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Piramides


Enviado por   •  21 de Abril de 2013  •  1.041 Palabras (5 Páginas)  •  366 Visitas

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El pasado mes de febrero, tras permanecer por lo menos 14 siglos oculta, se presentaba en sociedad una figura de Huehuetéotl, el Dios del Fuego, hallada nada menos que en lo alto de la Pirámide del Sol, en el complejo de Teotihuacán, una de las grandes referencias arqueológicas (y turísticas) de México y de todo el continente americano. La escultura, de 61 centímetros y casi 190 kilos, es la de un anciano sentado en posición de flor de loto, con las manos en las rodillas, moño, tocado, y coronado por un brasero. El hallazgo despertó un enorme interés entre la comunidad arqueológica. Primero por la cantidad de elementos extraños a su civilización que presentaba, aunque eso puede explicarse porque la ciudad, como Manhattan con su Little Italy o su Chinatown, también acogía a otras colectividades. Pero intrigó sobre todo a los estudiosos porque representara al fuego en un lugar que generalmente se cree dedicado a la lluvia. Y se abrió el debate ¿Cambia su descubrimiento el significado que le dábamos a la pirámide?

“El sentido del edificio no cambia”, cuenta Alejandro Sarabia, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que dirigió la excavación, desde su oficina, ubicada casi al pie de la pirámide. Con algunos datos más que hace dos meses y la serenidad que transmite la solemnidad milenaria de Teotihuacán, Sarabia sigue pensando que la estructura estaba dedicada a Tláloc, el Dios de la Lluvia. Pero sí admite que la presencia de Huehuetéotl nos da pistas sobre algunos rituales que allí se celebraban. “La pirámide es maciza”, nos cuenta, “no hay cámaras, como si fuera un edificio privado, o tumbas: su función era simplemente elevar el templo, que estaba en la cúspide, por encima de los hombres. Esa figura nos permite deducir que en ese templo se llevaba a cabo la ceremonia del fuego nuevo, cuando coincidían, cada 52 años, el año solar de 365 días, y el ritual, de 260”.

De la civilización de Teotihuacán, que brilló aproximadamente del siglo I al VII de nuestra era, sabemos muy poco. Dejaron una escritura muy simple que apenas ha sido descifrada y los aztecas encontraron su impresionante ciudad prácticamente abandonada. Por eso bautizaron a su gusto la enorme urbe, ya entonces arqueológica, como Teotihuacán, el lugar donde nacen los dioses, y también dieron nombres caprichosos a sus edificios: la calzada de los muertos - porque suponían, erróneamente que estaba flanqueada por tumbas-, la Pirámide del Sol y la de la Luna. Sarabia encabezó en 2012 el primer equipo de la historia que excavó en lo alto de la pirámide con la intención de encontrar restos del templo y responder a dos preguntas: ¿en cuánto tiempo se construyó el edificio? y ¿alcanzó ya los 66 metros de altura que tiene de un tirón, o fue creciendo en construcciones sucesivas?

Las dos primeras preguntas tendrán respuesta en unos meses. Las muestras orgánicas tomadas en la base de la pirámide prueban que comenzó a construirse entre el año 50 y el 70, y ahora Sarabia ha recolectado otras en la cima, que le permitirán deducir, mediante la prueba del carbono 14, cuánto tardó en edificarse. También ha hecho dos calas

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