El Gran Gigante Bonachón

Biografía del autor del libro

Nació en Llandaf, un pueblecito del País de Gales, en el seno de una familia acomodada de origen noruego. A los siete años fue internado en un colegio inglés, donde sufrió el rígido sistema educativo británico que reflejaría luego en algunos de sus libros.

Terminado el Bachillerato, y en contra de las recomendaciones maternas para que cursara estudios universitarios, entró a trabajar en Shell, la compañía multinacional petrolífera, en África.

En ese continente fue donde le sorprendió la Segunda Guerra Mundial, en la que tomó parte. Se hizo piloto de aviación en la Royal Air Force; fue derribado en combate, y pasó seis meses hospitalizado. Después fue destinado a Londres, y en Washington empezó a escribir sus aventuras de guerra.

Su incursión en la literatura infantil estuvo motivada por los cuentos que narraba a sus cuatros hijos. En 1964 publica su primera obra, “Charlie y la fábrica de chocolate”. También escribió guiones para películas; concibió personajes famosos como los Gremlins, y algunas de sus obras han sido llevadas al cine.

Roald Dahl murió en Oxford a los 74 años de edad.

Entre sus principales obras están:

• Los gremlins.

• James y el melocotón gigante

• Charlie y la fábrica de chocolate.

• El dedo mágico.

• El Superzorro

• Charlie y el gran ascensor de cristal

• El enorme cocodrilo

• Los Cretinos

• La maravillosa medicina de Jorge

• El gran gigante bonachón

• Las Brujas

• La jirafa, el pelícano y el mono

• Matilda

• Agu Trot

• Los Minpins

• El vicario que hablaba al revés

Resumen del libro

CAPITULO 1: La hora mágica.

Sofía no podía dormir ya que un rayo de luna daba justo en su almohada, las demás niñas dormían y la casa estaba en absoluto silencio, ella pensó que podía ser la hora mágica, la hora en que todas las cosas misteriosas salían de su escondite y se adueñaban del mundo.

Sofía decidió cerrar mejor las cortinas, se puso sus lentes y se levantó de la cama sin meter ruido ya que castigaban a las niñas que se levantaban de la cama después que se apagaban las luces. Cuando llegó a la ventana metió su cabeza debajo de las cortinas para mirar afuera, las casas se veían distintas, parecían torcidas, inclinadas como la de los cuentos, cuando Sofía miraba calle abajo sintió un escalofrío, vio que alguien se acercaba por la otra acera, algo que era negro, alto y delgado.

CAPITULO 2: ¿Quién?

La persona que se acercaba no podía ser humana, ya que era muy alta, su cabeza llegaba a la altura de las ventanas de los últimos pisos de las casas y cada vez estaba más próximo, Sofía se dio cuenta que la figura se paraba delante de cada casa y miraba por la ventana superior, así a lo largo de toda la calle, cuando Sofía pudo verlo mejor se dio cuenta que era una especie de persona, quizás un gigante que llevaba una capa negra y que con una mano sostenía una trompeta larga y delgada y con la otra una maleta.

Cuando el gigante llegó a la ventana de la familia Goochey, sacó de la maleta algo que parecía un tarro, lo destapó y echó el contenido dentro de la trompeta, metió la trompeta por la ventana del dormitorio de Miguel y Juanita Goochey, los hijos del matrimonio, y sopló, Sofía se dio cuenta que no hubo ningún sonido pero que todo su contenido había sido enviado la dormitorio de los niños.

Después cuando el gigante se agachó, para recoger su maleta miró hacia el otro lado de la calle, Sofía pudo ver su cara que era larga, pálida y arrugada, con las orejas muy grandes y unos ojos muy brillantes que la miraban fijamente, Sofía muy asustada corrió a esconderse a la cama donde permaneció temblando de pies a cabeza.

CAPITULO 3: ¡Raptada!

Sofía esperaba muy asustada en su cama tapada completamente, cuando miró por entre la ropa se dio cuenta que el gigante miraba hacia su cama, un instante después la mano enorme del gigante tomo las mantas con Sofía envuelta en ellas y la sacó por la ventana.

El gigante echó a correr, Sofía pudo mirar por una pequeña abertura, vio que el gigante corría a grandes saltos por la calle principal, pasaron por campos y ríos, Sofía tuvo un terrible pensamiento creía que el gigante estaba muy hambriento y quería llegar rápidamente a su casa para comerla en el desayuno.

CAPITULO 4: La cueva.

El gigante corría a mucha velocidad tanta que a Sofía le lagrimeaban los ojos y le silbaban los oídos, incluso Sofía pensaba que el gigante iba volando. El viaje duró horas y horas, hasta que de pronto el gigante comenzó a correr en forma normal, cuando Sofía asomó la cabeza para mirar vio que el suelo era llano de color amarillo pálido, por todas partes habían rocas azuladas y árboles muertos.

El gigante se detuvo a los pies de una montaña azul, en la ladera de la montaña había una gran roca que el gigante movió quedando a la vista un inmenso agujero negro por donde el gigante entro sin necesidad de agacharse apenas estuvo dentro volvió a colocar la ronca en la entrada del refugio.

El gigante depositó a Sofía en el suelo quien estaba muy asustada ya que estaba completamente a oscuras y también pensaba que el gigante se la comería. De repente una luz brillante iluminó el lugar, Sofía observó que las paredes estaban con estantes llenos de botes de vidrio, también había una mesa de unos 3 metros de alto y un silla.

Cuando el gigante se quitó la capa la niña observó que llevaba puesta una camisa sin cuello, un chaleco de cuero sin botones, un pantalón verde descolorido, que le quedaba corto y un par de sandalias.

Sofía tiritaba en el suelo vestía solo su camisón y sus lentes metálicos, cuando el gigante se dio cuenta de su presencia dijo ¡Caramba! ¿Qué hemos traído?

CAPITULO 5. El GGB.

El gigante agarró a Sofía y la dejó sobre la mesa y ella dijo “Ahora me comerá” el gigante le dijo que estaba hambriento y le mostró una gran sonrisa, la niña le dijo que por favor no se la coma, el gigante lanzó una carcajada y le dijo que los gigantes comían pequeños guisantes humanos que incluso otro gigante llamado Ronchahuesos comía solo turcos porque sabían a pavo, otros guisante humanos sabían distinto algunos eran grasientos como los griegos, los panameños tenían sabor a sombrero, los de Gales a pescado, los de Jersey producen cosquilleo de lana en la lengua, los de Dinamarca a perro y los de Wellington a botas, Sofía le preguntó al gigante qué tipo de guisante

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