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MITO PRECOLOMBINO Y GRECOLATINO


Enviado por   •  23 de Marzo de 2013  •  463 Palabras (2 Páginas)  •  792 Visitas

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Orfeo y Eurídice

Orfeo estaba desposado con la Ninfa Eurídice, de la que estaba profundamente enamorado.

Un día que ella estaba paseando por la orilla de un río, se encontró con el pastor Aristeo. Cautivado por su belleza, Aristeo se enamoró de ella y la persiguió por el campo.

Eurídice trató de escapar, pero mientras corría tropezó con una serpiente, que la mordió con su letal veneno. Abatido por su pérdida, Orfeo decidió viajar a los infiernos (de los que ningún mortal habría retornado jamás), para lograr que le fuera devuelta su esposa.

A Perséfone (Proserpina), reina del mundo subterráneo, le conmovió tanto su pena, que accedió a su petición a cambio de que no mirarse a Eurídice en el camino de vuelta a la luz. Pero a medida que se acercaba el final de su viaje, Orfeo, no pudo evitar mirar hacia atrás para comprobar que su amada seguía junto a él. Al mirar se desvaneció ante sus ojos y la perdió para siempre. Orfeo nunca se recuperó y vivió con ese sufrimiento el resto de sus días.

BOCHICA, EL MAESTRO DE LOS MUISCAS

Fue entonces cuando apareció Bochica, por el oriente. Era un anciano venerable de largas barbas blancas, piel blanca y ojos azules, vestido con una manta grande, que lo cubría casi hasta los pies. Venía acompañado por una mujer más joven y también blanca.

Desde el primer momento Bochica simpatizó con los indios y comenzó a enseñarles sus principales virtudes: no matar, no robar, no mentir y ayudarse los unos a los otros. Después comenzó a enseñarles sus principales actividades: a construir sus casas, a sembrar la tierra, a fabricar las ollas de barro, a tejer las mantas de algodón y otras cosas, todas provechosas. Bochica quería mucho a los indios y estos lo querían a él. En cambio, la mujer de Bochica nunca quiso a los indios y siempre procuró hacerles mal.

Una vez aprovechando la ausencia de Bochica, inundo la sabana, daño con ello las casas y las cementeras de los indios y puso a estos en situación desesperada, hasta cuando regresó el anciano, a quien los indios dieron la queja de lo ocurrido.

Tan indignado se sintió Bochica contra su mujer, que le castigo convirtiéndola en lechuza. Enseguida se dirigió a los cerros que rodean la sabana y con una varita de oro, que siempre usaba, tocó las rocas, las cuales se partieron para dar paso a las aves. Así se formó el salto del Tequendama.

Pero no todos los indios se portaron bien con Bochica ni le agradecieron debidamente los grandes beneficios que de él habían recibido, por lo que el anciano maestro se sintió indignado con ellos. Así que, en la primera oportunidad desapareció por el arco iris, en el cual se ve cuando una persona lo mira desde el salto del Tequendama.

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