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Densidad De Siembra


Enviado por   •  18 de Marzo de 2013  •  2.364 Palabras (10 Páginas)  •  8.686 Visitas

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CALCULO, DENSIDAD DE SIEMBRA, FORMULAS PARA DETERMINAR LA DENSIDAD DE LA SIEMBRA

Viene a definirse muy sencillamente: es el número de kilos de semilla por hectárea que se necesitan y se van a utilizar para sembrar. Es decir, es el número de plantas por hectárea que van a crecer en un terreno determinado.

Asimismo, otra explicación del concepto que estamos abordando es aquella que nos expone que la densidad de siembra no es más que la práctica de manejo que viene a determinar la capacidad de cultivo para lograr así recaudar un número de recursos.

En este sentido, los agricultores barajan siempre unas cifras con las que vienen a calcular que lo aconsejable es utilizar unos 100 o 150 kilos por hectárea. En esa misma línea se establece que una elevada densidad de siembra puede traer consigo tanto la aparición de más enfermedades como lo que se da en llamar el encamado, es decir, el aplanamiento de las plantas.

Por estas circunstancias es muy importante el determinar una correcta densidad ya que es la manera de que se pueda lograr la optimización de la productividad de un determinado cultivo. Y es que, junto a un buen espaciamiento entre las hileras del cultivo en cuestión, será la que consiga que el agricultor pueda estar cubierto y tener una producción adecuada para hacer frente a los momentos críticos que puedan tener lugar.

Para la obtención de una buena implantación Ud. necesita contar con cierta información.

Una vez que se tiene la semilla, debería obtener los siguientes datos:

Pureza (Pureza %): Cantidad de semillas vivas existentes.

Poder Germinativo (PG %): Cantidad de semillas que germinan.

Peso de 1000 semillas (P 1000 sem.)

Plantas a Lograr por metro cuadrado (PL/m2)

Nota: Con todos estos datos podremos calcular la densidad de siembra

Para obtener el cálculo de la densidad de siembra, debemos calcular el Valor Cultural y la Cantidad de Plantas por m2

SISTEMA DE SIEMBRA EN FRUTALES

Se deben tomar cuidados especiales para sembrar plántulas o variedades injertadas lo que permitirá su establecimiento rápido y seguro. Las raíces nunca deberán recibir luz solar directa o evitar su deshidratación. Haga un agujero el doble de profundo que las raíces de la plántula y mezcle una cantidad generosa de compost y fertilizante con el suelo antes de colocar la planta al fondo del agujero. Mientras se sostiene la planta, rellene el agujero con tierra y más compost (figura 2). Si el área es húmeda, siembre el árbol en un montículo de tierra más alto que la superficie general del suelo. Si el área es seca, siembre el frutal en una cavidad más baja que el suelo de alrededor.

TRAZADO DEL TERRENO

En cualquier proceso productivo, la preparación del terreno es vital para obtener máximos rendimientos. Los dos métodos más utilizados en la preparación de terrenos: Tradicional y el mecanizado.

1.1. El sistema tradicional (socola o mínimo de labranza): Consiste en limpiar el terreno por medio de machete. En terreno con maleza arboleda alta la operación se denomina "socola", y en terreno de cultivo se llama "chapia". Mediante este método se permite una fácil alineación, transporte y siembra de la semilla (plántula) de la futura plantación.

Una vez limpio el terreno se procede a demarcar el sitio preciso que ocupara cada planta conforme al sistema de siembra previamente escogido. Esta operación se conoce con el nombre de "estaquilla", por cuanto en el lugar que ocupa cada planta, se pone una estaca de madera de aproximadamente 50 cm de alto.

1.2. Sistema mecanizado: Consiste en utilizar todos los métodos de preparación de terreno mediante el uso de maquinaria agrícola, especifica para una labor determinada hoy en día con alto grado de tecnología desarrollado en este campo es posible obtener el equipo deseado para una condición dada y conseguir altos niveles de eficiencia a costos razonable.

La mecanización para la siembra de bananos, se recomienda en suelos planos preferiblemente y que se hayan dedicado a la agricultura o pastoreo durante periodos largos.

EL RIEGO

Consiste en aportar agua al suelo para que los vegetales tengan el suministro que necesitan favoreciendo así su crecimiento. Se utiliza en la agricultura y en jardinería.

El riego es la aportación de agua al suelo, compensando el déficit de precipitaciones. Por lo general, esta aportación no se realiza de modo continuo, sino que por razones de tipo técnico y económico, hay que llevarla a cabo periódicamente, aprovechando la capacidad de retención de agua que tiene el suelo.

Por tanto, al efectuar el riego se aplica una dosis de agua al suelo de un modo muy rápido y casi siempre con un exceso de agua sobre la necesaria para alcanzar la capacidad de campo. Es fundamental la eliminación de esta agua sobrante, ya que en caso contrario se iría acumulando en el suelo con la consiguiente elevación de la capa freática y los correspondientes perjuicios a los cultivos ante la falta de aireación de las raíces.

SISTEMAS DE RIEGO.

La técnica del riego dispone de varios sistemas para la aplicación del agua al suelo, por lo que al redactar un proyecto se debe realizar una adecuada elección del sistema de acuerdo con los factores condicionantes descritos en el apartado anterior.

Los sistemas de riego se pueden clasificar en dos grandes grupos:

- Riegos por gravedad.

- Riegos a presión.

Los riegos por gravedad necesitan disponer del agua en el punto más alto de la parcela y a la presión atmosférica.

Los riegos a presión necesitan disponer del agua a una determinada presión que, convenientemente aprovechada, permite aplicar el agua al suelo.

Riegos por escurrimiento.

Aplican el agua al suelo, haciéndola rebosar de la reguera que domina la parcela, y dejándola escurrir por el terreno hasta alcanzar los puntos bajos del mismo, en donde es recogida por los azarbes o por las siguientes regueras. La superficie dominada por una reguera se llama arriate. La lámina de agua suele ser muy delgada para que no provoque erosiones en el terreno.

Este sistema es aplicable a terrenos con pendientes comprendidas entre el 3-30%, sin que sea necesario llevar a cabo abancalamiento, aunque frecuentemente convenga efectuar una nivelación somera del suelo para eliminar las irregularidades, consiguiendo así una pendiente uniforme.

Se emplea casi exclusivamente para praderas.

Las principales pérdidas de agua en este sistema de riegos se producen por escorrentía superficial, por lo que no se adapta bien a los terrenos impermeables. En cambio se

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