Modernismo y generación del 98

POESÍA DE FIN DE SIGLO: MODERNISMO Y 98

La poesía modernista es una corriente artística que se desarrolló a finales del siglo

XIX y principios del siglo XX, cuyo principal representante en literatura fue el

nicaragüense Rubén Darío, que también tuvo un papel esencial en su llegada y difusión en Europa.

Para empezar, haremos una breve referencia al contexto histórico y social en que se

desarrolla este estilo literario. En el último tercio del siglo XIX, la profunda crisis del

modelo liberal burgués tuvo un reflejo inmediato en la mentalidad de la época y las

expresiones artísticas. El incipiente movimiento obrero y el nuevo modelo de la sociedad de masas llevan a la aristocratización de la burguesía. Aparecen nuevas corrientes filosóficas y culturales como el irracionalismo de Schopenhauer. En las élites se impone una visión pesimista de la sociedad (decadentismo).

En cuanto a sus influencias, el parnasianismo y el simbolismo* destacan como

principales cimientos del movimiento modernista. El parnasianismo aporta la noción de "arte por el arte", es decir, la creación de obras que se justifican por su propia belleza. Yel simbolismo aporta su interés por analizar la realidad a partir de un conjunto de símbolos.

El modernismo es un movimiento literario caracterizado por el rechazo al contexto

histórico, cristalizado en actitudes como el irracionalismo y el espíritu antiburgués.

Fruto de esta ideología, los poetas modernistas proponen temas alejados de lo cotidiano

como rechazo a la realidad vulgar y prestan una atención especial a los aspectos

formales.

Por lo que respecta a los temas, esta necesidad de evasión se refleja mediante la

contextualización en escenarios ideales, alejados en el tiempo o en el espacio, y la

introducción de personajes mitológicos o religiosos. También reflejan su modo de

vida antiburgués a través de versos que muestran el cosmopolitismo*, el dandismo* o  las maneras bohemias. La recuperación de temas fantásticos o misteriosos proyecta la crisis espiritual* de estos poetas. La fuerte carga sensual es una respuesta contra la moral imperante, así como una herramienta para crear la belleza estética que persiguen estos artistas.

En el estilo modernista también se reflejan estas inquietudes. Los modernistas procuran reproducir los más variados efectos sensoriales. De este modo, enriquecen sus composiciones con un léxico rico en cultismos, voces exóticas, adjetivos cromáticos y sustantivos que sugieren colores deslumbrantes, sonoridades rotundas o delicadas, o refinados aromas. Las aliteraciones y la doble adjetivación potencian ese efecto sensorial. Los modernistas recurren a la insinuación, a la expresión velada e inconcreta, que transmite una sensación de vaguedad. Para ello emplean recursos como la sinestesia y símbolos* como el jardín, el crepúsculo, el cisne o la fuente. En lo referente a la métrica, observamos la tendencia a emplear modelos clásicos, como los sonetos de versos alejandrinos.

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