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Guía Edad Media - Renacimiento


Enviado por   •  29 de Abril de 2015  •  796 Palabras (4 Páginas)  •  363 Visitas

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COLEGIO ACADEMIA TARAPACÁ

DEPTO. DE LENGUAJE

Profesor Daniela Contreras P.

GUÍA DE APRENDIZAJE PRÁCTICA

PERIÓDOS LITERARIOS EDAD MEDIA - RENACENTISMO

Nombre: Curso 3 MEDIO___ Fecha: ____

OBJETIVOS

- Verificar el reconocimiento de características propias de la época medieval y renacentista.

- Demostrar técnicas de compresión textual e inferencial en textos de intención literaria.

I. Lea atentamente los siguientes fragmentos y destaque aquellos pasajes que le permitan clasificar cada uno de los textos en: época medieval o época renacentista, según corresponda.

Texto 1

A mitad del camino de la vida,

en una selva oscura me encontraba

porque mi ruta había extraviado.

¡Cuán dura cosa es decir cuál era

esta salvaje selva, áspera y fuerte

que me vuelve el temor al pensamiento!

Es tan amarga casi cual la muerte;

mas por tratar del bien que allí encontré,

de otras cosas diré que me ocurrieron.

Yo no sé repetir cómo entré en ella

pues tan dormido me hallaba en el punto

que abandoné la senda verdadera.

Mas cuando hube llegado al pie de un monte,

allí donde aquel valle terminaba

que el corazón habíame aterrado, […]

CANTO III

POR MÍ SE VA HASTA LA CIUDAD DOLIENTE,

POR MÍ SE VA AL ETERNO SUFRIMIENTO,

POR MÍ SE VA A LA GENTE CONDENADA.

LA JUSTICIA MOVIÓ A MI ALTO ARQUITECTO.

HÍZOME LA DIVINA POTESTAD,

EL SABER SUMO Y EL AMOR PRIMERO.

ANTES DE MÍ NO FUE COSA CREADA SINO LO ETERNO Y DURO ETERNAMENTE.

DEJAD, LOS QUE AQUÍ ENTRÁIS, TODA ESPERANZA.

Estas palabras de color oscuro

vi escritas en lo alto de una puerta;

y yo: «Maestro, es grave su sentido.»

Y, cual persona cauta, él me repuso:

«Debes aquí dejar todo recelo;

debes dar muerte aquí a tu cobardía.

Hemos llegado al sitio que te he dicho

en que verás las gentes doloridas,

que perdieron el bien del intelecto.»

Luego tomó mi mano con la suya

con gesto alegre, que me confortó,

y en las cosas secretas me introdujo.

Allí suspiros, llantos y altos ayes

resonaban al aiire sin estrellas,

y yo me eché a llorar al escucharlo.

Diversas lenguas, hórridas blasfemias,

palabras de dolor, acentos de ira,

roncos gritos al son de manotazos,

un tumulto formaban, el cual gira

siempre en el aiire eternamente oscuro,

como arena al soplar el torbellino.

Con el terror ciñendo mi cabeza

dije: «Maestro, qué es lo que yo escucho,

y quién son éstos que el dolor abate?»

Y él me repuso: «Esta mísera suerte

tienen las tristes almas de esas gentes

que vivieron sin gloria y sin infamia.

Están mezcladas con el coro infame

de ángeles

...

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