El 3 de septiembre de 1804 Humboldt ya estaba instalado en París.

Esos tres viajeros, Humboldt, Bonpland y Montúfar, tuvieron estrecha relación con la presencia de Bolívar en París.

Bolívar en 1821 escribió a Humboldt recordándole que "había tenido el honor de respetar su nombre antes de conocerlo y de amarlo cuando lo vio en París y en Roma" . Por lo tanto, sin haberlo tratado personalmente, ya había estado en conocimiento de noticias importantes acerca de él que lo llevaban a asumir esa actitud.

La primera clase de la sociedad parisina ha sido siempre especialmente rigurosa y difícil, sobre todo en ese tiempo cuando, acabada la fiebre revolucionaria, se estaba instalando el Imperio. Es admisible que un extranjero, de poca edad y no especial fortuna, como lo era Bolívar, haya podido tener acceso ocasional pero no frecuente a los salones en los cuales era acostumbrada la presencia de Humboldt.

El trato y conocimiento entre Bolívar y Humboldt, sin duda existió pero, por los indicios que se conocen, no debió ser de mayor "intimidad" ni de cercanía y frecuencia, sino el propio de un joven estudiante extranjero con un tan reconocido personaje.

Según O'Leary, Humboldt le dijo que al conocer a Bolívar lo juzgó como un "hombre pueril incapaz de una empresa tan fecunda" como la emancipación de la América española. Añade que lo vio como un "soñador", de "conversación animada, amor por la libertad de los pueblos y entusiasmo sostenido por las creaciones de una imaginación brillante", pero que ese hombre "de América sólo conocía a Venezuela".

El año de 1822, Humboldt escribió a Bolívar recordándole

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