Fisica Leyes De Newton
Enviado por arantxamalisvar • 23 de Julio de 2014 • 1.302 Palabras (6 Páginas) • 352 Visitas
m,m,xlmlM, ,ÑZ MZCCCCCCCCCCCCCCCCZZZMM DLMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMam.,,-x.,a ,A CÑKNAC . CK{ KS{ALcuarto inquilinario de Pedro Regalado Castillo, obrero de ideas comunistas. Junto a él estuvieron Luz de la C. Castillo, Feliciano Lara, José Lisímaco Castillo, Fermín Jaén y José Camarena. Paralela a esta organización social en la calle 13 oeste, barrio de Santa Ana, se formó un “grupo comunista” presidido por el poeta, educador y ex soldado español José María Blásquez de Pedro. Este personaje se definía como “comunista libertario” o sea anarquista, pues se oponía a todos los partidos políticos y pregonaba la acción directa. Pero en el grupo militaban otros que estaban en favor de la fundación del Partido Comunista de Panamá”. Añade que: “Acompañaron a la Liga varios socialistas que habían fundado el organismo llamado “Los Rotarios de Santa Ana”. Entre estos socialistas se pueden citar a Diógenes de la Rosa, Gavino Sierra Gutiérrez, Lucío Rodríguez, José Brower y Carlos Sucre”. Las huelgas inquilinarias de 1925 y 1932
Se puede señalar provisoriamente el año de 1925 como el nacimiento del verdadero problema inquilinario panameño. No significa esto que antes de esa época y ya lo hemos visto, el precio de las habitaciones se conformara con la capacidad de pago de los inquilinos, ni que las condiciones en que se debatía el inquilino panameño fuesen satisfactorias. Lo que quiere destacarse es el hecho de que fue entonces cuando la masa de los inquilinos pobres, obreros y empleados, afrontó mancomunadamente y por vez primera, la solución del problema.
En el año de 1925 se pone en vigencia la ley sobre reformas fiscales por el Dr. Eusebio A. Morales, a la sazón, Secretario de Hacienda. La ley variaba el
sistema tributario de la propiedad urbana y rural. Los propietarios clamaron contra la reforma alegando que les imponía cargas insoportables.
Para hacer fracasar la ley resolvieron desviar el pago del nuevo impuesto hacia la masa de los inquilinos y provocar así, un conflicto que demostraría al gobierno la impracticabilidad de la reforma. Operóse en consecuencia un alza general del tipo de renta en las ciudades de Panamá y Colón, que excedió de un 25 a un 50|>/o sobre el precio de las habitaciones vigentes entonces.
La violencia del alza causa hondo y vasto descontento en la masa inquilinaria. Sin embargo, la coyuntura económica no era entonces desesperante. El ramo
de las construcciones, que ocupaba a la mayoría de los obreros de Panamá y Colón, había iniciado un período de actividad que duró casi un lustro. El nivel de los salarios escala alturas que sólo han sido superadas en décadas recientes. Pero el alza del arriendo fue tan súbita y exagerada que obligaba a la población obrera a gastar en habitación parte considerable del dinero que había de dedicar a sus demás necesidades primarias.
El Sindicato General de Trabajadores, entidad proletaria que se había constituido a fines de 1924, atiende el clamor de las masas, organizando la Liga de Inquilinos y Subsistencias. En unos cuantos meses, de junio a octubre de 1925, la Liga asume el carácter de una poderosa organización de masas. Es la primera en su género que se ha visto en Panamá. A principios de octubre tiene seis mil miembros inscritos y cotizantes. La espontaneidad, la unanimidad, la disciplina y el heroico espíritu de lucha con que las masas sostuvieron las consignas y reivindicaciones de la Liga, comprueban la realidad de las causas sociales que generaban el movimiento.
No parecieron entenderlo así el gobierno y los propietarios de casas. No se busca la solución radical del problema, sino el sofocamiento por la fuerza de la agitación de la organización inquilinaria. El 10 de octubre es la expresión de ese proceder erróneo.
Producidos los disturbios, el Gobierno nombra precisamente a un dueño de casas, Julio Quijano, Jefe del Primer Batallón de Voluntarios para combatir la "intransigencia" de los inquilinos. Se abren inscripciones en el Consejo Municipal, como si se tratara de una guerra civil y hasta los Soldados de la Independencia
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