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Ética de los valores. La conciencia intencionada en representación del valor


Enviado por   •  15 de Agosto de 2018  •  Apuntes  •  1.763 Palabras (8 Páginas)  •  150 Visitas

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Ética de los valores 

La conciencia intencionada en representación del valor

Scheler aprendió el concepto de conciencia intencionada gracias a su maestro Husserl, precursor de una línea filosófica llamada fenomenología. La conciencia intencionada hace referencia a que la persona actúa sobre los eventos físicos o ideales, la intención es un tendencia hacia algo. En este sentido, las personas tendemos hacia las cosas por ejemplo, cuando vemos una prenda de vestir que nos gusta, nos sentimos encantados por ella o cuando vemos a nuestro héroe favorito sentimos una profunda atracción.

Decimos que la conciencia intencionada es una representación del valor, pero ¿qué es esto de representación? ¿Qué sucede cuando se representa? ¿Quién y qué se representa? Representar es llevar a alguien frente a nosotros. Por ejemplo, imaginemos que somos parte de la mesa directiva de la prepa,  hemos planeado durante todo el semestre un evento muy importante, al cual invitamos al rector, pero dadas sus múltiples tareas no puede acompañarnos, ¿qué sucede? Por supuesto se disculpa y envía a un representante ¿quién es este representante? Y ¿cuál es su función ante el evento? La representación sucede más o menos así, pero al trasladarlo a un estado mental, supone para el sujeto, experimentar una cosa a sabiendas de que a través de ésta experimentación, intuye en el objeto a la esencia, es decir, porta intuitivamente al objeto (al rector), así la conciencia se vuelve conciencia objetiva. En otras palabras aunque nuestra representación no sea el objeto así como el vicerrector no es el rector, traen consigo un fundamento veraz.

¿Cuál es la relevancia de lo anterior? Nuestra conciencia de las situaciones se vierte en tres aspectos importantes: el primero, en que la representación inmediata de las cosas enmarca una axiología objetiva, esto quiere decir que los valores existen e incluso Scheler los jerarquiza; lo segundo, en que éstos valores son experimentados pero no inventados por el sujeto, y por último, que pueden apreciarse como materiales, cuestión que se explicará más adelante. Los valores no sólo son objetos de razón, sino también de la emoción. 

Fundamentación de la Ética Material de valores: Materia y Emoción

Las representaciones de las cosas no sólo suceden como actos de la inteligencia pura, sino como actos que se viven desde nuestra materia más cercana que es nuestro cuerpo. Desde ahí se vincula al interior con lo que sucede en el externo. Lo anterior adquiere sentido en tanto concebimos a las emociones como aspectos que involucran a toda la persona, es decir, sentimos las cosas no sólo a través de actos de la percepción sino desde la sensibilidad física, la química en el cuerpo y los vínculos afectivos. Cuando sentimos (y decidimos) lo hacemos no desde la voluntad (como en el imperativo categórico) sino con la voluntad, no porque debo hacer algo, sino porque quiero hacerlo. Por eso son válidas las frases como la de “escucha a tu corazón” o “deja que tu corazón te guíe”, porque se decide también con la emoción.  Así, la conciencia intencionada es una representación emotiva.  

        Aunque la emotividad ha sido relegada en muchos momentos de la historia, puede ser considerada como un elemento válido, o sea, podemos considerarla como factores primordiales que nos ayudan a tomar una decisión correcta. Por ejemplo, imaginemos que nos encontramos a unos metros frente a alguien que está a punto de caer desde una altura extrema, me estremezco y siento el vértigo, sin estar físicamente ahí, en su lugar, la objetividad de la experiencia emocional es certera, no es necesario pasarla por un intelecto (lógico) para poder acceder al conocimiento de que alguien puede caer, porque incluso ya lo imagino, lo intuyo y lo siento. En otras palabras, la ética de Scheler es material porque las experiencias se hacen en el cuerpo y las ideas no se quedan solo como conexiones lógicas sino como sentimientos vivenciados que se experimentan como valores.

El valor y la valoración

Una vez que se cae en cuenta de que los sentimientos influyen en la forma en cómo nos hacemos representaciones de las cosas, y su validez, también podemos entender que influyen al valorar y decidir algo. La conciencia intencionada es un acto valorativo, dado que constantemente me dejo afectar y emocionar por las cosas. Dejo que algo me encante, que alguien me guste por el simple hecho de experimentarlo.

Lo interesante surge cuando a través de la fundamentación de la ética, pretendemos hacer valoraciones morales, pues ¿cómo puedo distinguir cuáles son las cosas más preferibles? ¿Cómo sé que mi conciencia elige por lo mejor?  Y para orientarnos Scheler propone una jerarquía de valores en donde coloca en la parte superior a los valores espirituales; cuando a través de la conciencia emotiva tiendo al valor y puedo distinguir si refiere a una realización última de la persona entonces elijo mejor. Por ejemplo, ante algo que nos provoca tristeza (cómo en la película de Intensamente) tendríamos dos opciones de valoración: el estado de ánimo bajo nos podría llevar al asilamiento o por el contrario a una reflexión que modifique nuestro modo de ver un problema.

Características de los valores

Durabilidad del valor

Es la preferencia por los bienes duraderos a los pasajeros y cambiantes. Sin embargo, no hay que confundir la durabilidad del valor con la durabilidad de los bienes, y menos aún, de los depositarios. Así una "fea" estatua de mármol, no puede ser superior a una "bella" creación en madera. Y la corta vida de un genio, no cambia el valor de la misma. Así, según Scheler, los valores más inferiores de todos, son los valores esencialmente 'fugaces'; los valores superiores a todos, son, al mismo tiempo, valores eternos.

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