ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

EL AGUA, QUÉ COSA ES?


Enviado por   •  5 de Mayo de 2014  •  Prácticas o problemas  •  2.280 Palabras (10 Páginas)  •  216 Visitas

Página 1 de 10

EL AGUA, ¿QUÉ COSA ES?

El agua pura es un líquido inodoro e insípido. Tiene un matiz azul, que sólo puede detectarse en capas de gran profundidad. A la presión atmosférica (760 mm de mercurio), el punto de congelación del agua es de 0° C y su punto de ebullición de 100° C.

El agua alcanza su densidad máxima a una temperatura de 4° C y se expande al congelarse. Como muchos otros líquidos, el agua puede existir en estado sobreenfriado, es decir, que puede permanecer en estado líquido aunque su temperatura esté por debajo de su punto de congelación; se puede enfriar fácilmente a unos -25° C sin que se congele.

El agua es fuente de vida, toda la vida depende del agua. El agua constituye un 70% de nuestro peso corporal. Necesitamos agua para respirar, para lubricar los ojos, para desintoxicar nuestros cuerpos y mantener constante su temperatura.

Por eso, aunque un ser humano puede vivir por más de dos semanas sin comer, puede sobrevivir solamente tres o cuatro días sin tomar agua. Las plantas serían incapaces de producir su alimento y de crecer sin el agua.

El agua por si misma es incolora y no tiene olor ni gusto definido. Sin embargo, tiene unas cualidades especiales que la hacen muy importante, entre las que destacan el hecho de que sea un regulador de temperatura en los seres vivos y en toda la biósfera, por su alta capacidad calórica (su temperatura no cambia tan rápido como la de otros líquidos).

El agua existe en nuestro mundo en tres formas, sólido, líquido y gaseoso. Un elemento tan importante para la vida merece un nombre para cada presentación: el sólido es el "hielo"; el líquido es "agua", así, nada más; y el gas es "vapor", aunque las tres formas son químicamente la misma cosa.

DESARROLLO:

"Es por las propiedades del agua, en particular por su gran capacidad de disolver otras sustancias que es tan fácil maltratarla...hacerla inservible para la vida"

Esta es quizá la frase más representativa del libro El Agua, obra escrita por el físico mexicano Manuel Guerrero, y una de las tantas piedras preciosas que conforman el tesoro del saber escenificado por la colección Ciencia desde México, editada por el Fondo de Cultura Económica.

Después de leer las palabras de Manuel Guerrero, lo primero que se me vino a la mente fue guardar silencio, situación que no es común en mí, según los que me conocen.

Pero ¿qué hacer entonces después de cerrar un pequeño libro de 117 páginas, que es capaz de enseñarte que algo tan cotidiano, tan cercano a nosotros los seres vivos, sea tan universal, tan sublime, tan violento, pero sobre todo, que no le hemos dado la importancia que merece por esa cada vez más devaluada capacidad de asombro, que los humanos hemos perdido con el paso de nuestra propia historia?

El empaparse del contenido de El Agua resulta un acto realmente vital para todos aquellos que gustan del conocimiento más simple pero concreto. Si a usted le gusta impresionar a sus amigos, con argumentos tan simples como que el 71 por ciento de la superficie de nuestro planeta está conformada por agua, que los presocráticos la eligieron como un motivo de reflexión primaria en sus debates por ser estimada como generadora del espíritu y la materia, o que puede hervir mucho más rápido y a menor temperatura en la cumbre del Pico de Orizaba que en las Playas de Veracruz, entonces lo invito a que le eche un vistazo a esta lectura.

El libro, está divido en cuatro secciones o temas centrales en donde se realzan múltiples aspectos del vital líquido. Resulta más que acertado, y aquí resalta el valor de la expresión escrita en sí, el contexto que Manuel Guerrero maneja. Como en cualquier asunto, será primordial actualizarse y asegurarse de que el receptor va a comprender de lo que se está hablando, como en este texto, que antes que nada, propone varias respuestas hacia lo que es el agua.

Lo primero que recordé en el amanecer de esta lectura fue mi época de secundaria. Qué buenos tiempos aquellos en las aulas, escuchando y recibiendo información del maestro, quizá de los de biología y química, sobre que el agua es el "solvente universal", el compuesto más simple y que su propiedades se contemplan en ser "inolora-incolora, insabora".

Seguramente en aquel momento repetí esto como cualquier loro para aprobar el examen. Hasta ahí todo quedó como una simple anécdota; pero hoy te das cuenta que eso que algún día recibiste es parte de tu propia vida, y que además, alguien es capaz de capturarlo y contarte una historia, con ese compuesto llamado agua que está formado por dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno.

El texto es capaz de mantenerte atrapado por cuatro, quizá cinco horas, que son las necesarias para devorarlo. El inicio explica qué es el agua, sus usos, su propiedades químicas y físicas, su importancia para la vida (y claro que es importante, de ahí provenimos), y vale la pena rescatar la frase con la que el autor culmina esta sección; El mensaje de este capítulo es que el agua no es tan común y corriente como a veces parece.

Si usted no se conmueve, o como los que leen a menudo dicen, "si no lo atrapó el libro en esta parte", mejor corra hacia el control remoto de la televisión y no dude en buscar algún programa que llene ese vacío, porque seguramente el resto de la lectura, que por cierto es aún mejor, no logrará interesarlo en lo mínimo.

Y es que la siguiente etapa va más allá. Imaginemos por un momento esta escena: En un rincón soleado de la antigua Grecia, con el mar Mediterráneo de fondo, digamos en El Pireo, el puerto de la ciudad de Atenas, se encuentra Aristóteles meditando sobre este nuevo elemento para él. Recargado en la pared, sentado en el suelo de su habitación donde sólo penetran los rayos de luz, ahí, Aristóteles incluyó al agua entre los cuatro elementos básicos, junto con la tierra, el aire y el fuego... aunque hoy sabemos que es un compuesto.

Pues esa es la capacidad de esta obra, que nos transporta a otros tiempos y espacios en torno al agua, como en el capítulo que cita a H.H.V. Vernon, quien postuló en 1891 que las moléculas de agua se adherían unas a otras, confiriendo al líquido altas densidades; y ni qué decir del Poliagua, que se suponía, llegaba a tener hasta 40 por ciento más densidad que el agua convencional, postulada por un investigador ruso -de quien encontrará el nombre en el texto- que sin embargo, resultó ser sólo una mala interpretación.

Pero el relato del agua corre y sigue a lo largo de sus páginas; el asunto es que además de encajar perfectamente como el protagonista de la canción de Cri-crí, esa en donde una gota de agua vive sus aventuras, primero yéndose a una nube que le regala a una flor su presencia;

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (13 Kb)
Leer 9 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com