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Antropología Cultura Alta- Cultura Popular; Protesta Social; Cultura Y Estética


Enviado por   •  18 de Agosto de 2014  •  2.523 Palabras (11 Páginas)  •  507 Visitas

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Desde la perspectiva de “Clifford Geertz” (1926-2006), todo individuo participa de una cultura, ya que toda práctica social es cultura, debemos tener en cuenta que Geertz reformula el concepto de cultura, basado en una conjunción antropológica y semiológica (antropología simbólica), según la cual las ideologías, se constituyen a partir de los sistemas culturales. La cultura aparece como una construcción en la que participan los distintos individuos de un conjunto humano localizado territorialmente, que comunican sus “fuentes de iluminación simbólica” (la estructura simbólica) a las generación que les suceden.

Desde la “sociología materialista”, se puede analizar otra perspectiva, ya que se da una visión de la cultura como un “campo de lucha”, en el cual se enfrentan, dentro de una sociedad la “cultura alta” (elite, dominante, hegemónica), con las “culturas populares” (modos de vida populares).

Debemos tener en cuenta que la “cultura alta” corresponde a lo que las instituciones culturales sancionan como cultura. Se puede decir que las “culturas populares”, se consideraron en un momento como aquellas manifestaciones que se oponen a la cultura oficial, sin contar con el apoyo de aquellas ya mencionadas instituciones culturales, no son homogéneas entre sí, y varias se forman a partir de las costumbres del medio rural y urbano, permiten la asociación (culturas populares) de éstas con los aspectos culturales propios de las sociedades en masa.

En las sociedades se expresan intereses, experiencias, anhelos y demandas de los diversos grupos, sectores, clases, generaciones y personas que habitan diferentes regiones geográficas; muchas veces, algunos episodios se convierten en situaciones de conflicto, es decir en “protestas de las sociedades”, que permiten comprender cómo se han ido modificando los modos de vida.

Entre las protestas, es decir manifestaciones sociales, encontramos como un claro ejemplo el uso del “cacerolazo” como medio de protesta en una manifestación, debido al interés de ser escuchado el enojo de la sociedad (contextualizando en que se haya dado tal situación).

Cultura y Estética

Las valoraciones estéticas y los actos estéticos están presentes en la cotidianeidad de nuestra vida, actuando a partir de una “experiencia sensible”, en la que interviene la intencionalidad del sujeto, permitiendo hablar de un acto o valoración estética. El placer, el gusto, lo bello, la creación, están incorporados a todas nuestras acciones y usos más frecuentes. La experiencia sensible es el punto de partida del cual tienen lugar los “actos estéticos”.

Utilizamos conceptos estéticos cuando realizamos creaciones estéticas, es decir, cuando realizamos actos creativos.

El término “estética” proviene del griego aisthesis (sensación), “sensibilidad”, introducido por el filósofo alemán Baumgarten en el siglo XVIII para nombrar toda investigación sobre la experiencia que proviene de la sensibilidad.

Para poder hablar del origen de los conocimientos sobre la estética, debemos tener en cuenta las reflexiones que realiza el filósofo Platón (428-347 a.C) sobre la temática de la belleza en varias de sus obras.

Platón, en su concepción de la belleza y el arte, expresa la relevancia que le confiere a ambas; para él, lo bello es el culmen de un proceso de ascensión que van a experimentar las almas, partiendo de las bellezas sensibles hasta el encuentro con una realidad verdadera a través de la contemplación, lo cual permite experimentar el conocimiento de las esencias. El hecho de pertenecer a un orden ideal, inmutable e imperecedero, le confiere rasgos fundamentales que corresponden con el planteamiento metafísico del autor, manifestándose y comunicándose a través de las bellezas predicamentales o sensibles.

Las manifestaciones artísticas en cambio, están ligadas a la esfera terrenal o visible, ubicándose en el último escalafón del conocimiento debido según el filósofo, a ser imitaciones o imágenes de las imitaciones del mundo sensible, las cuales a su vez son reflejos de los arquetipos que se encuentran en el mundo de las ideas y que constituyen todo el basamento doctrinal de la doctrina platónica. El arte al estar constituido por signos aparenciales, pierde el carácter unívoco para prestarse a la confusión. Por consiguiente, Platón subordina el arte -fuente de engaño e irracionalidad-a la filosofía, por ser la ciencia que le confiere al alma racional la posibilidad de indagar en las esencias y porque ella es la que está en capacidad de determinar lo que es moralmente beneficioso o dañino a los intereses del Estado.

Aristóteles también habló del arte como imitación, pero no en el sentido platónico. Uno podía imitar las "cosas como deben ser", escribió, y añadió que “el arte complementa hasta cierto punto lo que la naturaleza no puede llevar a un fin”.

El artista separa la forma de la materia de algunos objetos de la experiencia, como el cuerpo humano o un árbol, e impone la forma sobre otra materia, como un lienzo o el mármol. Así, la imitación no consiste sólo en copiar un modelo original, sino en concebir un símbolo del original; más bien, se trata de la representación concreta de un aspecto de una cosa, y cada obra es una imitación de un todo universal.

Para Aristóteles y Platón, la estética era inseparable de la moral y de la política. El primero, al tratar sobre la música en su Política, mantenía que el arte afecta al carácter humano y, por lo tanto, al orden social. Dado que Aristóteles sostenía que la felicidad es el destino de la vida, creía que la principal función del arte es proporcionar satisfacción a los hombres.

* Concepción de la Estética Moderna:

El gran impulso dado al pensamiento estético en el mundo moderno se produjo en Alemania durante el siglo XVIII. En su Laocoonte o los límites entre la pintura y la poesía (1766), el crítico Gotthold Ephraim Lessing sostuvo que el arte está autolimitado y logra su elevación sólo cuando estas limitaciones son reconocidas. El crítico y arqueólogo Johann Joachim Winckelmann mantuvo que, de acuerdo con los antiguos griegos, el mejor arte es impersonal y expresa la proporción ideal y el equilibrio más que la individualidad de su creador. El filósofo Johann Gottlieb Fichte consideraba la belleza una virtud moral. Al crear un mundo en el que la belleza, al igual que la verdad, es un fin, el artista anuncia la absoluta libertad, que es el objetivo de la voluntad humana. Para Fichte, el arte es individual o social, aunque satisface un importante propósito humano.

El también filósofo Immanuel Kant estuvo interesado en los juicios del gusto estético. En su obra Crítica del juicio (1790) proponía que

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