Dialogo para obra fin de siglo

Diálogos de Fin de Siglo

(Se escucha unos disparos, voces y el reloj marca las nueve de la mañana)

Rosa: ¡Doña Corina!

Corina: ¿Qué pasa, niña Rosa?

Rosa: ¡Se suicidó el presidente Manuel Balmaceda!, Se está diciendo entre los habitantes de Santiago, el presidente se dio un tiro.

Corina: ¡¿Qué?! ¿Ahora que va a suceder con la guerra? Y con el presidente de Chile, Ay Dios santo.

Rosa: ¿Qué va a suceder con las fiestas patrias? ¿Se van a realizar?, el pueblo no sabe qué hacer.

Corina: Venga entre a la casa, ¿qué dirá don Alberto?

(Entran a la casa)

Rosa: y usted doña Corina ¿iba ir a misa?

(Llega Felipe)

Felipe: ¿Mama? ¿Madre eres tú?

Corina: Si hijo, te tengo una notica (le sirve para beber) se acaba de suicidar el presidente Balmaceda.

Felipe: ¡No puede ser!

(Voces de personas en el pasillo, risas y cuchicheos)

Corina: Ahora todos están celebrando, cuando acaba de suceder una desgracia, unos celebraran y otros lloraran en este guerra entre hermanos de un mismo país (mira a Felipe) y usted ¿dónde estuvo?

Felipe: No me hable más, en el lugar que estuve no vi más que muertos, estuve en el lugar de “Los Cañas”

Corina: (sorprendida) y usted ¿de qué bando estaba? Del presidente Balmaceda o de Don Alberto

Felipe: (ignorando la pregunta) murieron muchos jóvenes, fue horrible.

Corina: Pura gente de apellido, cuando muere el pobre no se hace ningún escándalo. ¿Cómo llego allí, en el lugar de la masacre?

Felipe: Mis primos querían mi compañía, ellos ya murieron, querían defender la constitución con sus vidas, parecían locos mamá. No quería ir pero me estaban diciendo traidor

Corina: ¿y qué hizo?

Felipe: Se burlaron de mí, me entere que el General Barbosa los iba a fusilar, trate de avisarles pero no llegue a tiempo, vi toda la masacre, mis primos (dolido) (explica la masacre)

Corina: ya hijo quédese tranquilo, las guerras son así y los soldados son entrenados para matar, no se sienta culpable.

(Felipe sigue hablando y lamentándose de la masacre, entra Amanda, Felipe no se da cuenta y sigue hablando y lamentándose. Amanda lo abraza)

(Alberto saliendo de su casa, bien vestido caminado por las calles de Santiago, se encuentra con Ramón)

Ramón: ¡Don Alberto! ¿Cómo está? ¿A dónde va?

Alberto: buenos días Ramón, iba directo al Club.

Ramón: Voy con usted, ¿y? ¿Qué le parece la noticia sobre la muerte del presidente Manuel Balmaceda?

Alberto: ¿Balmaceda? ¿Está muerto? (sorprendido)

Ramón: ¿no sabía?, se suicidó hoy en la mañana, en la embajada de argentina, fue hallado por el embajador, tendido en el suelo, bien vestido y con cartas que dejo a su alrededor, su herencia… (Alberto esta impactado) No se sienta culpable don Alberto por ser el líder de los congresistas.

Alberto: Balmaceda… se suicidó… (Impactado) ¿Culpable? Para nada igual en su derrota esto iba a suceder.

Ramón: ahora con este suceso se van a producir disturbios… saqueos… y por ello hay que impedirlo don Alberto

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