El Progreso Y La Muerte Del bárbaro, Resumen

El espíritu civilizado pertenece a los que dominan y dirigen a los bárbaros; aquellos de procedencia europea. Por otra parte, la barbarie es atribuida a los originarios de África y de tez oscura, característica que también incluye a algunos americanos. Estos seres son considerados inferiores, rebeldes, almas perdidas que requieren dirección. Por lo tanto, recae en los hombres civilizados el deber de ‘rescatarlos’. La idea de civilizar no estuvo limitada al colonialismo. Un ejemplo más reciente ocurre durante la Segunda Guerra Mundial, donde la fundación del nacionalismo europeo presentó la superioridad de la civilización como un ideal tan necesario, que se debía imponer ante la sociedad.

El proceso civilizatorio es impuesto en el siglo XIX a través de la noción del progreso. Desde el momento que distintos países pertenecientes a Latinoamérica proclamaron su independencia, el progreso pasa a primer plano, convirtiéndose en una necesidad latente para todos. Es así como todo lo considerado barbárico queda fuera del paisaje, pues debe ser sustituido por lo moderno y civil. De esta manera, América Latina adopta como estrategia la imitación de la gran potencia del momento: Estados Unidos. Este país representaba todo lo idóneo y digno de idolatrar y emular. Un cambio tan radical implicaba que muchas ideas que se tenían sobre la política y la cultura quedarían obsoletas, quedando un vacío ideológico que fue llenado por el positivismo. Este proponía una reconciliación del orden y progreso, opuesto a la oposición existente de ambos principios fundamentales. Así, fue modificando distintas áreas, enfrentado el aspecto social de manera que: “…los pobres debían venerar y respetar a los ricos”, en palabras de Miguel Macedo. Por otro lado surgen movimientos libertaristas que se oponen al positivismo, o lo modifican. En el siglo XIX Justo Sierra propone que el grupo social más apto para el progreso es el mestizo, en lugar del europeo burgués. Sin embargo, a este punto la democracia sigue siendo un estado restringido. En general, se creía que la capacidad de ejercer el sufragio se encontraba limitada a un porcentaje pequeño de la población, como escolares y políticos. Gracias a esto surge una necesidad de educar al pueblo antes de que pueda elegir, y por lo tanto establecer una democracia. Sin embargo, perduran aquellos que negaban la capacidad del pueblo americano, como Alberdi, quien creía que en la recolonización radicaba el éxito. Los salvajes serían civilizados para adaptarse a los líderes, eliminando la necesidad del gobierno de adaptarse a los ciudadanos. A finales del siglo XIX, que el salvaje debía desaparecer frente a la civilización y el progreso llegó a ser una idea común. A pesar de esto, continúan las apariciones de pensadores humanistas, quienes causan una revaloración del concepto de “bárbaro”. En cierta medida, la existencia e importancia conferida a las ideas de salvajismo

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