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La ciudad prostituta en la poesía de Carmen Berenguer


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2022  •  Ensayos  •  4.001 Palabras (17 Páginas)  •  49 Visitas

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LA CIUDAD PROSTITUTA EN CARMEN BERENGUER

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Introducción

El presente trabajo tiene como objetivo analizar un poema de Carmen Berenguer, quien ha sido una de las grandes exponentes chilenas en la escena literaria del país, integrándose en el periodo de neovanguardia que se desarrolló entre movimientos sociales, criticas políticas y una recurrente violencia, la cual fue escalando desde el 11 de septiembre de 1973, momento en que las “libertades” del país se prohibieron, se volvió todo más hostil que nunca, generando censura y prohibición de bastantes temáticas que eran consideradas como “peligrosas” para los y las chilenos y chilenas.  

Sin embargo, en este trabajo estudiaremos como Carmen Berenguer, que, a pesar de ser censurada y perseguida, pudo crear poesía en la que se trataban temáticas urbanas, como la ciudad que violenta a un grupo de personas específicas, volviéndose caótica y agresiva en todo momento y lugar, ya no hay confianza en nadie, ya no se ve un lugar de encuentro o un paisaje soñado, ahora es algo enfermo que ha cambiado simbólicamente por todo el caos y desencuentro que se ha generado en la comunidad, la que se pierde poco a poco por la separación y desaparición de familia, amigos, compañeros, etc.

Teniendo en cuenta esto, el poema elegido en este trabajo se llama Santiago Tango, el cual es parte del poemario Huellas de Siglo publicado en 1986, la elección de este poema se da por el querer analizar estas temáticas de una manera diferente, pues si bien es importante verlo como resistencia política o una crítica al neoliberalismo, hay algo más allá que se observa, y por eso se analizará desde una perspectiva femenina, particularmente feminista, generando una analogía entre ciudad y mujer, mejor dicho una prostituta, no solo porque abundan en la calle, sino que la ciudad se ha visto despojada de su dignidad por venderse al sistema, dejando todo sin recibir nada.

Por lo tanto, a continuación, se presenta el contexto en que la autora se desenvolvió, las generaciones a las que ha pertenecido y como ha mostrado el andar por la ciudad, desde una perspectiva crítica y de resistencia. Luego, se observará un análisis del poema ya dicho con sus elementos formales, temáticas presentes, recursos expresivos y detalles que considero relevantes en el tema. Se finalizará con una breve conclusión, un comentario de cierre y la bibliografía utilizada en todo el trabajo.

Contexto

La “generación dispersa”, emergente o de la diáspora, fue un movimiento que se instaló entre la época de los 60’ y 70’, siendo el antecedente principal el encuentro internacional de literatura en la Universidad de Concepción, convocado por el escritor Gonzalo Rojas, donde se reunieron escritores de antiguos y nuevos, lo que ayudó a que en otras partes del país surgieran nuevas ideas literarias, esto lo expone Soledad Bianchi en su texto La memoria: modelo para armar (1995), el cual profundiza estas características:

“No resulta extraño que sea en torno a las instituciones universitarias que hacia 1960 comiencen a expresarse poetas que en su inmensa mayoría realizan estudios superiores, cambio cultural que se había comenzado a percibir en la llamada “generación del 50”. Algunos crean colectivos ligados a estos establecimientos educacionales, otros se agrupan sin establecer lazos institucionales y, por supuesto, hay poetas que optan por una total o relativa independencia grupal.” (p. 238)

En este contexto, se crearon revistas como una forma de expresar un espíritu colectivo, una suerte de proyecto cultural, poético y universitario, que se desarrollo varias regiones del país: en Santiago se formó el grupo “No” con Cecilia Vicuña, Claudio Bertoni; en Arica se estableció la revista “Tebaida” con óscar Hahn, la “Arúspice” en Concepción conformada por Floridor Pérez, Gonzalo Millán, la “Amereida” en Valparaíso con Godofredo Tommi y la revista “Trilce” de Valdivia que se componía de Federico Schopf, Omar Lara, entre otros. Además de tener en común ideas sobre literatura, compartieron la sensibilidad del mundo urbano en conexión con el desarraigo, con sentirse un extraño en la urbe, una nostalgia constante por estar en un lugar al que ya no se pertenece, lo que fue demostrado en varias formas artísticas que se publicaron en esas revistas y se expandieron a lo largo del país.

Sin embargo, todo esto se pausó en 1973 con la llegada del golpe militar que removió a todo Chile, siendo un momento confuso en que la censura fue parte del día a día, la gente ya no podía hacer o decir nada sin el miedo de que alguien los delatara, el terror no dejaba realizar ninguna actividad fuera de lo establecido, la quema de libros y prohibición de la literatura marcó a toda la comunidad escritora de Chile, trabajando de forma individual, hasta que, como expone Macías (1990) en Una breve aproximación a 16 años de poesía chilena, poco a poco los creadores se fueron reagrupando en círculos pequeños de confianza, cuidadosamente se reunían en sus hogares, luego se juntaban en bares o cafés, pero siempre con el temor del soplonaje.

 Por esta razón, siguiendo las ideas de Macías (1990), la poesía tenía un motivo testimonial, aunque era clandestina, resultó ser un escape, una descarga emocional de ira, llanto e impotencia ante todo lo que se veía, por tanto, la poesía ya no tenía un fin estético, era una motivación política la que se plasmaba en el papel, tanto de los poetas que fueron exiliados y llevados a un país extraño, como los que se quedaron en el interior, teniendo gran perseverancia y conciencia social, pero a la vez estaban hundidos, sin poder publicar, con sus derechos humanos pisoteados constantemente.

Los años siguientes, es decir, la década del 80’ y 90’, la poética chilena se sumergió en un nuevo tipo de escritura, llamada la neovanguardia, un movimiento que tomó impulso por la generación N.N o de los huérfanos, quienes existieron en un contexto difícil para el país y para el arte de ese entonces, pues muchos referentes anteriores fueron exiliados o autoexiliados por la dictadura y los que quedaron en el país fueron totalmente censurados, por lo que era un tiempo de represión y exterminio, donde la libertad de expresión era nula, y que se evidencia en las nuevas generaciones, como se observa en Macías (1990) cuando cita a José-Christian Páez de su artículo La novísima poesía chilena del 80 (generación dispersa o de la “diáspora”):

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