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Novela Tio Wenceslao


Enviado por   •  11 de Marzo de 2015  •  15.999 Palabras (64 Páginas)  •  182 Visitas

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"EL INSUPERABLE TÍO WENCESLAO"

Javier Rey de Sola

Capítulo 1

Mamá dijo:

-Mañana viene vuestro tío.

- ¿El tío Wenceslao? -preguntó Carlitos.

Corría el verano. Nos habían anunciado su llegada días antes.

-Sí -respondió mamá-. Portaros bien y no le mareéis.

Nos pusimos muy contentos y salimos a la calle. Carlitos y yo nos llevamos cuatro años. Él tiene cinco.

-Le han tenido que soltar -dije-. O se ha escapado.

La última vez que vimos al tío Wenceslao fue en las fiestas de su pueblo, que era también el de mamá, en que tuvo un tropiezo que no nos explicaron y le hicieron pasar la noche en el cuartelillo. Papá dijo entonces que eso era el inicio de una vida delictiva. Carlitos abrió los ojos como platos.

-Habrá hecho un túnel -dije.- o se habrá fugado por las cloacas de la cárcel. A veces los guardianes no saben que están las cloacas porque llevan mucho tiempo fuera de servicio, antes de que a ellos les destinaran a la prisión. Pero los presos siempre las encuentran. No tienen otra cosa que hacer que descubrir la manera de escapar. Aunque puede que lo hayan soltado por buen comportamiento.

-¡Seguro que se ha escapado por las cloacas! –afirmó Carlitos.

En la plaza, la fuga del tío Wenceslao por las cloacas corrió como la pólvora.

-Eres idiota -le reproché a Carlitos-. Teníamos que mantenerlo en secreto. Seguro que la policía le persigue.

Carlitos se echó a llorar. Quiso decirles a todos que se lo había inventado.

-Si lo desmientes ahora, pensarán que es verdad.

Carlitos me miró desconsolado.

-Ya inventaremos algo -dije-. La seguridad y la vida del tío Wenceslao están en juego.

Y nos fuimos a comer porque la mañana se nos había pasado volando.

En la mesa, mamá le dio la noticia a papá.

-¿Mañana? -papá enarcó una ceja.

-¿Has hablado con el almacén? -preguntó mamá a su vez.

Papá iba a emplear al tío Wenceslao en el almacén de un amigo suyo, Mamá había insistido en esto, Según ella, en el pueblo no había ninguna perspectiva. El tío de momento viviría con nosotros.

-Espero que no me haga quedar mal -dijo papá.

-No es tan malo como crees, Jorge -dijo mamá-. Sólo necesita un poco de atención.

-¿Le persigue la policía? -preguntó Carlitos.

Papá rio.

-Su fama le precede –dijo.

Le di a Carlitos una patada por debajo de la mesa.

Posteriormente, le dije:

-Como sigas metiendo la pata, volverán a detener al tío y le condenarán a cadena perpetua.

-¿Qué es cadena perpetua? -me preguntó.

-Es cuando a uno le meten en la cárcel para siempre.

-Pues que se vuelva a escapar -solucionó Carlitos.

A él le parecía muy sencillo.

-El problema es que el tío sería reincidente -señalé.

-¿Y qué es eso?

Le expliqué que reincidente es aquel que vuelve a cometer un delito.

-Y escaparse de la cárcel es un delito. Y como ya estás dentro por uno, sumas dos delitos. Y entonces eres reincidente.

A Carlitos le pareció tremendamente injusto que la fuga de prisión fuese considerada delito.

-Y al ser reincidente -concluí-, te vigilan más. Te tienen todo el rato atado y te vigilan por una mirilla.

Carlitos se quedó muy preocupado.

-Lo mejor será que vaya disfrazado -resolvió.

-No es mala idea.

-Y que ande por sitios oscuros.

Meneé la cabeza.

-Así se puede hacer sospechoso.

-Pero si no le ven la cara...

-Los ladrones caminan por la oscuridad. La policía lo sabe y por eso les coge.

-¿El tío Wenceslao es un ladrón?

-No.

-Pues ¿qué es?

Medité.

-Es un estafador. Hay que ser muy inteligente para ser estafador. Son los más inteligentes de las cárceles. Más que los ladrones y que los asesinos. Y que los que asaltan trenes. Asesino puede ser cualquiera. Y ladrón. En cambio, estafador...

-Si son tan inteligentes, ¿por qué los cogen?

Reflexioné.

-No los cogen tan fácilmente. Después de cada estafa se van tan ricamente con lo que han estafado. Cuando la policía les agarra es porque ellos quieren.

-¿Y por qué quieren ir a la cárcel?

-Para disimular. Dejan que la policía piense que ha sido más lista que ellos y, mientras, planean algo gordo.

-¿Y no lo pueden planear en su casa?

-Es peor. Tendrían que preocuparse de que no los detuvieran. En la cárcel están más tranquilos. Y cuando el plan está listo, se dan a la fuga. Como el tío Wenceslao.

Carlitos no perdía palabra.

-¿Ha planeado el tío algo gordo?

-Ya lo creo. Por lo menos una estafa mundial. Y ha llegado el momento de ponerla en práctica.

La cara de Carlitos se iluminó.

-¡Por eso ha huido por las cloacas!

A Carlitos le faltó tiempo para contar lo de la estafa mundial que había planeado en la cárcel el tío Wenceslao, y que si le detenían ahora le iban a encerrar para siempre por reincidente, porque escaparse de la cárcel era un delito, y le tendrían atado, alimentándose sólo a pan y agua y constantemente vigilado por una mirilla. Pero -soltó una risa hueca- no conocían al tío Wenceslao ni sabían de lo que era capaz.

Media plaza escuchó lo que dijo Carlitos.

Capítulo 2

La elaboración de los carnets fue idea suya.

Escribimos en un trozo de papel "Colaborador Secreto del tío Wenceslao", y de momento reclutamos a tres miembros. Eran de mi edad y se llamaban Jaimito, Josué y Asdrúbal. Hicieron un solemne juramento, comprometiéndose a morir entre grandes suplicios si se iban de la lengua.

-Si alguno cae en manos de la policía -les instruí, debe comerse el carnet.

-¿Entero? -preguntó Asdrúbal, que era gordo.

-¿Nunca has comido papel?

-Prefiero comida -se sinceró-. Cualquier clase de comida.

-Yo sí he comido papel -dijo Jaimito, que era más bien menudo y llevaba unas gafas tan sucias que parecía mentira que viera a través de sus cristales-. Y una vez me tragué un chicle.

-¿Porque quisiste o sin darte cuenta? -Le preguntó Carlitos.

-No me acuerdo.

-¿Te pasó algo? -se interesó Josué, el más alto de todos.

-Nada. O puede que estuviera a punto de morirme, pero me salvé.

Quedó resuelto lo de tragarnos el carnet si éramos detenidos.

-¿Y si nos lo descubren en casa? -volvió a preguntar Asdrúbal.

-Si sigues poniendo pegas -le amenacé-, es que no vas a valer.

Nadie insistió. Entonces hablamos de las funciones que nos corresponderían.

-Si vemos algo raro -dijo Carlitos-,

...

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