Ensayo crítico sobre el “Llano en llamas” de Juan Rulfo
Enviado por kary mendiola • 16 de Abril de 2018 • Ensayo • 1.567 Palabras (7 Páginas) • 802 Visitas
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Ensayo crítico sobre el “Llano en llamas” de Juan Rulfo.
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Juan Rulfo es uno de los mejores escritores mexicanos del siglo XX, publica su libro “El llano en llamas” cursiva puntuación En el año de 1953, donde representa la realidad mexicana de aquel tiempo, es una época en la que acaba de terminar la revolución y comienza una etapa de cambios, la transición del ser campesino a formar parte de una sociedad “moderna”.
El libro posee diecisiete cuentos que involucran situaciones de la vida cotidiana del campesino mexicano, abarcando temas de pobreza, miseria, violencia, la religión, su falta de educación que se ve reflejada en su ignorancia así como la desigualdad social que se vivía. Cada uno de estos cuentos es distinto, sin embargo el tema que tienen en común es que son historias de campesinos, con vidas solitarias y miserables luego del fracaso de la revolución.
El mexicano del cual hablan todos sus cuentos, es un campesino simple, sin educación, de baja autoestima, con miedo a represalias, que cree que en la vida que lleva está destinado a sufrir dentro de ese entorno, y se ve plasmado en cada uno de sus cuentos, donde todos parecen llevar aparentemente una vida tranquila, a pesar de que no sea la que ellos quisieran, no se quejan por creer que “así les tocó vivir”.
Juan Rulfo nos muestra un México real y no disfrazado como en otras historias, podemos apreciarlo claramente en cada uno de los cuentos que posee este libro.
“NOS HAN DADO LA TIERRA”: es un claro ejemplo de la imposición del gobierno ante el pueblo, ya que les dieron unas tierras que eran totalmente infértiles, secas, donde no habita ningún tipo de vegetación o animales, ellos mismos la describen como un desierto, “¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿Para qué sirve, eh?.... No, el llano no es cosa que sirva. No hay conejos ni pájaros, no hay nada….Se le resbalan a uno los ojos al no encontrar cosa que los detenga…”. También hace referencia a esa creencia mediocre del mexicano, la esperanza. Al andar caminando varias horas en el llano bajo los rayos del Sol, comienzan a oír el ladrar de los perros, la tierra comienza a hacerse buena y en ellos va alimentándose la falsa esperanza de que les espera algo mejor.
“LA CUESTA DE LAS COMADRES”: Es la imposición del miedo. Dos hermanos, los Torricos, son los encargados de hacer que los campesinos de la cuesta de las comadres abandonen sus hogares, ya que ellos se adueñaban de todo y a fin de cuentas tienen una muerte pronta a consecuencia de sus actos, uno de los hermanos fallece en Zapotlán y el otro a manos de su amigo.
“ES QUE SOMOS MUY POBRES”: Es un claro ejemplo del fatalismo, donde una familia compuesta de padre, madre, tres hijas y un hijo, creen que su destino es que siempre les vaya de mal en peor en lo que les acontece. Un punto llamativo en esta historia es una vaca llamada serpentina, es un regalo por parte de su padre para la hija menor (Tacha) y gracias a que el animal es arrastrado por el rio, le han predestinado que al perder su pequeño patrimonio no podrá casarse y por lo tanto llevara una vida igual que la de sus hermanas, ser una prostituta, donde el pequeño narrador dice: "La peligrosa es la que queda aquí, la Tacha, que va como palo de ocote crece y crece y que ya tiene unos comienzos de senos que prometen ser como los de sus hermanas: puntiagudos y altos y medio alborotados para llamar la atención".
“EL HOMBRE”, “DILES QUE NO ME MATEN”, “LA HERENCIA DE MATILDE ARCÁNGEL”, “ACUERDATE”: Venganza. Un hombre mata a todos los miembros de la familia Urquidi, menos a uno, que es el que lo persigue por matarlos. Aquel hombre quería vengar la muerte su hermano y pensando que el asesino se encontraba entre ellos los mato a todos.
Diles que no me maten. entrecomillado Justino Nava mata a su compadre (Guadalupe Terreros) y “vive” escondiéndose de todo aquel que quiera matarlo. Acaban por quitarle todo lo que él poseía y treinta y cinco años después cuando ya es un costal de huesos lo encuentra el hijo del que asesino, pero ahora este es un comandante. Su muerte es inevitable aunque Justino suplica por su vida diciéndole: "No merezco morir así, coronel. Déjame que, al menos, el Señor me perdone. ¡No me mates! ¡Diles que no me maten!", terminan embriagándolo para así fusilarlo.
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